-Él

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Hacía no más de tres días que había bajado del avión y llegado a esta ciudad, venía a empezar en mi trabajo como enfermera, lo cierto es qué estaba cursando mi último año en doctorado, y debía hacer mis practicas en un hospital de esta ciudad.

Tenía ciertas ventajas: aquí vive mi mejor amiga de toda la vida, ella vive cerca del aeropuerto, en un vecindario realmente hermoso y hecho para vivir con tu familia. Llevaba solo dos días viviendo reciente en esta ciudad y la verdad es qué ya estaba acostumbrandome, era realmente hermoso, a pesar de que no habían casa, solo edificios y apartamentos. En el primer día solo había bajado del avión, encontrarme con mi amiga y acomodar las cosas en el nuevo apartamento donde viviría, mis padres tienen mucho dinero, me compraron un apartamento y con todo los artículos necesarios dentro del mismo.

Al segundo día, fui con mi amiga, ella también estudia doctorado y hará sus prácticas en el mismo hospital que yo. Bien, en el segundo día nos dirigimos al hospital donde haríamos nuestras prácticas a arreglar papeles y todo lo demás.

-¿estás tan entusiasmada como yo?. Me preguntó Rachell mi mejor amiga, mientras estábamos en la sala de mi apartamento viendo película.

-Claro, hasta más que ti. Contesté con una tonta sonrisa de alegría, mientras la volteaba a mirar.

-Creo que haber arreglado todos esos papeles hoy, me dejó exhausta. Dijo mientras moldeaba su cara a una mueca de cansancio. -Tengo sueño, me iré a mi departamento a descansar. Terminó.

-Bien, Rachell no olvides despertar temprano. Le hablé como si fuera su mamá, mientras la apuntaba acusadoramente con mi índice. -Mañana es nuestro primer día de enfermeras. Finalicé.

-Como tu digas mamá. Bromeó. Se levantó y dirigió a la puerta puerta principal. Antes de cerrar la puerta e irse, expuso solo su cabeza y sonriendo dijo:

-Buenas noches Abby. Y antes de que cerrara la puerta.

-Buenas noches, cuidate. Le respondí y cerró la puerta dejandome sola.

Me levanté del sofá, tomé el control remoto del televisor y lo apagué. Caminé casi arrastrando mis píes hasta llegar a mi habitación. Entré cerrando la puerta a mis espaldas suavemente, y me tendí bajo mis sábanas, para casi al instante dormir.

Desperté sobresaltada al oír el estrepitoso ruido del despertador que se situaba en la mesita de noche, al lado de mí cama. Me destapé y caminé como borracho hasta el baño, una vez dentro regulé el agua de la ducha hasta que quedara tibia, cuando estaba augusta con el agua, me desnudé y sentí la sensación relajante que dejaba el agua al hacer contacto con mi piel.

Caminé fuera del baño envuelta en una toalla y otra en mi cabello, busqué entre mis cajones hasta que encontré un pantalón de tela negro, mi bata de enfermera y una blusa blanca de fondo. Me maquille un poco sin exagerar y salí de mi apartamento, para caminar unas calles y encontrarme con Rachell, y tomar un taxi juntas hacia el hospital.

Había terminado mi turno y el de Rachell terminaba dentro de media hora, decidí esperarla, cuando había pasado media hora, Rachell caminaba hacía mi levantando su mano a manera de saludo. Le sonreí y ella me abrazo ya cuando estábamos cerca la una de la otra.

-No sabes cuanto te extrañe. Susurró bromeando mientras me rodeaba con sus brazos.

-Exagerada y dramática. Respondí riendo por su drama, y la soltaba de entre mis brazos.

Decidimos que caminariamos hasta nuestros apartamentos para así poder hablar sobre nuestro primer día de enfermeras. Llevábamos alrededor de dieciséis minutos caminando, Rachell parloteaba sin parar sobre su día y yo la oía atentamente. Doblamos en una esquina y caminamos por una calle vacía, no me preocupé, puesto que aquí no hay ladrones. En la esquina delante de nosotras emergió un hombre con pantalón negro, unas vans negras, chaqueta negra y una camisa de fondo gris claro, tenía el cabello largo y negro. Caminaba con la mirada hacia abajo, lo ignoro y presto atención a Rachell.

-... Y cuando llevaba al paciente en silla de ruedas, lo estrellé contra una banca y casi salgo disparada por encima de él. Dice Rachell y yo inevitablemente río enseñando mis dientes y miro hacia el suelo, aparto un mechón de cabello de mi cara lo coloco detrás de mi oreja y levanto la mirada, encuentro la mirada del hombre y veo como se sobresalta al notar mi vista,veo como se sonroja. Rápidamente agacha su cabeza hacia el suelo, no puedo evitar soltar una risilla de niña debido a su sonrojamiento. Me aclaro la garganta y suelto.

-¡Buen día!. Y me empeño en mostrar mi mejor sonrisa, levanto mi mano a manera de saludo, también. Él solo levanta la vista y me mira nervioso. Baja la vista y sigue su camino, sin responderme.

-Dejalo, él solo es así, casi no habla. Esboza Rachell restándole importancia.

Cielo & Niebla [Mitades Separadas & Unidas A La Vez]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora