Con el paso del tiempo y mientras crecía iba colocando uno a uno los grandes ladrillos que iban formando poco a poco una gran pared que me separaba de mis propios sentimientos.
Para cuando había cumplido los 15 años mi pared ya estaba lo suficientemente rígida como para soportar grandes golpes, con algunos incidentes mientras la iba construyendo, tal vez algún que otro ladrillo se caía en el proceso, pero nada grave.
Con la pared ya terminada nada me podía afectar, los sentimientos estaban del otro lado y yo estaba lo suficientemente protegida como para llegar a sentir dolor. En ese momento parecía lo mas correcto y mejor para mi, nada me podría destruir, iba por la vida sin ningún problema, actuando fríamente frente a las diferentes situaciones, sintiendo como los problemas se estrellaban contra la pared y mis sentimientos intentaban atravesarla.
Pero un día, sin previo aviso, la pared cayo destruida al suelo, y todos los sentimientos que se estuvieron conteniendo del otro lado por años, me ahogaron.
Fue cuando entendí que yo solo sentía el ruido de los grandes problemas cuando chocaban con la pared, pero que ignoraba por completo como los pequeños problemas se estrellaban constantemente en uno de los ladrillos que se encontraba al pie del muro. Y como gotas que van cayendo lenta y constantemente sobre el mismo pedazo de pavimento, se fue formando un hoyo, y de la misma manera una pequeña grieta, que con la ayuda del tiempo y el golpeteo constante, termino haciendo que un día todo se derrumbara.
Y mientras intentaba nadar entre todos los sentimientos acumulados, comprendí que el querer no sentir sufrimientos es lo peor que puedes hacer, que simplemente empeoras las cosas, porque terminas por sufrir todas las dolencias juntas. Como si evitaras que te pinchen con una aguja una vez por día, para que al final del año tengas que soportar 365 agujas pinchándote simultáneamente. Ese pequeño dolor que sólo era casi inofensivo, acumulado es casi mortal.
Y sumergida en una depresión terrible aprendí a sufrir, y a disfrutar del dolor...Aprendí que ya no debía reprimirme y que en vez de coleccionar sentimientos tenia que dejarlos salir.
Ahora, cada vez que veo a alguien que lleva su pared con orgullo, lo invito a ir quitando ladrillo por ladrillo para liberarse de ese peso, y de la explosión que sin duda, algún día se dará...
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Todos somos escritores...
Novela JuvenilYo como todos ustedes soy una escritora, una escritora sin ningún conocimiento en estas áreas, pero que quiero expresar lo que siento, y que entre letra y letra lleguen a entender parte de mi, en estas páginas les dejo algunos de mis pensamientos, h...