10. So Min está enamorada de mí

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Estoy de pie frente al espejo de cuerpo completo que tengo en una esquina de mi habitación. Acomodo por enésima vez mi toga azul y negra (los colores de la universidad) y la aliso con las manos. He pasado toda la mañana alistándome; es posible que no vuelva a vivir un evento tan importante como mi graduación de la universidad, por lo que tengo que esmerarme en lucir perfecta.

—So Min, ¿ya estás lista? —pregunta So Ah, después de tocar la puerta cerrada.

—Sí, en un momento salgo —respondo. Me miro por última vez en el espejo y, con una sonrisa, me digo a mí misma—: Es hora.

Salgo de mi habitación, con mi birrete en mano y me dirijo hacia las escaleras. Cuando desciendo, lo hago con lentitud, como si cualquier movimiento brusco fuera a arruinar mi apariencia.

—¡Hija, te ves maravillosa! —exclama mi madre cuando entro en la sala de estar.

Le regalo una sonrisa de agradecimiento y me acerco a abrazarla.

—Una hija más que se gradúa, ¡qué orgullo! —comenta mi padre a su lado.

—Gracias, papá —digo y le abrazo.

—Bien, antes de irnos, debemos fotografiarte —anuncia So Ah—. Ponte tu birrete, So Min, y modela como la futura MC más famosa de Corea.

Niego ante su ocurrencia, pero le obedezco entre risas. Después de mi participación en Inkigayo, mi hermana no ha parado de hacer bromas y comentarios al respecto.

So Ah sostiene la cámara fotográfica entre sus manos y me coloco frente a ella. Hago algunas poses bobas y después me fotografía con mis padres y pide que nos tomemos una foto toda la familia completa.

—Pero, ¿dónde está Min Hyuk? —cuestiona mi padre, mirando a todos lados.

—¡Min Hyuk! —grita So Ah a todo pulmón.

Esperamos unos minutos, hasta que lo oímos descender con rapidez. Se hace presente en la sala, pero está en una llamada telefónica.

—No importa lo que haya dicho, tienes que intervenir. Me tengo que ir, pero nos vemos en un rato —dice al teléfono y cuelga.

—¿Con quién hablabas? —le pregunta nuestra madre cuando él se coloca a su lado.

—Oh... con un amigo, no sabe qué hacer con una situación —explica con simpleza.

Nos encogemos de hombros y dejamos pasar lo anterior. Tomamos una infinidad de fotos más, hasta que ya es hora de irnos.

Mis padres salen primero, seguidos por Min Hyuk. En el recibidor, termino de ponerme mis zapatos de tacón, cuando So Ah se acerca a mí y me extiende la caja roja que contiene la sortija de compromiso.

—Sé que dijiste que tú lidiarías con él —comenta—, pero ten por seguro que estaré lista para llamar a la policía si intenta algo que tú no quieres. O, en el peor de los casos, estaré dispuesta a arañarle esa bonita cara de chaebol mimado.

—No será necesario, pero de todas formas gracias, unnie.

Le sonrío débilmente y ella no duda en abrazarme.

—Eres fuerte, Kang So Min, te librarás de esta situación —susurra junto a mi oreja.

Cuando nos separamos, pone la cajita en mi mano y yo la guardo en el bolsillo de mi toga, lista para regresársela a su dueño.

Mentiría si dijera que no dediqué largas horas a pensar en la propuesta de Tae Joon. En las semanas previas, estuve demasiado ocupada con mis últimos pendientes escolares, pero eso no evitó que Tae Joon y la sortija se colaran en mis pensamientos.

EL CHICO QUE AMO, BAEKHYUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora