Los Duendes

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En casi toda la provincia de México se cuenta que existen hombres diminutos, mas chiquitos que un niño. Son precisamente los que llaman duendes. Dicen que el primer donde fue un ángel que vivía feliz en el cielo, haciendo travesuras. Un día en que Dios padre salió a pasear entre las nubes, el Ángel se sentó en el trono del ser supremo, a pesar de que se lo habían prohibido.

Cuando Dios regreso, lo encontré ahí, en medio de risas y festejos, y lo castigo quitándole las alas y mandando lo a la Tierra. Sin intimidarse ante el castigo, el duende se dedicó hacerles travesuras a los hombres.

Según la leyenda, ya en la tierra los duendes se multiplicaron: los hubo de todas apariencias (hombres y mujeres) y colores.

Los duendes son los señores del monte, los dueños de los árboles, las plantas y los tesoros escondidos. Viven en cuevas cercanas, donde hay agua, entre Barrancas y despeñaderos. Casi siempre se visten de verde, Pues eso les facilita el esconderse entre las plantas. Todos los animales que corren sobre la tierra, que vuelan por los aires y que andan en los arroyos les pertenece.

Se dice que roban sus perros a l cazadores, para que no dañen las plantas y tesoros escondidos. A los perros les vuelven mansos dándoles bien de comer, para que no persiguen a los conejos, armadillos, ni venados, qué son los animales preferidos de los duendes.

A los duendes les gusta mucho jugar con los niños. Cuando algún chiquillo les llama la atención, se le aparecen y comienzan a ganarse su confianza ofreciéndoles dulces, frutas y regalos nunca antes vistos. Poco a poco lo atraen a lugares donde hay agua, y ahí lo sumergen y se lo llevan a sus cuevas, que están más allá de los arroyos, ríos y lagos. Son Cuevas mágicas, sin puertas ni ventanas. Un pequeño que ha sido secuestrado por el duende, no tiene por dónde entrar ni por dónde salir; sin embargo, no tienen miedo por que ahí el tiempo no pasa y los días son lo mismo que las noches. Solamente el decides si el niño puede regresar con sus padres o se queda allí para siempre.

Además, los duendes siempre tienen una mesa con comida caliente y deliciosa, y una hamaca dónde acostarse a descansar y a dormir. El duende no hace daño alguno, ni siquiera se aparecen de improviso.

A otro duende les gusta enamorar a las muchachas de trenza larga y ojos grandes. Se dicen que buscan especialmente las mujeres que se llaman Hipólita y Guillermina. Llegan por las noches a visitarla si les cantan canciones de amor. Si les encuentran dormidas, las peinan, las perfuman y les ponen flores alrededor de su cama. Se dice que también les hacían maldades: les echaban ceniza y tierra en el plató cuando estaban comiendo y les levantaban las enaguas cuando salían los domingos a pasear Por el zócalo. En las noches los duendes se meten a la cocina a tirar los trastos o se suben al tapanco de la cesa a brincotear, asustando a todos los de la casa.

Las muchachas se enferman de tanto susto y puede hasta morirse; por eso sus parientes busca la manera de ahuyentar al duende enamorado.
Una de las mejores formas de deshacerse del duende consiste en poner junto a la cama de la muchacha y una guitarra nueva, sin cuerdas. Ella, antes de dormirse, deberá Llamar al duende y pedirle que le cante canciones para que duerma bien. Cuando el duende se presenta ilusionado y encuentra la guitarra sin cuerdas, es tal su decepción y su tristeza, que se aleja para no parecer mal músico y quedar en ridículo.

Para deshacerse de un duende enamorado, el papá de la muchacha puede también poner sobre la mesa una carta, un buen montón de semillas de mostaza y una guitarra.
En la carta le promete al duende la mano de su hija, de gustó, toma la guitarra y se pone a cantar. Así pierde el tiempo, de modo que, cuando se acuerda de las semillas, ya está amaneciendo. Entonces trata de apurarse; pero son tantos y tan chiquitos que se hace bolas y acaba por aventar todo y salir corriendo.

Hay quienes dicen que lo más fácil es llamarlo "compadre" nombre que le molesta tanto que se va inmediatamente.

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