Capítulo 3

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-¿Puedes llevarme a casa, Harry? -digo tímidamente.

-Sonríe macabramente- no puedo. -se me erizó la piel, por su voz macabra.



- ¿Por qué no? -digo un poco nervioso.

-Porque todavía no terminará este paseo -ríe.

-Oh, bueno, está bien. -sonrio tímidamente.

-me mira y me atrae hacia él- Te vez muy antojable.

-me separo de él- mmm...gracias? -digo nerviosamente.

-¿A dónde vas? -me toma de los codos y me apega fuerte a un auto, suelto un quejido de dolor y su mirada refleja ira.

-S-Sueltame...por favor....-digo tartamudeando con miedo, esto no está ocurriendo.

-Y-Ya me quiero ir... -digo nervioso y tartamudeando.

-No, he dicho -me pega una fuerte cachetada y chillo de dolor-

Lo empujo llorando para echarme a correr por desgracia es más rápido él y me atrapa.

-Oh, el bebé llorón, llora bebé, eres un niño malcriado, tus padres y tus hermanas te odian, no tienes a nadie, Joshy, tu chofer sólo quiere follarte en el asiento trasero de tu limosina.

-¡¡¡Callate!!! -digo llorando, desesperado, le doy una cachetada con todas mis fuerzas que me quedan.

-Oh, Louis, lo lamentaras.

Corro por el estacionamiento para esconderme en uno de los ya pocos autos.

-¡Oh, juguemos a las escondidas! ¡Ese es el juego favorito de los psicópatas -rie macabramente- voy a contar hasta diez, una... -trato de tranquilizarme- dos... tres... -corro hasta otro auto sin que me pille- cuatro... cinco... seis... -me siento en el suelo- siete... ocho... -ya estoy ya un poco tranquilo- nueve... -tapo mi boca- ¡DIEZ!, listo pequeño Lou, ya voy.

Escuche sólo sus pisadas y risitas, realmente esto es una pesadilla va a violarme y matarme luego. Después de un buen rato no escuché pisadas, decidí salir de mi escondite pero error, sentí una respiración en mi nuca y unos brazos en mi cintura.

-¡Booo!

-¡AHHHHHHHHHHHHHH!

-Ya vamos estoy bastante excitado -dice y yo siento un bulto en mi traserito- necesito enterrarme dentro de tu ser -besando mi cuello.

-¡Dejame, por favor! ¡Te lo suplico! -llorando mientras trataba de alejarlo de mi pero definitivamente él es más grande y más fuerte que yo.

Me jaló del cabello, me empujó con rudeza adelante del auto cercano a nosotros, de mi pechito para arriba quedó en el cap o del auto y me levanto mi faldita y las braguitas que me puse salieron a la luz.

-Joder, bebé -gime agarrando mis muñecas y las pone sin cuidado en mi espalda- linda bebé llorona. Llora, bebé, llora- se inca atrás mío para luego hacer a un lado mis bragas y lamber mi entrada, mandando escalofríos a mi cuerpo y un poco de placer.

Yo me movía, no quería que me hiciera eso aunque a mi cuerpo le gusta, abre más mis piernas y siento si lengua dentro de mi, si es él, el de anoche.

Joder, es un tonto mentiroso, lo odio porque lo que me hace me gusta y quiero tenerlo mas cerca, definitivamente esto está mal pero realmente me gusta.

Se paró, estampó con rudeza una mano suya en uno de mis glúteos, me volteó, me subo al capo del auto me apegó hacia él.

-Mirame, bebé.

-No quiero. -digo con los ojos rojos de tanto llorar.

-Bebé -me acarició la cintura suavemente- te compraré una muñeca y falditas -yo me niego a mirarlo- Seré cuidadoso, ¿si?.

-Asiento con la mirada agachada- ¿Me lo prometes?

Si, bebé -pone mis piernas suavecitas enrolladas en su cintura, se desabrocha su pantalón y saca su cosita mucho mas grande que mi cosita.

Me besa con delicadeza, yo inexperto, le sigo el beso a mi manera y siento que su cosota entra lentamente en mi hoyito, me separo y por inercia gimo y me quejo del dolor.

Me acuesta en el capo con cuidado, pone sus grandes manos en mi cintura, sin dejar de embestirme.

Me gusta mucho, siento mucho placer, ardor, me siento caliente. Él aumenta, me siento en el suelo, miro abajo donde nos unimos, gimo al ver su cosa entrar y salir de mi hoyito, pero me gusta, no quiero que termine.

Con un gemido/jadeo chillón vuelvo a experientar esa liberación que cae en mi vientre y en el suyo.

Después siento chorros como los míos llenarme por dentro después de un gruñido entonces entendí que Harry también se liberó.
















Ed. Alessandri.

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