el azulejo de ojos rojos

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parte 3.

al otro día.

la niña pelirroja despertó y se levanto muy deprisa y le dolió el estomago y estaba todo vendado, era la parte de la cual el cazador le había disparado, y estaba en una cama, y lo único que recordó miro a alguien que lo salvo, y entonces iba a entrar alguien, volvió a la compostura de como estaba inconciente antes, y luego ella tomo algo para pegar, los pasos se acercaron a ella, volteo muy rápido y era la niña de ojos rojos, con una taza

se calmo y solto el arma.

hola...-dijo.

donde estoy-dijo la otra.

estas en mi propia chosa-dijo la niña- te encontre tirada en el suelo sangrando y luego con algo de ayude te lleve aqui y entonces te vende y deje que descansaras en mi cama-termino.

como lograste convencer a tus amigos de llevarme-dijo.

solo lo hice-dijo y le dio la taza.

que es-dijo mirando la taza. y lo tomo.

es jugo de savia que saque de un arbol, y amigable pajaro campintero me lo dio a cambio de gusanos solo para to-dijo.

al enterarse escupio el jugo y se limpio la voca diciendo:

jugo de savia, enserio, ami no me gusta-dijo quejandose.

pero vi a todos de tus amigos, tomando de el, y yo crei que...-dijo.

mejor olvidado, me voy de aqui-esta intentando pararse pero no pudo, le dolia.

no puedes moverte te tienes que dormir-dijo la niña.

y eso ami que me importa-dijo la otra.

y luego ella miro sus ojos eran de color rojo, como las de ella, y la de los otros petirrojos, habia recordado que los otros azulejos se rienron por todo eso, no se movio por un buen tiempo, se volvio a acostar se quedo callada y interrumpio el silencio.

miren quien desperto, la peste roja-dijo un azulejo macho.

peste...roja-dijo entre dientes.

a oye May, mejor no le hables tuvo un mal dia-dijo la niña y se fue.

a oye, mi nombre es Chunrai, y tu eres...-dijo,

soy Silvia, es un gran honor tener ante mis ojos-dijo Silvia antes de terminar.

ante que un petirrojo producto enemigo de un azulejo-dijo Chunrai cruzando sus brazos.

no, ante alguien tan debil, que tuvo que resivir un golpaso-dijo Silvia.

yo no recibi un golpaso, solo un balaso, en el estomago, y no soy debilucha-dijo.

y porque, estas aqui vendada, en mi cama-dijo Silvia.

en tu cama, estuve dormida aqui por dos horas en tu cama, y tu en donde dormiste-dijo.

dormi en un cojin, no me importo del  todo-dijo Silvia.

 valla, oye mi manada no se tardara en irse sin mi, asi que-intentando levantándose otra vez.

cual, la que escapo ayer cuando escucharon el disparo y se fueron volando directo hacia el norte donde es mas seguro.-dijo Silvia.

a genial, simplemente genial, a mi propio padre me dejo, aun sabiendo de que me fui a dar una vuelta no se molestaron en ir a buscarme-dijo recostándose.

oye y  no van a volver-dijo Silvia.

cuando se acerque el atardecer revisan el perímetro para buscar a toda nuestra gente, por nuestras tradiciones solo volamos en el cielo del atardecer naranjo-dijo Chunria.

bueno falta como media hora para el atardecer-dijo Silvia mirando el cielo todavía azul.

media hora, no voy a sobrevivir con tus amigos presentes mirándome-dijo Chunrai.

no te preocupes, ellos no te van a lastimar, me asegurare de que no te lastimen, o no miren tu forma de vestir, te lo prometo-dijo Silvia.

no me hagas promesas que no puedas cumplir-dijo Chunrai.

no, si te lo prometo-dijo Silvia.

no me prometas nada-dijo arrogante mente.

bueno, pero si estare aquí-dijo Silvia.

 y luego han pasado algunas horas, y luego empezó el atardecer naranjo, Chunrai reviso su herida y estaba casi mejor, pero luego se dio cuenta de que ninguno aparecia volando se volvió a recostar con los brazos cruzados.

Silvia entro con una daga negra clara.

y llegaron-dijo Silvia.

no-respondio Chunrai.

te tengo algo de que te podía animar mucho-dijo sacando la daga.

la tomo y salió tinta azul, estaba maravillada por lo que veía, empezó a hacer un remolino pequeño de color azul y pájaros azules que comenzaron a cobrar vida.

valla que lindo-dijo asombrada por lo que veía.

gracias, ese es mi estilo-dijo Silvia.

 oye tengo una igual a esa, pero solo hace origami, mi forma de estilo, supongo-dijo Chunrai.

y entonces se escucharon aleteos se le hacían familiar, era uno de los petirrojos, ella intento levantarse pero Silvia la ayudo a moverse hacia afuera, y cuando fueron hacia afuera, los petirrojos vieron a Chunrai con un azulejo.

mejor suéltala antes de que te rasguñemos los ojos-dijo un macho.

no, cometen un error yo solo la ayude, eso es todo.

claro, como no, no somos tan tontos-dijo otro macho.

a ella-uno dio la orden.

esperen-dijo Chunrai- esta bien ella no me HISO nada malo, solo déjenla en paz y llévenme a casa.

Silvia dejo ir a Chunrai y los petirrojos la llevaron consigo  a su refugio y luego, ellos se la llevaron volando y Silvia solo los miro como se alejaban de sus ojos.

en la noche.

Chunrai estaba en la cama medica para los heridos y estaba pensando en Silvia, de como eran sus ojos de color rojo como los de su gente dudaba mucho de que era un petirrojo pero los de su especie la despresiaban tal como ellos odian a los azulejos.

y Silvia miro por la ventana pensando en Chunrai, de como estará ella.

solo esperaba que su padre tal vez podía tomar conciencia, cuando comenzó el tiroteo no se pregunto por ella ni la fue a buscar.

tal vez era una clase de padre que no entendia nada, ni a su propia hija.

Chunria es inofensiva y nisiquiera le dio las gracias por haberle sanado la herida del disparo de anoche.

las dos se quedaron calladas pensando en ellas.

esto iba a ser nuevo para los dos clanes enemigos de la zona de migración.

el azulejo de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora