Y así inicio todo

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Si morderse las uñas fuera un deporte, Kwon Ji Yong sería el campeón mundial en la máxima categoría o así lo aseguraban sus amigos cuando lo veían llevarse los dedos a la boca cada vez que se encontraba con el mariscal de campo del equipo de futbol americano de la escuela, su precioso Kang Daesung y es que para muchos no era un secreto, que estaba profundamente enamorado del joven capitán, aunque claro no faltaba el despistado y en esta caso era el dueño de las atenciones del moreno.

Ji Yong siempre soñó con pertenecer a un equipo de alguna rama de deportes, pero tan pronto como se inscribía y realizaba las pruebas, entraba en depresión al verse rechazado debido a su frágil constitución. Odiaba sobremanera que le recordaran que en lugar de parecer un hombre lucia como una mujer y una demasiado hermosa según lo que decían, por esa razón no se rendía al punto de verse vetado por más de un entrenador de la escuela. Su mejor amigo Don Young Bae, siempre estaba a su lado cada vez que el niño iba a revisar los listados de admitidos en cada equipo y era su pañuelo de lágrimas al ver como la decepción adornaba su rostro al no quedar ni siquiera en la lista de suplentes, jamás comprendió la obsesión del pequeño por los deportes y su persistencia en cada convocatoria, pero él no era nadie para juzgar. Desesperado por la situación e intentado ayudar a su amigo, se sentó todo una tarde en la biblioteca de la escuela revisando uno por uno los anuarios, tratando de hallar algún equipo donde la constitución de Ji no fuera una excusa para descartarlo y entonces lo vio,"Cheers", o el equipo alegría, algo que en la escuela había dejado de practicarse cuando consideraron que solo con un grupo de porristas era suficiente, tomando nota de los requisitos que solicitaba la escuela para la creación del club, salió luciendo una brillante sonrisa a buscar a su amigo. Pronto Ji Yong podría estar un equipo.

--¡Ni lo pienses!- Exclamó Ji Yong al leer los apuntes que su mejor amigo le había entregado. Solo a alguien con una mente y corazón de pollo, se le podía ocurrir semejante idea. Empezó a caminar como león enjaulado al pensar lo que en la escuela comenzarían a decir de él, si se llegaban a enterar que ahora iba a ser una porrista. Le lanzo una mirada mordaz al moreno recostado en su cama que solo sonreía como idiota al verlo reaccionar así.

--Yo no le veo nada de malo, eres atlético, elástico, tienes resistencia, conoces los principios básicos de la gimnasia y bailas muy bien. Si creas el equipo serás el capitán y no te podrán excluir por tu constitución ya que ser demasiado corpulento no es necesario- Dijo Young Bae totalmente tranquilo mientras sacaba la mugre inexistente de sus uñas.

--¡Pensé que eras mi amigo y entendías por qué quiero participar de algún equipo de deportes!-Le respondió Ji Yong mientras se sentaba al borde de la cama con la cabeza gacha.

--Nunca te has tomado la molestia de contármelo, yo solo te sigo a donde tú vayas desde que estábamos en el parvulario. Por siempre amigos ¿no?-Se incorporó en la cama y se acercó al menor que lucía con expresión triste.

--Si me convierto en una animadora, él nunca me va a ver como su igual Bae, solo pensará que soy una cara bonita y la próxima muesca en su cama- habló con desgano.

--¿Él?- Preguntó Bae al escuchar su respuesta.

Ji Yong se levantó de la cama y caminando hasta su armario, empezó a rebuscar entre las cajas de la parte de superior algo que su mejor amigo desconocía. Estiro la mano y haciendo fuerza saco lo que a simple vista lucia viejo y sucio, lo llevó con fuerza a su pecho, girándose para dejar ver su más preciado tesoro.

Bae abrió los ojos de par en par al notar que su amigo sujetaba con fuerza un extraño muñeco de peluche que parecía que había visto mejores años entre sus brazos. Extendió su mano esperando el chico se lo entregara y tan pronto como lo sujeto sonrió con dulzura al ver que se trataba de un unicornio de felpa. Ji Yong se dejó caer al piso de golpe con las piernas flexionadas y se dispuso a contarle a su pañuelo de lágrimas la historia tras ese muñeco.

Foolish LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora