Capitulo III.

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Vincent.

Despierto con un intenso dolor de cabeza, las palabras se extienden por mi mente como un proyector, me torturan y yo deseo librarme de ellas, por que tal vez así mi sufrimiento disminuirá. Soñé con el informe de trabajo de mi padre, años de su vida encapsulados en ordinarias hojas de papel y que decidió compartir con migo.

Observo desde la ventana del edificio en ruinas donde me encuentro, este ha sido mi refugio por unas cuantas estaciones. Me sentí protegido aquí, por eso me quede, pero mi camino esta trazado por lineas invisibles al ojo humano, pero visibles para mi mente y mi cuerpo. Desearía manipular las cosas con tanta facilidad como al principio, ahora mi cuerpo no tiene las fuerzas necesarias para realizar dicho trabajo, el desgaste se hace presente dentro de mi, pesan los parpados, pesa el alma, pero me alimento de la esperanza que queda flotando en el aire puro de este paraíso de día, pero infierno de noche. 

Al terminar de vestirme, mi atención viaja hacia el cuerpo recostado en la cama, me aferro con fuerzas a ese ser, pero aferrarse ocasiona que mi cuerpo se entierre sobre las cuchillas de la fantasía y que mi cordura se degrade lentamente. Por mas empeño que puse en desaparecerla, en sacar a Ares de mi presente, resulto adherirse a mi camino y seguir mis pisadas en la exploración de este Edén distorsionado y solo me queda rogarme a mi mismo, para que la semilla del amor no germine y no me consuma, por que no pueden crecer raíces sobre tierra inexistente. 

Ella abre sus ojos y me examina en silencio, nunca hemos cruzado palabra por que no logro imaginar su voz. Se levanta y termina de vestirse, espera pacientemente a que guarde mis pertenencias en la mochila y camina un metro tras de mi. Comienzo a bajar los escalones desgastados teniendo cuidado al hacerlo, no es fácil curar una herida en este mundo, así que me limito a esquivar bloques y concreto esparcido para salir del edificio.

***

Desee recorrer el mundo una vez, poder tocar los grandes monumentos, sentir la nieve, subir a un barco y nunca volver, pero ahora que tengo toda la libertad, me encuentro desalentado, mis objetivos han cambiado, pero a pesar de ello, aprovecho cada momento y lo vivo como si fuera el ultimo, aun que lo viva vacío. 

Recorro la vereda de esta ciudad, lo único audible es el sonido de mis botas militares al golpear pesadamente el suelo de concreto y el crujido de las hojas que caen en otoño. Se acerca el 19 de octubre, mi cumpleaños. Con ese día vienen mis momentos felices, siempre visito un lugar genial, donde puedo pasarlo en paz con migo mismo, el único día donde puedo olvidar y apreciar cuan lejos he llegado. Planeo viajar nuevamente a suiza, el lugar que elegí este año se encuentra halla, es un viejo lago que se trago algunas estructuras, la luz del atardecer hacia de ese una parte maravillosa donde quieres permanecer, pues se encuentra rodeado de pequeños cerros y una parte boscosa, un poco complicado para ingresar pero nada que no pueda manejar. 

Tengo que tomar las vías del tren como guía, por que el día que huí, no supe nada mas de nadie, solo se que  corrí lo mas lejos que pudieron dar mis pies, huí de mi realidad, por desesperación, por miedo. Todo fue tan repentino, atravesé  el laberinto que se encontraba detrás de la puerta, escuchando el eco resonando en las paredes de esta, atravesé ese laberinto dándome de golpe con la madera de mi cuarto y comenzó mi exploración.

***

He caminado durante cuatro horas por la ciudad, no logro ubicarme y supongo que se debe ha que permanecí algo de tiempo encerrado en aquel escondite que me desoriente. 

Observo la estructura de 26 pisos aproximadamente, esta se extiende frente a mi, pero a diferencia de las demás que se encuentran callándose a pedazos debido a mi debilidad mental, esta parece solida, porta limpieza y simplicidad, miro nuevamente su altura y aprecio como las hojas secas se mueven con el viento al rededor de esta construcción. 

Tal vez no es coincidencia haber terminado aquí. 

Atravieso la puerta de cristal que separa el exterior de la recepción, posee una alfombra color rojo, muebles modernos de piel y jarrones con flores coloridas. No creo que algo así pudiese pasar por mi cabeza, pero se ve bien. Sigo mi camino hacia las escaleras, estas son de vitro pizo negro y se alza en forma de caracol, con un barandal que parece tallado delicadamente. Me siento cansado pero tengo un buen presentimiento sobre esto, ademas, necesito un lugar donde hospedarme por el momento, este día no ha sido alentador.  

Al llegar al ultimo piso, veo solo una puerta de madera oscura con perilla dorada, me aproximo a esta y salgo a la terraza. Me siento bien en este lugar, pensar que vivía en aquel edificio abandonado me deprime pero ahora que estoy aquí, disfrutare aun que sea el momento. Cerré la puerta tras de mi y camine lentamente hacia el sillón circular de piel negro, mis botas pizaban fuertemente la alfombra color vino pero no me importaba. Quite mi mochila de mis hombros y la puse a un lado para sentarme y apreciar la fogata que había en el centro del lugar, el calor que esta desprendía me recordaba a mi hogar. El suéter con capucha negro desapareció de mi cuerpo, haciéndome sentir mas relajado.

Unos delicados movimientos me alertaron, pero relaje mis músculos al instante, después de cerciorarme de la parecencia en la terraza. Ella camino descalza hacia el sillón frente a mi y se sentó en el subiendo sus piernas y recargándose en el respaldo. Portaba un vestido de mangas largas rojo, haciendo que su cabello dorado se viera perfecto. Me miro por un momento, con ojos que reflejaban una profunda paz y yo desvié la mirada.

No puedo dejar salir mis sentimientos y volver a la realidad, donde ella no me recuerde.

Pero he de admitir para mis adentros que la quiero tanto...

De mi mochila extraigo pluma y papel, para después aproximarme al borde del edificio y sentarme ahí. La luz de las estrellas me llena de felicidad y tristeza, sentimientos contradictorios que dejo fluir en mi hoja de papel que anteriormente se encontraba en blanco.

VINCENT (INCOMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora