Mi nombre es Detalle, y seguramente ya me conoces, pues, parece que cada vez son más los que notan mi presencia y halagan mis increíbles cualidades, pero bien, esa es otra historia y no los quiero aburrir con un tema que no tiene nada que ver con lo que les vengo a contar. Hace algún tiempo cuando aún no tenía conciencia de mí mismo, y aún no entendía exactamente para que existía, comencé a formularme un sin número de preguntas sobre mí y lo que me rodea; un día mientras caminaba por la calle de la Incertidumbre me encontré con una vieja amiga, ella siempre transita esa calle con el fin de sacar de las dudas a los que aún no entienden del todo esta vida y van como vagabundos por ese sendero, intenta guiarlos por el camino del Descubrimiento y el Entendimiento para que luego quizás lleguen a ser lo mitad de lo que ella es...tal vez la conozcas, su nombre es Sabiduría, generalmente aparece con los años sin que siquiera te des cuenta y te sorprende mientras hablas o piensas; al notarme un poco desconcertado me dijo que ella tenía la solución para mis problemas, entonces me invito a dar un paseo, junto a mi apareció enseguida la señora Curiosidad, que se interesó mucho al escucharnos hablar e insistió en acompañarnos; luego de una larga caminata en silencio llegamos al Museo de Orsay, al entrar me deslumbraron todos esos mundos colgados, donde en cada uno se veían escenas diferentes, ¡Era prácticamente mágico! Y en menos de unos segundos fueron muchas las preguntas que aparecieron en mi cabeza, y ni hablar de todas las que inquietaban a la Curiosidad, pero antes de que siquiera pudiéramos abrir la boca, la Sabiduría nos dijo: -La tarea que tienen aquí es contestar sus preguntas observando todas las obras de arte, y para cuando termine el recorrido ya deben de haber elegido una o dos de ellas que los ayude a explicarme a mí al menos 3 de las preguntas que lograron contestarse-.
Al comienzo no entendí bien que intentaba lograr con ese ejercicio la Sabiduría, y me pareció una locura pensar que las obras podrían sacarme de la incertidumbre, pero luego de observar con tanta atención a unas quince de ellas, comencé a descubrirme en cada una, y cuando yo empezaba a responder mis propias preguntas, la Curiosidad aún rondaba algo ansiosa junto a los demás espectadores sin dejar de cuestionar todo.
Cada obra era un mundo nuevo para mí, y si bien cada una me generaba diferentes sentimientos y hacían surgir algunas preguntas dentro de mí, con contemplarlas un poco más podía encontrar la respuesta; en algunos casos los personajes intentaban decirme algo con sus miradas, en otros se negaban a trasmitir sentimientos, mucho me susurraban alguna pista al oído, pero en cada uno pude verme a mí mismo y a una pequeña parte del artista. Logre hacer un buen trabajo contestando mis preguntas, pero el hecho de tener que escoger una o dos obras fue quizás lo que más me costó, es que las respuestas eran tan internas, tan personales e íntimas que era casi imposible encontrar obras con las que le pudiera explicar a la Sabiduría quien era yo y cual era mi importancia, que es realmente un artista y como en sus obras plasman también parte de ellos sin necesidad de retratarse, además de tener que explicarle sin duda la razón por la que nos había llevado a ese lugar, que aunque obviamente ella la tenía más que clara yo debía mostrarle que ya lo había descubierto, porque claramente esa era una de las tantas preguntas que me descolocaban hasta antes de ver todas las obras y entenderlas.
Quizás estuve una hora, o tal vez dos tratando de elegir una pintura luego de que ya había recorrido todo el museo, pero creo que ese tiempo valió la pena, pues ahí estaba la pintura que me ayudaría a expresar lo que debía explicarle a la Sabiduría, esa era mi última duda, y en cuanto la resolví fui en busca de mi a esta altura Discípulo, que me esperaba ya consciente de que yo ya había logrado el propósito que ella tenía para mí. Unos minutos más tarde llego la señora Curiosidad, un poco más calmada que antes, pero algo inquieta aún; ya los tres juntos nuevamente, la Sabiduría nos pidió que expusiéramos nuestro trabajo; yo tome un poco de lo que había aprendido de mi amigo el Coraje y empecé a hablar: - Bueno comenzare diciéndoles que la obra que elegí para explicarles mis preguntas es "La clase de danza" de Edgar Degas, escogí dicha obra porque la temática de ésta es de mi interés, y en ella también pude verme a mí mismo reflejado en el instante de diferentes maneras, ayudándome a comprender cuál es mi verdadera importancia, además de que con ella se me hizo simple imaginar cómo explicarles a ustedes que es un artista y como con sus obras muestran parte de su alma. Si bien quizás podía haber encontrado otra obra que me ayude a explicarlo mejor, creo que esta es perfecta por todas sus características.-
-Entonces bien- Dijo la Sabiduría- ¿Qué es un artista?-
Y mientras hacía ademanes para explicarle conteste:
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Todos somos escritores...
Ficção AdolescenteYo como todos ustedes soy una escritora, una escritora sin ningún conocimiento en estas áreas, pero que quiero expresar lo que siento, y que entre letra y letra lleguen a entender parte de mi, en estas páginas les dejo algunos de mis pensamientos, h...