Salió en silencio, buscando la oscuridad que nunca le hizo daño, partió con la sola idea de marcar su firma “los extraño chicos”… y en medio de la oración una bruma de recuerdos la invadieron como una densa niebla, sin previo aviso, una aullante melodía, familiar pero estridente, que hizo doler su cabeza hasta el más profundo de los huesos,… hasta que finalmente no pudo más, y tan pronto como pudo abrir los ojos, lágrimas empezaron a brotar de ellos casi tan fuertes como los gritos de su garganta…
- Estoy cansada! Me duele! Cierra la maldita boca y sal de mi vista!
Las luces empezaron a encenderse como si el ruido tuviera cuerpo, manos, dedos…
La fuerza de su voz hacía resonar el aire y creaba un torbellino de magnetismo triste pero especial,… hasta que hizo llorar al cielo con ella, al unísono, casi en perfecta concordancia…
Habiendo ya demasiada luz a su alrededor, sin los viejos amigos y sin opciones soltó el pincel y echo a correr, dejo la ropa con sus pisadas y volvió a casa.
- Hola… Bien… Buenas noches.