Seriedad y Carcajadas

115 21 5
                                    

Cuando llegué a mi casa después de haber pasado toda la tarde con Patrick, todo parecía que estaba saliendo bien.  Al cerrar la puerta de mi habitación me apoyo en ella y un suspiro se me escapa.

Dios, qué voy a hacer conmigo?

No podía para de pensar en él.
En sus maravillosos ojos, en su perfecto pelo, en...

Antes de que pudiera seguir, un mensaje interrumpió mis absurdos pensamientos.

Sin embargo al notar que el mensaje era de Patrick, mi cerebro provocó que una una estúpida sonrisa se formara en mi boca.

Patrick: Hola hermosa, estás pensando en mi? Porque yo no paro de pensar en ti.

Por dios, cuánto lo odio.

Yo: ¿Tan importante te crees para mí? Lo lamento, pero no lo eres.

Patrick: No te hagas de rogar, cariño. Yo sé muy bien que en lo profundo de ese mensaje, hay un: "Oh Patrick, estuve pensando en ti todo este tiempo y lo único que quiero hacer es verte y besar tus dulces y sensuales labios."

Yo: Tampoco te pases.

Patrick: Nena, yo se que en el fondo es lo único que quieres. ;)

Yo: Mmm... Está bien, estuve pensando en ti toda la jodida tarde y sí, además lo único que quiero es besar tus dulces y sensuales labios. ¿Feliz?

Patrick: MUCHO,nena. Seguiría hablando de lo demasiado que me deseas el resto del día, pero tengo que ahora tengo que dejarte.

Yo: Bien, pero hazme el favor de no llamarme nena , suena horrible.

Patrick: Okey, hermosura. Nos vemos mañana, te quiero ❤️

Yo: Yo también. 💕

Después de enviar este último mensaje, me quedé dormida, con el celular en mis manos.

***

Al día siguiente, desperté más temprano de lo usual, (no puedo creer que diga esto, pero,) quería llegar al colegio lo antes posible.

Así que me duché, me vestí y al bajar por las escaleras me encontré con una inesperada sorpresa.

— Hola cariño, ¿cómo dormiste? —preguntó mi madre, lo cual es raro, ya que, nunca está despierta a la hora que yo salgo al colegio — Mira, te preparé, el desayuno.

Delante a mí, encontré la mesa que antes estaba sucia, llena de sangre y lágrimas, ahora con un mantel floreado, un jarrón con flores en el centro, dos platos vacíos, dos vasos con jugo de naranja, y en la orilla de la mesa, unos sabrosos panqueques.

Algo no me cuadra. Mi mamá no prepara un desayuno así, desde antes que mi padre empezara a beber.

— ¿Te vas a quedar ahí mirando toda la mañana? O vas comer tu rico desayuno —dijo sacándome de mis pensamientos, mientras se sentaba en su silla.

Como respuesta me senté rápidamente y observé todo, todavía sin que nada puediera asimilarse en mi cabeza.

— Mamá, pasó algo?

— No, por qué lo dices? —respondió ella, como si fuese lo mas normal del mundo.

— Porque, bueno, tú no preparas el desayuno desde... —decidí no continuar con este interrogatorio y simplemente disfruté el momento. —¿Sabes qué? Olvídalo, simplemente voy a deleitarme con este lindo desayuno y cerraré mi boca.

Estaba demasiado feliz para arruinar la mañana, si que no le di más vueltas al asunto y pensé que se lo preguntaría en otra ocasión.

— ¡Wow! Parece que no soy la única con de buen humor... ¿Es por él? —preguntó mi madre alzando una ceja.

— ¿Qué? No... ¿Por Patrick? N-no —realmente tenía que hacer algo con mi problema de tartamudear cada ves que algo me pone nerviosa. Y definitivamente, no sabía mentir.

— Yo no dije nada acerca de un tal Patrick — dijo mi madre entre risas— Ya para de hacerte la tonta y dime, cuándo lo vas a traer? Quiero conocer al chico que pone a mi niña de tan buen humor.

Ese comentario solo hizo y que mis nervios aumentaran, y casi me atraganto con el jugo de naranja. Miro a mi mamá y ella se mata a carcajadas.

No quiero que esto suene mal, pero no pienso traer a Patrick a esta casa. Con la mala suerte que tengo, es probable que justo llegue mi padre y arme un alboroto. Entonces tendría que explicarle todo a Patrick.

— No insistas, mamá. Patrick es SÓLO un amigo. —sabía que eso no era cierto, pero no quería que mi mamá siguiera insistiendo.

Si Patrick entraba por esa puerta, entraría en mundo donde hubo golpes, dolor y mucho sufrimiento. Me había costado dejar ese mundo atrás, y me negaba a volver a él.   Me negaba a que Patrick entrará en él.
No podía dejar que algo así pasara.

***

En el autobús Patrick y yo no parábamos de hablar de cómo sería si nosotros fueramos padres.

— Patrick, no te ofendas, pero, serías el peor padre del mundo.

— ¿Por qué lo dices? —dijo en un intento de mantenerse serio.

— Ni tú puedes tomártelo en serio, con sólo pensarlo no puedes evitar reír. No eres lo suficiente responsable, no podrías hacerte cargo de un criatura —dije tratando de no reír también.

— Me ofendes, Scarlett —puso su mano en el pecho, como si de verdad le hubiera dolido mi comentario.

— No sabes cuánto me encanta hacerlo. —dije y acto seguido le di un beso en la mejilla.

— ¿Es una broma? —preguntó el alzando las cejas.— ¿Me vas a dar un beso en la mejilla? Los dos sabemos que merezco algo mejor que eso. —apuntó sus labios con su dedo índice.

A continuación, todos en aquel autobús pudieron encontrar a dos adolescentes besándose en los asientos traseros de éste.

***

Scarlett  |  [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora