Forever || 2T "Olvídame" || - Justin Bieber&Tú.

10. "La Confusion"

Capítulo 10.

– Eso, Cassidy. – Me dedicó una cálida sonrisa aquella mujer que tanto cariño le tenía.

– No, Pattie. – Movía mi cabeza en un gesto de negación aún que creo que lo hacía más para convencerme a mí que a ella. – Hablar de Justin llega a ser agotador porque todo lo que se llama cabeza me colapsará.

Me duele hablar de él y de todo lo que tenga que ver con su persona.

Me duele maldita sea.

– Iré a la habitación. – Di un suspiro de cansancio. – Buenas noches, Pattie. – Me levanté y toqué su hombro.

Algunas veces mis sentimientos eran tan claros, después tan confusos... No me entendía ni yo misma.

¿Qué tiene Justin Bieber que haga posible esto?.

¿Qué te gusta de él, Cassidy?

¿Qué es él?

Estupidas preguntas rondaban en mi cabeza, pero no, no me iba a tomar el tiempo de responder todas y cada una de ellas.

Quiero olvidarme de él joder ¿Es mucho pedir?.

-

– ¿Yo?, ¿Enamorado?. – Con tono de diversión, una conocida voz emitía ruido. – Escucha, preciosa. – Hubo una pequeña pausa. – Yo soy Justin Bieber ¿Entiendes?. No por trabajar en una empresa yo voy a dejar de ser el mismo hijo de puta que era. – Una risa amarga se escuchó. – Siempre estaré metido en problemas, siempre, toda mi jodida vida se basa en mierda. Sigo siendo el mismo niñato rebelde que consigue todo lo que quiere, cuando quiere. – Otra risa se escuchó. – Y nada ni nadie lo va a cambiar.

– Pero Justin – Una seductora voz hablaba ahora. – ¿Y esa tal ______ Cassidy?. – Sus palabras eran veneno.

– ¿Esa?, no hizo más que romperme el puto corazón. – Pausó. – Es el jodido pecado en carne y hueso. Su belleza, es igual de abrumadora que sus besos. Ella es igual de adictiva que cualquier droga que exista. – Un suspiro se escuchó de su parte. – A pesar de ser una serpiente, esa chica me encanta, a pesar de haberme engatusado, me encanta, a pesar de haberme roto el corazón, joder, sigo enamorado. Y por amarla tanto la odio. – Su voz era fría y confusa a la vez. – Cuando la veo quiero estrangularla pero al siguiente segundo quiero sentir sus labios.

De la nada podía escuchar y observar la escena.

Yo solo podía escuchar hace unos instantes atrás.

Justin tenía un cigarro entre ambos labios y un un vaso de Vodka en una mano.

– Esa chica no hace más que volverme loco.

– Quien diría que el gran Justin Bieber estuviera tan obsesionado con un pecado de mujer que puede encontrar en cualquier parte.

Aquella chica me daba la espalda, no podía ver su rostro, y no me era familiar nada de ella.

No entendía nada.

– Te equivocas. – Justin la miró. – Que yo recuerde, Eva, pecó al comer de la manzana. – Miró hacia su vaso de vodka que había dejado en la mesa, y sonrío para luego mirarla con aquella sonrisa de mierda que tiene el jodido infeliz. – Y Cassidy es esa manzana ¿Entiendes?, ella es la primera, y para mí es la única.

– Hablas de ella cómo la chica que te rompió el corazón, y luego te pones a hablar muy distinto. – Pasó su mano de puta por su cabello.

Es que si habla con Justin es puta y punto.
Así que su mano es puta y todo lo de ella es puta y ya joder.

– Eso es lo que me molesta. No puedo ser con ninguna otra cómo soy con ella. – Suspiró confundido. – Me encanta maldita sea.

– Yo puedo hacer que se te pase eso. – Murmuró seductora la puta esa.

Se levantó y se fue donde Justin, se sentó encima de él y se acercó peligrosamente a él.

En ningún momento le pude ver la cara.

– Déjame ayudarte a sacártela de la cabeza un ratito. – Murmuró aún más bajo.

Justin tenía su cigarrillo en la boca y la miraba fijamente a los ojos.

Sé acercó a los labios del castaño y se notó su sonrisa de perra por cómo cambiaba un poco la figura de la mejilla que yo alcanzaba a observar.

Qué sonrisa seductora.
SONRISA DE PERRA, SEÑORES.
YA LO DIJE ¿Y QUÉ?.

De un momento a otro, Justin ya no tenía su cigarro y veo cómo se empezaron a besar. Justin paseaba sus putas manos por el puto cuerpo de la puta esa.

Si, ahora las manos de Justin eran putas porque tocó a la puta suprema ¿OK?.

No soporté aquella escena y cerré fuertemente los ojos.

– ¡BASTA, JUSTIN, BASTA MALDITA SEA, CARAJO!. – Quería llorar.

Entonces todo cambió.

¿Qué estaba pasando?.