¿Quién soy?

Eres mi compañero.

El primero en notarlo fue Steve, puede que el Capitán sea de otra época pero era muy perspicaz. La tristeza siempre fue tristeza, y el aura que emanaba Tony reflejaba una absoluta, capaz de quebrar su corazón. El rubio no podía permitir eso, era su amigo, el que le enseñó a vivir en este mundo moderno a través de sus constantes burlas que siempre venían con una explicación sencilla y fácil de entender.

-¿Tony? Sabes, esa cosa que calienta la comida acaba de comerse mi cena ¡hasta a eructado del gusto!

-¡? Espera...¿hablas en serio?

-Claro que lo hago. Tengo hambre.

Y ahí estaba, la carcajada que alegraba sus días cuando la escuchaba. Era una pena que fueran tan pocas las sinceras, abundaban las planeadas.

-Tony te ves bien riendo.

-Me sorprende su coqueteo Capitán.

-Hablo en serio, eres un hombre noble y un héroe formidable.

-No tienes que endulzar mi oído, se lo que soy ¿quieres algo?

-Si, lo quiero.

-Lo sabía ¿un traje nuevo o tal vez...?

-Quiero que te veas como nosotros te vemos. No, eso no, que te veas como realmente eres. Un héroe y hombre magnífico. Eres nuestro amigo, parte de ésta familia. Eres mi compañero Tony.

-Yo...umm, gracias Steve. No sabía que el viejo pensaba así de mí, el insufrible Iron Man.

-No bromees y ven para acá.

El capitán sabía que los abrazos a veces son el acto de volver a armar una alma rota. Era hora de darle uno al hombre de acero, era hora de amar al hombre detrás de la armadura física y emocional que éste poseía.