15.

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Caminaba,
pensando,
que podía sucederle,
a mi preciosa Meredith.

No lograba comprenderlo,
unas chicas reían caminando por el pasillo,
¿de que rien?

No me hubiera gustado averiguarlo,
cuando,
doble la esquina en el pasillo,
y lo vi,
y mis ojos se llenaron de lagrimas.

Y corrí al baño,
a hacer,
lo que mis muñecas pedian,
y mi corazón necesitaba,
para encontrar la paz...

La chica de los brazos cortadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora