Introducción.

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En el Imperio Persa- uno de los cuatro más grandes que han existido en la Antigüedad- reinó un poderoso monarca de la dinastía de los sasanidas. Según refieren las crónicas de la época murió después de haber extendido sus dominios más allá del Ganges, en la India, y hasta las fronteras de China. Hombre lleno de gloria y poderío,amado por sus vasallos y temido por sus enemigos, llegó a ser el monarca más admirado de su época, tanto por su valor como por su sabiduría.

El mayor de sus dos únicos hijos, Chabriar, accedió al trono. Pero como amaba inexorablemente a su hermano menor compartió con él, en demostración de afecto, la herencia de su padre: lo nombró rey dela Gran Tartaria. Así, Chazenan tomó posesión de su reino y se estableció en Samarcanda.

El amor de Chabriar por su hermano Chazenan se avivo con la distancia y el tiempo que los había separado hasta que un día Chabriar sintió grandes deseos de volver a verlo. Con tal objeto le envió una solemne embajada rogándole que viniese.

El rey de la Gran Tartaria se apresto rápidamente a satisfacer los deseos de su hermano: dispuso ordenes para el gobierno del reino durante su ausencia, reunió los mas exquisitos presentes para agasajarlo y estableció un campamento fuera de la ciudad con el fin de emprender su viaje al día siguiente. Sin embargo, en mitad de la noche sintió un profundo deseo de abrazar, antes de la partida, a su amada esposa. Regocijándose del placer doble que iría a proporcionarle sorprendiéndola con su visita. Se retiro a hurtadillas del campamento y sigilosamente se introdujo, como un amante secreto,en los aposento de su esposa. Pensaba encontrarla llorando sin consuelo por la prolongada ausencia que se le avecinaba. Pero difícil resulta describir su sorpresa al ver a su amada acompañada por un esclavo negro, con quien charlaba animosamente.

Semejante descubrimiento lo dejo, por unos instantes, inmóvil de estupor.Inmediatamente, arrebatado por la ira, se arrojo sobre esos traidores y les quito la vida. Sin comunicar a nadie lo sucedido, regreso rápidamente al campamento.

La infidelidad de su esposa dejo al rey sumido en tan hondo pesar que ni siquiera los honores y los obsequios de todo genero, ni la gran pompa con que fue recibido por su hermano, pudieron distraerlo de su melancolía. El sultán percibió el velo de tristeza que cubría el rostro de Chazenan, y sin hacerle preguntas, organizo toda clase de entretenimientos con la intención de devolver a su hermano un poco de alegría. Pero sus intentos fueron inútiles.

Cierto día, el rey se negó- con el pretexto de que se sentía descompuesto- a participar de una cacería que su hermano el sultán dispuso en su honor. Embargado por una profunda pena, prefirió entregarse a la soledad de las reflexiones que le sugería su desgracia.

Mientras meditaba, asomado a una ventana del palacio que habitaba, le asombro ver a la esposa de su hermano saliendo al jardín por una puerta secreta, en actitud sospechosa, seguida de otras mujeres. Llevado por la curiosidad se oculto para observar lo que hacían y no necesito ver demasiado para convencerse de que su hermano padecía de la misma desgracia, o mayor, de la que el mismo había sido victima.

Las pocas escenas que soporto presenciar bastaron para cambiar el rumbo de sus pensamientos y su estado de animo. Cuando el sultán Chabriar volvió de la cacería encontró a su hermano tan alegre y risueño que le resulto misterioso ese cambio tan repentino. Inquieto por la variación de emociones, se manifestó deseoso de saber la causa que le había producido uno y otro estado.

El rey de la Gran Tartaria resistió cuanto le fue posible satisfacer la curiosidad de su hermano el sultán. Pero los insistentes y cariñosos ruegos de este le obligaron a ceder. Con repugnancia confeso todo lo sucedido en Samarcanda, la noche de su partida.

El sultán aprobó: "No es extraño que tu gran pesar tuviese una causa legitima. Alabado sea Dios, que te ha enviado consuelo, ¿Por qué no comunicárselo a tu hermano?"

A Chazenan le resulto mucho mas arduo y delicado satisfacer la curiosidad del sultán. Se resistió a complacerlo diciéndole que temía que su confidencia le causara mayor pena que la que él había experimentado. Esta negativa no hizo mas que aumentar la curiosidad del sultán, de modo que el rey de la Gran Tartaria se vio obligado acceder. Eligió, sin demasiado cuidado, las palabras para describirle las escenas que había presenciado entre las mujeres durante su ausencia. Puso mas esmero en transmitirle a su hermano las reflexiones sobre su propia experiencia que en calmar la irritación que le causo la conducta de la sultana. Le aconsejo que se consolara como él mismo se había consolado, y le alerto sobre la ligereza y liviandad que considero inherente al sexo débil.

A pesar del amor que profesaba a su hermano, Chabriar no dio demasiado crédito a las palabras de Chazenan y quiso comprobar si era verdad.Abrigaba la secreta esperanza de que su hermano le hubiese mentido, ose hubiera confundido, resentido por el dolor. Planeo, para tales propósitos, una nueva cacería en la que partieron los dos príncipes ostensiblemente con toda la corte. Al llegar la noche, se escabulleron subrepticiamente y regresaron disfrazados al palacio. Al amanecer, el sultán Chabriar noto que su hermano no lo había engañado. La sultana y sus mujeres repitieron las mismas escenas indescriptibles que el rey de la Gran Tartaria le había relatado.

La infidelidad y el comportamiento amoroso de la sultana agriaron de tal manera el animo del sultán, que decidió vengarse de ella y de todas las mujeres, de una forma jamas vista hasta entonces.

Comenzó ordenando que le cortaran la cabeza a la sultana infiel, ante su presencia, y mientras ella dormía mando a matar a todas las otras mujeres de su séquito. Luego juro por las barbas del Profeta que ninguna de sus próximas mujeres le seria infiel. Adopto para eso el medio mas seguro y eficaz, propio de las costumbres del serrallo y dela barbarie de aquellos tiempos.

Resolvió desposarse cada día con una mujer distinta, a la que haría matar luego de la noche de bodas. La ejecución de este proceder inhumano y sanguinario fue confiado al gran visir.

Este pobre hombre, ademas de buen musulmán y vasallo obediente, cumplía cada mañana con la orden sanguinaria de su despótico dueño, sin atreverse a hacer el mínimo comentario. Las desgraciadas jóvenes que tenían el honor de ser sultanas por una noche perdían por ello su vida a la mañana siguiente.

Muy pronto corrió la noticia de este proceder bárbaro en la ciudad y en el imperio. La consternación fue general: ninguna familia podía estar segura de la vida de sus doncellas y ellas temblaban aterrorizadas,esperando la orden caprichosa del sultán para entregar a la elegida.

El gran visir, para su desgracia, tenia dos hijas hermosísimas, las mas bellas y codiciadas del lugar. Scherezada, la mayor, ademas de su hermosura, contaba con una inteligencia e instrucción nada comunes para aquellos tiempos: dotada de una memoria prodigiosa, un corazón noble, y animada de los mas generosos sentimientos, poseía ademas el don de la narración.

Al ver la desesperación general que causaba el inhumano proceder del sultán, tomo la resolución heroica de valerse de recursos de toda clase para salvar la vida de sus congéneres. Concibió el arriesgado proyecto de cambiar el animo del sultán, excitando la curiosidad de aquel por medio de historias y cuentos de los que sabia era muy aficionado.

Decidida a llevar adelante su plan, comunico la resolución a su padre, el gran visir: "Quiero poner fin a la aflicción general y los temores de todas las doncellas. Cambiare el animo del sultán".

Aunque el padre de Scherezada confiaba en la inteligencia de su hija,manifestó escepticismo frente a sus propósitos, respondiendo le que su proyecto era muy laudable, pero que el mal no tenia remedio. El gran visir quedo estupefacto y presa del horror cuando su hija le explico que su método consistía, justamente, en casarse con el sultán.

Inútiles y vanos resultaron los esfuerzos del visir para persuadir a su hija de semejante proyecto: Scherezada se mantuvo firme en su deseo afirmando: --Si logro mi objetivo, habré hecho un gran servicio a la humanidad y a mi patria.

-No lo conseguirás, infeliz! Te va a suceder lo del borrico.

La heroica joven le pregunto qué le había sucedido. Y el gran visir procedió al relato de una fabula con el firme propósito de asustarla.

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Hola!!! Subiré el próximo capitulo el jueves sin falta y un consejo, busquen un diccionario je je

Sayounara!!!

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