Capítulo 43

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Anastasia's POV

Junio 9, 2014

- Gail – me apoyo en la entrada de la cocina algo nerviosa.

- ¿Sucede algo Ana? – la mujer se voltea dejando un paño sobre la encimera.

- Christian me ha comentado que tienes un manejo de llaves de las habitaciones del apartamento – ella me mira extrañada – Necesito guardar un regalo para Christian en una de las habitaciones. Es para su cumpleaños y como te imaginas es una sorpresa para él – miento. Bueno una parte es real, todo esto tiene que ver con un regalo para él. . . o para ambos.

- Oh claro – abre uno de los cajones de la encimera y saca un montón de llaves colgadas de un simple llavero – Ten – camino tímidamente como si tratara de una niña a punto de hacer una inocente travesura.

- Prometo traértelas apenas termine – asiente confundida. Subo los escalones de dos en dos. Esta noche quiero darle la confianza que necesita para saber que no me iré, que unos simples azotes no pondrán en riesgo nuestra relación. Si cedió tanto por nosotros, puedo ceder yo también en ciertas cosas, en nuestro propio placer. Echo un último vistazo a mi alrededor y giro la manilla de la puerta que da al cuarto de juegos y entro, cerrando la puerta tras de mí. El olor a cítrico y madera inunda mis fosas nasales, llevándome hasta el pasado y haciéndome recordar todos los momentos vividos en este lugar. Sacudo mi cabeza y guardo esos recuerdos en lo recóndito de mi memoria. Fisgo entre los cajones del lugar, buscando las cosas que necesito para esta noche. Si bien Christian no se siente preparado para volver a este lugar, pero creo que podemos retomar una parte de esa vida de Christian, no quiere decir que me azote hasta que quede sin oxigeno, pero si juegos pervertidos con él. Luego de tomar una que otra cosa, salgo de manera sigilosa de lugar, para dejar todo esto en un lugar seguro y fuera del alcance de nuestros hijos. No quiero le quiero volver a explicar a Matty que es un condón.

- Muchas gracias Gail – le entrego las llaves tratando de actuar con normalidad - ¿Sabes a qué hora llegará Christian?

- Taylor no me lo dijo. Al parecer el señor Grey tenía una reunión importante en Portland y optaron por venirse en auto. Las condiciones climáticas no estaban a favor para volar – dice con una tierna sonrisa.

- ¿Te parece si los esperamos con una rica cena? – subo las mangas de mi sweater y me hago una coleta desordenada. Aun tengo tiempo para la sorpresa de Christian y los niños están con Tori jugando – ¿Un solomillo con un mix de verduras estaría bien no?

- Suena delicioso.

- Entonces vamos a ello.

Luego de un rato y el sonido del elevador abrirse y que los niños grite "papi" de esa manera tan características de ellos, tenemos la cena casi lista y mis nervios aumentan a medida que las horas pasan – ¿Que es ese olor tan exquisito? – Christian llega hasta la cocina, quitándose la corbata y desabotonándose los primeros botones de la camisa, luciendo increíblemente un modelo de Calvin Klein. Rodeo su cuello con mis manos y le doy un tierno beso – Me encanta que me reciban asi cuando llego al apartamento.

- ¿Qué tal tu día? – acaricio sus delineados labios.

- Ahora perfecto.

- Bien, entonces ayude a sus hijos lavar sus manos para cenar. Estará lista en unos minutos y ya sabes cómo son cuando los tres están en el baño – me salgo de su agarre y retomo mis labores en la cocina.

**

Mientras Christian acuesta a nuestros hijos, yo termino de alistarme para la sorpresa que tengo preparada. Mis ojos recorren mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies, sin embargo me detengo en mi zona intima. Aun no puedo creer que me haya atrevido a hacer esto, las yemas de mis dedos pasan por la suave piel. No puedo negar que el trabajo de la mujer fue perfecto, aunque algo doloroso, aun así la depilación brasileña sí que fue una buena opción – Solo espero que te guste – susurro, botando el aire contenido. Desenredo mi cabello y finalizo los últimos detalles para esta noche. Tomo el provocativo atuendo. Una fina camisa de dormir transparente que llega hasta el límite donde termina mi trasero, junto con unas lindas bragas de encaje color vino. Voy hasta nuestra habitación y enciendo las velas, dejando que el lugar se impregne de una rica fragancia de vainilla, tomo la caja donde están las cosas que saque esta tarde del cuarto de juegos y la dejo sobre la cama. De repente el sonido de la manilla de la puerta abrirse me hace girar hacia ella y que mis sentidos se activen. Vamos Ana, no puedes ponerte nerviosa ahora – No sabes lo cansado que estaban. . . – Christian entra a la habitación con su camisa abierta, dejando al descubierto parte de su torso. Cierra la puerta tras de él, quedándose de pie, mirándome detenidamente – Anastasia – dice, formándose un nudo en su garganta – Estas. . . – su mirada gris sube y baja por mi cuerpo repetidas veces – Estas hermosa – quita sus zapatos y calcetines tirándolos a algún lugar de la habitación, dejando sus pies descalzos. Sería una completa mentirosa si negara que vestido de esa forma se ve todo un adonis.

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