parte 4:
después de unos minutos de noche mas tarde, el medico fue a ver a Chunrai, de como estaba del disparo que le dieron en el estomago en la noche anterior y pareciera que estaba muy bien de salud por hoy.
después el medico salio y le conto a su padre de que ella se estaba recuperando y si no fuera porque alguien la salvo ella habría muerto y quedaría como trofeo para un cazador furtivo.
ella no le conto que fue salva por un azulejo, si se lo contara sus compañeros, amigos y el se decepcionarían de ella y se burlarían de ella mas tarde su padre entro y miro a su hija.
como estas-pregunto su padre.
no lo se, quien lo pregunta, el hombre quien no vino a buscar a su única hija cuando mas lo necesita cuando esta apunto de morir en un disparo-dijo Chunrai. Siendo sarcástica.
oye yo iba a volver por ti creeme, es que el miedo no me dejo pensarlo-dijo su padre.
claro-dijo su hija.
oye si esto vuelve a pasar, te prometo que no te voy a defraudar-el dio una palabra.
no me prometas nada, padre-dijo entre brazos cruzados.
y luego ella miro por la ventana y miro a los azulejos volando en el cielo azul y ahora empezó a recordar a Silvia.
y luego su padre los miro y dio una orden y los petirrojos le tiraron semillas de granada se enojaron que volaron fuera de alcance, todos se rieron menos Chunrai que solo pensó en el azulejo, el único que la había encontrado y salvado de todo lo que había recibido.
se levanto a respirar aire puro.
chunrai adonde vas-dijo su padre.
a dar un paseo, no me tardare nada-dijo chunrai saliendo.
ella camino por el bosque. y luego Silvia también estaba caminando por el bosque, pero los pajaros azules la miraban porque tenia los ojos rojos, y solo se quería esconder para que no la criticaran y luego los pájaros la siguieron, solo unos pocos la siguieron para poder molestarla.
miren los ojos rojos-dijo el primero..
eres un azulejo, pero porque tienes los ojos rojos-dijo otro.
ya cállense, solo los tengo porque tome sangre de uno que se murió-dijo Silvia,
y Chunrai escucho lo que dijo, y luego miro como los azulejos se fijaban en ella, y escucho que ella tomo la sangre de algún petirrojo que murió lo que se significara era que los rumores eran ciertos, si uno toma la sangre de otro se le cambia el color del ojo, y pensó que podía hacer compañía solo un poco después de todo ella la salvo anoche.
y luego decidio actuar, saco su daga parecida a la de Silvia, pero en lo que se diferenciaban en que su daga lanzaba mini disparos los cuales nadie puede ver, los hizo saltar otro y los hizo saltar otros mas y los hizo saltar a todos que fueron volando del susto, menos Silvia que quedo paralizada del miedo, solo lo miro y luego desapareció y la persona escondida ya dio al descubierto.
eres tu-dijo Silvia al ver a Chunrai ayudándola.
estas bien-dijo.
si-respondió.
es bueno saberlo-dijo y fue a pasarla de largo.
oye, espera-se levanto y fue a seguirla.
no te puedo acompañar-dijo Silvia Caminando a su lado.
no, no puedes, somos tribus enemigas recuerda-dijo Chunrai levantando la cabeza.
si, pero eso no se significa que podíamos caminar, como...-no pudo terminar.
como amigos, o como compañeros temporales-dijo Chunrai.
como compañeros temporales, iba a decir eso-dijo Silvia.
sin saber nada, uno de los petirrojos miro como Chunrai y Silvia estaban caminando juntas en lugar de pelearse como lo eran los clanes enemigos, se lo iba a avisar a su padre y el azulejo a la abuela de Silvia.
las dos estaban muy calladas y entonces a Silvia se le ocurrió algo.
a oye como esta tu herida esta bien-dijo Silvia.
mejor, no te preocupes-dijo Chunrai.
esta bien-dijo Silvia.
otra vez hubo silencio, a diferencia de los demás azulejos, Silvia fue la única que pensó en salvarle la vida anoche en el disparo, pero le encanto mas por sus ojos, eran rojos, y entonces los pájaros volaban y entonces volvió a hablar.
a oye, te gustan los juegos del aire-dijo Silvia.
mi padre dice que no es correcto es azul como lo son ustedes, los azulejos, y dicen que son de lo peor-dijo Chunrai.
tu padre piensa eso-dijo Silvia.
si-respondió Chunrai.
a ya veo, pues mi abuela piensa que es un fanfarrón-dijo Silvia.
que-dijo Chunrai.
solo piensa eso-dijo Silvia calmándola.
solo tu abuela no tu eh? lo entiendo-dijo Chunrai.
luego empezó a cantar a susurros:
a la brisa vas, vas, los corderos van, a galopar, el viento sopla...ya...
que haces-le pregunto.
es una canción de nuestra tribu la cual cantamos en el horizonte-dijo Chunrai.
oh-dijo Silvia,
ustedes cantan-dijo Chunrai.
bueno solo cantamos una vez al año y hacemos arte alrededor del fuego-dijo Silvia.
a ya veo-dijo Chunrai.
por que me defendiste-dijo Silvia.
me salvaste anoche, te lo debía, era lo menos que puedo hacer, además no me gusta vera a la gente ser tratada así sobre todo si se trata gente de mi tribu o gente de otra tribu-dijo.
valla eres muy leal, ¿verdad?-le pregunto.
gracias, ahora podías decirme porque razón los azulejos te estaban molestando-dijo Chunrai.
bueno, yo como explicártelo, yo... tome la sangre de un petirrojo muerto, no pensé que estaría bien, pero según lo que se dice en otras tribus, si un pájaro toma la sangre de otro, se los ojos se le cambian de otro color, al principio creí que no era cierto pero la tome y se me cambiaron los ojos-dijo Silvia.
valla, no lo puedo comprender, solo por eso, pero sigues siendo un azulejo-dijo Chunrai sentándose en un tronco.
lo se, pero parecen que no lo ven-dijo Silvia también sentándose.
pero tu tienes a alguien que te quiere, tu abuela-dijo Chunrai.
si tienes razón-dijo Silvia.
y luego se escucharon voces que se le hacían familiares a cada una, la primera era la de un varón con una voz muy aguda parecida irlandesa, y la voz de una mujer parecida a la de una mujer como de 34 años de edad, ahí se le hacían familiar.
chunrai: hay no, es mi papa.
Silvia: y mi abuela mejor me voy.
chunrai: igual yo, adiós.
Silvia: adiós.
las dos se fueron y llegaron con sus familiares preguntando por ellas, pero no le iban a contar que tuvieron una charla, si se podía a decir un poco amistosa.