Capítulo 10

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Se me ha quedado grabada la imagen de la primera vez que la he visto bien del todo. Es una chica muy mona de ojos verdes, grandes y con los contornos ligeramente pintados. Su mirada, cargada de afecto positivo, es muy profunda, por ejemplo, nada más despedirse, parecía que sabía cómo soy por dentro -cosa que ni yo sé-. Un manto de pecas propia de un pelirrojo recubre su pequeña y adorable nariz y sus mejillas. Lo recuerdo muy bien ya que resaltan sobre su muy pálida piel, parecida a la mía. Su pelo liso, que le llega hasta la cintura, a pesar de ser pelirroja profunda, parece ser hasta más rojo de lo común y va a juego con sus labios. Me encanta ese color y al parecer a ella también ya que sus katiuskas, el cinturón y los botones de su gabardina negra y su paraguas son de ese color. En cuanto a su estatura, es más bajita que yo. Bueno, mucha gente es más bajita que yo porque mido casi 1,80 metros, así pues, para especificar, diría que mide unos 1,65 metros.

Me fijo en su reflejo en los charcos del suelo cuando se aleja de mí e inmerso en los pensamientos que me vienen a la cabeza me asusto al notar un pequeño empujón en mis hombros. Es Oli desde detrás del banco en el que estoy sentado. Nada más sentarse a mi lado, me ofrece pipas y me pregunta:

-¿Algo que aclarar?

-Verás... -respondo sonrojado, bastante tenso y con una sonrisa en la boca.

-¿Qué tal? ¿Ha cumplido tus expectativas? ¿Es como te describí en primero de la ESO? -continúa preguntando en broma.

-Ehh... pues...

-Nah... En serio, ¿a qué ha venido eso? Porque, que yo sepa, desde que te mandaron a casa por lo de tu ceguera, no has salido de casa. Y nunca antes me habías hablado de ella. ¿De dónde ha salido esa tía?

-¿Te acuerdas de cuando te quedaste a dormir en mi casa por última vez? Justo antes de...

De repente, una voz muy familiar dice medio-llorando:

-Oli. ¿Nos vamos?

Es una mujer una palma más bajita que Oli -que es más o menos como yo de alto-. Tiene una mano en el hombro de Oli, eso demuestra confianza, pero no demasiada. Por sus manos también puedo deducir que está segura de la decisión que acaba de tomar, porque, sea cual sea, va a procurar llevarla a cabo. Ahora que me fijo, esas manos me suenan muchísimo; a simple vista, no me han sido familiares por los tatuajes de espirales que tiene, pero ahora me suenan un montón. Intento identificar su cara, pero tiene la capucha de su sudadera puesta y no hay casi luz debido a que estamos en ese intervalo de tiempo en el que anochece pero todavía no han encendido las farolas; por lo tanto, me fijo en otras cosas características, como por ejemplo, su pelo completamente negro y rizadísimo que se le escapa de la capucha. A medida que levanta la cabeza, su cara empieza a sonarme más y más. Primero sus grandes y negros labios; después, su pequeña nariz; por último, sus grandes ojos azules a no poder más. Es Rin, la hermana de Oli.

-¿¡Rin!? -grita Oli nada más oír su voz.

Él se gira, le quita la capucha a su hermana y pregunta preocupado y conmocionado:

-¿Qué te ha pasado?

Le empieza a quitar las gotas de maquillaje que salen de sus ojos con los pulgares y al ver que ella sigue llorando, mueve una de las manos que tiene en el rostro de Rin a la parte de atras de su cabeza y la empuja hacia su pecho. Le da un beso en la cabeza y continúa diciendo:

-Tranquila, siempre estaré aquí, para ti.

Se quedan unos tres mississippis abrazados de esa manera hasta que Rin se despega de él y le dice:

-¿Entonces no me odias?

-Jamás lo haría. -responde Oli.

Ella sonríe con una de esas sonrisas verdaderas e inimitables. 

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