Los gemidos inundaban su habitación por completo, trató de ponerse los audífonos pero era imposible ya sacar de su cabeza aquellos desagradables sonidos, no podía creer hasta que punto podía llegar su madre, la había encerrado en su habitación para que no saliera y fuese a interrumpirla, aún que no tenía ni el más mínimo Interés en hacerlo al contrario si pudiera escapar ahora mismo lo haría, no sabía exactamente que hacer; conciliar el sueño ahora le era imposible, intento escuchar música pero pronto la batería de su reproductor se terminó y desgraciadamente el cargador lo había dejado en la habitación de aún lado, la de Daniel, en una búsqueda desesperada por distraerse dio con aquel libro que le había regalado la anciana, de nuevo su curiosidad incremento por éste pero; exactamente ¿qué es lo que buscaba en aquel libro?, no podía entender por completo lo que decia pues él texto se encontraba en un latín muy antiguo pero aún así las imágenes decían más que mil palabras, seguía ojeando el libro hasta que de nuevo se encontró con aquel pentagrama, el mismo de la portada solo que esta vez acompañado de un pequeño texto:
"Dolores inferni circumdederunt nocte tenebrae indigeo magno"
Al pronunciar estas palabras mágicamente aquel símbolo comenzó a iluminarse con una luz de color azul un tanto cegadora, todo a su alrededor comenzaba a desvanecerse poco a poco dejándo la habitación inundada en la oscuridad. Las piernas comenzaron a temblarle y la piel se le erizo por completo, jamas había visto algo así; sin pensarlo dos veces cerró el libro y lo aventó con fuerza hacia la pared haciendo que todo volviera a la normalidad, invadida por el miedo se metió entre sus cobijas, sus manos sudaban y su respiración se había vuelto irregular, con todo aquello olvido por completo lo que sucedía en la habitación de alado. Después de un rato el cansancio la fue venciendo poco a poco.
Un portazo y el ruido de un motor encendido fueron suficientes para que Nicole despertará, observó a su alrededor, todo parecía normal justo como lo había dejado la noche anterior, al recordar lo que había sucedido, con la mirada busco aquel libro en el piso pero esté ya no estaba, miro hacia los lados con un poco de desesperación, el sonido de un auto alejándose la distrajo de lo que hacia, por fin ese maldito hombre se largaba, se puso de pie para poder salir de su habitación pero al girar la perilla está no abrió, intento unas cuantas veces más sin ningún resultado
-Mamá!! Mamá abreme!!- comenzó a golpear la puerta para que su madre pudiera escucharla lo cual fue inútil pues ella ya no se encontraba en casa -mamá!!!
Su madre se había marchado dejándola a ella encerrada, su celular estaba prácticamente muerto aunque de nada le serviría pues no tendría a nadie a quien llamarle para que la ayudará, un reproductor sin batería y un diabólico libro el cual no encontraba era lo único que tenía para pasar el rato hasta que su madre regresará en la noche si es que tenía suerte y regresaba a dormir, miro el reloj y éste indicaba las diez de la mañana, suspiró ondo y se dejó caer sobre su cama - auch!!- un fuerte dolor se hizó presente en sus costillas, alzó sus cobijas y ahí estaba, el enorme libro se encontraba bajo sus cobijas aún que estaba segura se había quedado en el piso, al levantarlo se percató que debajo de él se encontraba la vieja foto de aquel chico que tanto le robaba el sueño, con una sonrisa pintada en su rostro observó atentamente la fotografía, sus ojos eran preciosos, podría pasar horas mirándolos, tenía una sonrisa encantadora la cual parecía la de un ángel, simplemente lo amaba, para ella aquel chico era perfecto en todo sentido, en ese momento pensó en que haría lo que fuera con tal de que ese chico estuviera a su lado, con algunas lágrimas en los ojos Nicole volvió a quedar dormida hasta que un fuerte golpe dentro de su habitación la despertó de un susto, de nuevo el libro se encontraba tirado en el piso justo donde se había quedado la noche anterior, era más que obvio que el libro intentaba llamar su atención, miro por la venta era un día nublado y frío, las luces que iluminaban su habitación se apagaron dejándo solamente el resplandor que provenía del libro
-¿Cuanto más me harás esperar?- aquella profunda voz resonó en su cabeza
-¿Quién está allí? - Miraba hacia todos lados pero la falta de luz le impedía ver algo- ¿Quién eres?
- Bueno, ya que tu me haz llamado deberías por lo menos saber quién soy no lo crees
- Yo no te eh llamado... -Contestó un tanto estupefacta
-Hay vamos, "Dolores inferni circumdederunt nocte tenebrae indigeo magno" - aquella voz sonó un poco más humana y un tanto chillona- ¿lo recuerdas? Tu lo dijiste y el pentagrama ya está iluminado así que dime que quieres y que ofreces -
- Y-yo no quiero nada....
-Oye niña acaso crees que esto es un juego, vamos no puedo irme hasta que el contrato esté firmado
-Ya te dije que no quiero nada, es más nisiquiera quería que vinieras y no soy una niña
-Tengo 546 años claro que eres una niña y sabes ya me colmaste la paciencia desde que me llamaste solo te eh visto dormir, gritar, llorar y dormir más
-¿Que? ¿desde hace cuanto que estas aqui? - hablaba dirigiéndose hacia el techo
-¿Por que le hablas al techo, si estoy aquí? - Aquella criatura se apareció ante sus ojos, tenía la forma de un chico, era alto y muy delgado piel pálida y un cabello largo y lacio el cual cubría parte de la cara, portaba un traje negro algo extravagante y zapatos con un tacón muy alto- exactamente desde anoche, justo después de que aventaste el libro, ah por cierto gracias por eso, pudiste dañarlo, tonta.
-...- No podía creer lo que sus ojos veían, enserio ese chico apuesto, el cual comenzaba a urgar entre sus cosas, ¿era un demonio?
-¿Por él estabas llorando hace un rato? ¿Quien es? ¿Es tu novio? - había encontrado su foto
-Dame eso- arrebato la foto de sus frías manos sin dejar mirar sus largas y negras uñas- él es Jeongmin y claro que es mi novio, solo que... él no lo sabe - Dijo algo avergonzada y sonriente
-Ah! Ahora entiendo, ¿es por eso que me haz llamado? ¿Quieres convertirlo en tu novio? - No había pensado en eso pero si él podía ayudarla a llegar hasta Jeongmin y así salir de su propio infierno ¿por que no intentarlo? - ¡Oye! ¿Acaso me crees cupido?
-No, pero tu preguntaste que es lo que quería y eso quiero, lo quiero a él
-Y yo que ganó?? -
-Bueno pues.....lo que tu quieres es mi alma cierto
-Ajam
-Pero si te la doy moriré ¿no?
-Ajam
-Entonces todo es una vil trampa eh!! seré la novia de Jeongmin pero luego moriré
- Que inteligente eres, sabes razonar y eso me agrada, muy bien entonces vamos a jugar
-Jugar?
-correcto! - de su bolsillo sacó una brillante hoja dorada y se la ofreció- tendrás exactamente 100 días para hacer que él, Jeongmin o como se llame se enamore de ti, de lo contrario te iras conmigo al infierno, pero, si lo logras me iré tal y como llegue, sin nada
-¿Sabes que eso es imposible? Cómo voy a conseguir eso si él esta en el otro lado del mundo
-No me interrumpas - todo aquello que él decía iba apareciendo en la hoja que tenía en las manos, era como si estuviera dictandole a ésta - se te otorgará, de parte mía por supuesto, todas aquellas herramientas básicas para que puedas lograr tu prometido
- ¿puedes hacer eso?
-Pues quien crees que soy, ahora firma- una pluma y un pequeño frasco de tinta aparecieron ante sus ojos
En el momento en que tomó la pluma todo empezó a dar vueltas en su cabeza ¿En verdad haría ésto? pensó en su padre y en su nueva familia, en el odio que su madre le tenía y en la nueva vida que ahora tenía Daniel, si ella moría seguramente nadie la extrañaría o peor aún nadie lo notaria
-Es triste cuando ya no te queda nadie por quien seguir aquí ¿cierto?, Está es tu oportunidad para ser feliz, ahora firma - tomó la pluma con su mano, la lleno de tinta y la acercó al papel haciéndola firmar y así cerrar aquel pacto de muerte, después de ésto todo se desvaneció a su alrededor y calló dormida al piso
ESTÁS LEYENDO
Vendí Mi Alma Por Tí
FanfictionAveces podemos aferrarnos a la simple fotografía de alguien que es imposible para nosotros, pero qué pasaría si podemos estar más cerca de aquella persona gracias a la ayuda de un demonio.