Steve notaba a Tony melancólico. Sus ojos antes brillosos y tan llenos de vida aunque habían recuperado en algo su luminosidad debido a su conversación anterior no eran los mismos desde Ultron. Desde que el gobierno, la prensa y una parte del público había aventado pestes sobre lo que se hacía en la Torre de los Vengadores y de lo que hacía Tony en su taller. Debía hacer algo. Algo antes que su corazón herido se rompa por completo.
-Chicos, nos han llamado para reunirnos con un representante de la ONU. Parece importante.
Clint lucía receloso, él no quería nadie husmeando en su hogar. Desde que Tony había abierto las puertas de su torre al grupo, cada uno había encontrado su lugar en ella. Y la protegerían.
-Perros del gobierno. Fascinante.
Natasha parecía pensar igual, aunque no lo admitiera amaba el lugar, ahí no era una espía sin patria. Era una vengadora.
-Hay que comportarnos. Es por el bien de la Torre y de Tony.
Sam era el nuevo, el soplo de aire. Hacía reír a Tony y eso era suficiente para hacer reír a todos.
Thor y Hulk se miraron mutuamente y alistaron sus armas respectivas aunque de forma casual. Su mirada reflejaba dolor para quién se atreviera tocar a su grupo.
-No importa lo que quiera, somos los Vengadores. Y el hombre de hierro merece consideración.
Steve vio sus reacciones y sabía que el castaño debía saber que era amado y que sería protegido por su familia, ellos. Así que él mismo despacharía a ese representante y luego hablaría con los demás para poner su plan en marcha.
Anthony E. Stark recibiría más amor mañana y el resto de su vida. Era una promesa del Capitán y de Steve G. Rogers.
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¿Quién soy?
FanfictionEn medio de sueños que rompen su ya irregular rutina de sueño, Tony Stark no sabe ya ni quién es.