Todo de cabeza 《

517 29 9
                                    

Nunca pensé que el chico que me hacía los días imposibles terminaría convirtiéndose en alguien tan importante en mi vida, mi apoyo, mi fuerza y mi novio. Con su sonrisa arrogante y esa actitud de creerse mejor que todos capto mi atención de una manera tan fuerte que no podía despegar mis ojos de él.

Me salvó tantas veces que al final del día lo único que ocupaba mi mente era él y lentamente cada parte de mi se estaba enamorando de ese italiano insoportable sin siquiera notarlo, en un abrir y cerrar de ojos todos mis sentidos se dirigían a una sola dirección, Matteo.

—¿Como esta la chica delivery más linda de todas? —siento su respiración en mi cuello y sus manos en mis ojos, imposible confundir su acento.

—Bueno, no sé quien es esa chica delivery de la que me hablas -digo riendo —Además, estoy ocupada pensando en un chico fresa que me molesta mucho, ¿lo conoces?

—Claro que lo conozco, es amigo mío y esta muy enamorado de su novia — mi corazón se acelera rápidamente, provocando ese tan casual efecto en mi con sus palabras —Te quiero más de lo que te imaginas Luna.

Matteo quita sus manos de mis ojos y me voltea para quedar frente a él, me mira tan intensamente que nos perdemos en la mirada del otro. Se acerca y se lo que esta a punto de hacer y mis sentidos se pierden en algún lugar de su mirada y la oscuridad mientras sus labios tocan los míos, provocando la misma sensación de la primera vez que nos besamos en la pista, todo ha cambiado para bien. 

—¿Nos vamos?—le digo con la mayor sonrisas de todas.

—Si, dame un segundo solo tengo que ir a cambiarme los patines, quedate aquí, vuelvo enseguida —antes de alejarse me da un piquito y se va—.

Tomo mi bebida rápidamente y guardo mis cosas en la mochila.

—Hola Lunita, teníamos tiempo sin hablar —levanto la vista y veo a Ámbar observarme con si realmente yo le importara —¿Estás bien?, bueno supongo que estas bien después de hacer esa obra de teatro con mi ex novio en medio del Roller.

Lo único que puedo hacer es sonreírle y en mi mente gritar: "Si, después de todo al final estamos juntos." Pero no lo hago porque ella no se merece ni siquiera mis insultos.

  —Si, estoy demasiado bien, ojalá que las dos pudiéramos decir lo mismo — le sonrió una vez mas y le doy la espalda para irme pero ella me detiene y agarra mi brazo con fuerza.

  —Andate con cuidado Lunita, Matteo no es quien parece ser; las personas no cambiamos sino que disfrazamos nuestro propio ser para conseguir lo que queremos y al parecer Matteo lo consiguió —se calla por unos momentos y retoca su cabello—Las apuestas siempre han sido un juego sucio Lunita.

La mire con el ceño fruncido mientras que mis manos comenzaron a sudar.

—¿Que quieres decir Ámbar?—me suelto de su agarre viendo como Matteo vuelve hacia nosotras. Ambar me abraza susurrándome al oído: "Preguntale a él."

Una vez que Ámbar se ha ido, Matteo me mira con rareza y me preguntó que quería ella.

—¿Chico fresa, sabes algo acerca de alguna apuesta que tenga que ver conmigo? —lo mire esperando que me dijera que no sabe nada, que no tiene idea de lo que estaba hablando, que es solo otra estrategia de Ámbar para separarnos pero no fue así, solo se quedo callado, pálido, con la mirada baja sin contestarme.

—Matteo, ¿estás bien? —le toque la frente y peine un poco su cabello — Estás sudando.

—Te voy a decir algo pero todo eso fue antes de conocerte, yo ya no soy esa persona —me miro y pude entender que las cosas no andaban tan bien como suponía. —Cuando llegaste, Gaston y yo hicimos una apuesta.

—Matteo, ¿De que se trataba la apuesta? —él no respondía, solo se quedo mirándome provocando que se agote mi paciencia —Matteo, ¡Respondeme!

  —La apuesta era que yo tenía que conquistarte y si lo hacia Gastón me compraba nuevos patines, lo cual lo hace aún más estúpido porque no los necesito

》 Pero te juro Luna que eso era antes, yo cambie, cambie por ti, porque me enamoré y no podía estar un día más sin tenerte cerca, sin que me sonrías y alegres mis días con esa forma tuya de ser tan única, no hay palabras que expliquen todo lo que provocas en mi.

Estaba escuchando sus palabras pero no las asimilaba, no podía entender como alguien podía ser tan cruel para apostar mi amor por unos patines nuevos, como si yo no valiese lo suficiente para ser tratada como una persona y no un objeto que debe ser ganado. Rompí a llorar frente a Matteo y eso solo me hizo odiarme un poco más de lo debido, viniendo a mi mente las palabras de mi madre:

"Si alguien te hace daño nunca dejes que te vean llorar, solo les das más poder para destruirte."

Eso fue suficiente para secar mis lágrimas y levantar la cabeza con la paca dignidad que me quedaba, no iba a sufrir más por Matteo.

—Luna, tienes que creerme, eso fue hace tiempo, lo que siento por ti es real, nunca he querido tanto a alguien como te quiero a ti.

Con cada palabra que salía de su boca eran como puñales que se incrustaban justo en mi corazón y eso dolía, dolía como mil demonios saber que todos tenían razón, que todos podían ver la horrible persona que es Matteo, menos yo.

—¿Sabes algo Matteo? Disfruta tus nuevos patines, porque yo y las piezas de mi corazón que tu rompiste, nos vamos. Ahora puedes volver a ser ese chico engreído, arrogante que solo se interesaba por si mismo y que no tenía escrúpulos, mejor dicho, ya puedes dejar de fingir que no eres todo eso que mencione. Simón tenía razón, me equivoque contigo.

Salí lo mas rápido que pude del J&R, tropezando con todo lo que se atravesaba en mi camino, más de lo usual pues las lágrimas me dificultaban ver con claridad. Desde ese día aprendí las dos lecciones más importantes de mi vida; El amor no se inventó para Luna Valente y nadie nunca me haría sufrir otra vez.






•••

Queda totalmente prohibido copiar, adaptar, u/o cualquier tipo de acto que involucre alteración a mi obra sin mi consentimiento. Todos los derechos pertenecen a classicaro

Usually BAD《 LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora