Uno

11 2 0
                                    

Estar enamorada de tu maestro es típico, ¿no? Los demás dicen que no es estar enamorada, pero entonces, ¿qué es?

Hayden Clark . Maestro de lengua, último año.

Jamás consideré necesario lengua, pero al ver semejante maestro que nos asignaron, cambié de parecer.

Jamás fué un problema lengua para mi, mis abuelos y los abuelos de mis abuelos, al parecer, eran latinos, o eso lo indica mi apellido, aún así, ser neoyorquina de nacimiento me daba la excusa de fingir demencia con el idioma.

-Gutierréz.

-Presente.

Hicimos contacto visual por una fracción de minuto.

-Hawk.

-Presente.

Y así, al pronunciar cada apellido, miraba a los estudiantes.

-Chicos son los últimos de mi día, comprenderán que es cansado repetir lo mismo cinco veces en el día así que, anoten lo siguiente...

La clase, como todas a última hora, desesperante, incluso el atractivo maestro Clark no podía deshacer ese hecho, con aquellos ojos verdes y pestañas rubias, esa barba de poco crecimiento...

-Señorita Gutierrez, quisiera verla en mi oficina, maestro Clark, ¿me la permite?

-Por supuesto.

La mirada de mis compañeros me incomodaron, pero me puse de pie..

-Puedes traer tus cosas también.

El comentario solo hizo que aquellos que no habían volteado, lo hicieran, y no solo eso, el maestro Clark también, hubiera querido tomarme un poco de mi tiempo en guardar mis cosas, la orientadora me esperaría, pero no soportaba las miradas y murmuros del por qué se me estaría llamando. 

En la oficina, ambas tomamos asiento y entrelazó sus manos por encima de su escritorio.

-Susan.

Entrelazo también mis manos sobre mi regazo y junto las piernas.

-Recibimos una llamada hace unas horas, por los próximos días no creo que sea posible que te quedes en tu casa, ¿tienes algún familiar con el cuál quedarte?

-Me gustaría que me explicara la razón...

-Ya estará en las noticias para esta hora- murmuró viendo el celular que estaba frente a ella- tus padres han sido asesinados. Tu casa está bombardeada por policías, forenses, y reporteros, televisoras...- Y dejé de escuchar, ¿asesinados? ¿en casa? ¿pero qué....? -Nos preocupa tu salud emocional y quisiéramos que te encuentres lo mejor que se puede...en esta situación- trató de buscar mis manos que sin darme cuenta habían llegado al escritorio

-¿Cómo puedo estar bien en esta situación? ¿Mi salud emocional? ¿Ha recibido usted una noticia así? ¿Qué se supone que deba sentir? Estoy... -no logro ordenar mi cabeza, quisiera ir a mi casa. Sé que no me mentiría con una noticia así, pero aún así resulta difícil de creer... Me puse de pie con tanta rapidez que golpeé mi muslo con el escritorio, dolió por una fracción de segundo, seguro dejará morete.

-Susan.

La miré y a mi cuerpo corrió un calosfrío.

-Tienes razón, no he recibido una noticia así, y tampoco la he dado antes, te pido me disculpes por la forma en la que te la dije, pero necesito que...

-Disculpe...

Me fui, necesitaba aire, cerré la puerta, di algunos pasos y al dar vuelta caí, aún si quisiera no podía llegar a casa, ni siquiera lograba ponerme de pie. Alguien se detuvo y me dijo algo que no logré comprender, se hincó y me miró con detenimiento, lo miraba pero a la vez miraba a la nada, era Chris, me sostuvo de los hombros.

Bajo Tu SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora