Tenaz, reflexivo, culto, sutil, explosivo, efervescente, caótico... Ella podía continuar con la lista mientras él yacía sobre el césped. Le gustaba ver como sus párpados reflejaban pequeños brotes de vasos sanguíneos, frutos del cansancio, de su naturalidad; de su belleza.
Se estrelló con el sosiego, ella nunca supo como lidiar con él, tampoco tenía porque, (de todas formas jamás conto con él) y su compañía parecía la fuente de toda calma posible, lo cual hubiese masacrado su paciencia bajo cualquier otra situación, con cualquier otro ser, claro sino fuera él.
Besó remota y algo desesperada el comienzo o final del yacimiento de oscuro cabello -En realidad ¿A quién le importa el orden?- pensó tal vez un poco alto en su espera por una reacción, ella suponía bastante bien y supuso que él no le iba a responder, así que una vez más lo observó.
Los morados dedos de sus pies, la pintura azúl que cubría la longitud de sus piernas, la libre tela negra sobre su pelvis, su abdomen lleno de arrabales grises, violetas y una que otra vena deslizándose sobre costillas, sus delgados pero definidos dedos descansado el uno sobre el otro en su pecho, paró allí y alcanzó a contar una, cinco y trece palpitaciones antes de seguir su recorrido. Su cuello tenía un par de marcas; tal vez producto de ella, quizás producto de la pintura, su cincelada mandíbula (artífice de cualquiera de sus delitos), sobre ella algo de vello cuidadosamente esparcido, más arriba de ella un poco de gloria en la tierra y sí; con gloria se refería a sus levemente curvados labios, algo carmín, algo durazno y de vez en cuando violeta, a sus perfectamente alineados y algo redondeados dientes; blancos y pícaros.
Estaba agradecida y no sabía a qué o a quién atribuirle el "favor", quería besarlo, porque sus labios estaban fríos, porque le dolía el pecho, porque en su mente parecía lógico afirmar que visiblemente palpitaban para ella... Porque estaba sumamente agradecida y...
- Gracias- Dijo él de la nada, y si ella antes estaba confundida ahora parecía estar a punto de conventirse en el desconcierto puro. Antes de poder si quiera articular una estúpida respuesta, Jamil liberó abiertamente la novena maravilla del mundo moderno y la primera del suyo, su sonrisa, y sólo para ella, sus ojos lucían algo cansados, se sintió culpable y él como el psíquico "lee mentes" que era acarició con el dedo meñique el dorso de su mano, seguido de las remarcadas letras "N, O" recorriendo su muñeca, suficiente para que la culpa fuese sustituida por la ternura, así de absurdo como suena.
Ella siempre tuvo un gran problema con "El actuar y el pensar", pensaba mucho las cosas pese a su impulsiva naturaleza y terminaba debatiendo pros y contras el setenta por ciento del tiempo. La idea de besarlo ahí, sobre césped algo húmedo era cada vez más latente e insoportable, incluso si la temperatura redondeaba a penas los 11°c y él estaba casi desnudo, y ella totalmente cubierta.
Tenía cierto recelo con el contacto físico pero extrañamente siempre quiso algo así, porque le parecía lindo, absurdo y sobre todo curioso ver como las personas intimaban con simples terminaciones nerviosas, porque a pesar de su extremado pánico al sexo ansiaba ahora mismo algo de comportamiento adolescente con él, sólo con él. Apretó fuertemente una hoja bajo su tacto tratando de alivianar el vergonzoso impulso, acto suficiente para que él lo notará.
¿Qué si él quería eso tanto como ella? Sí, tanto como ella, pero lo suficiente para dejar que ella tomase el primer paso, porque sabía que eso era lo que ella necesitaba, lo que ambos necesitaban. La miró probablemente con algo de súplica, sonriendo en su mente cuando ella mordió su labio dubitante.
Y él era completamente perverso condenadola de tal forma, estaba a punto de dar uno de los más arduos pasos de su vida, ambos podrían concordar con que suelo bajo ellos estaba a punto de temblar, justo cuando la claridad toco su mente, "Él sabe lo que hace, él sabe lo importante que es el surgir sola para ti, él ya te conoce", susurró la voz causante de pérdidas de cordura en su cabeza, uno y cuatro segundos para procesar las palabras y acto seguido... Lanzarse a él, sobre él.
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Precioso
Romance"Precioso", era todo lo que decían de él. Jamil me gusta corregir a mi. - Sobre como alguien supera los fantasmas de sus abusos infantiles, malos diagnósticos médicos y el estigma de una violación. A veces el mejor remedio es hallar a tu par en la v...