2

6 3 2
                                    

Cuando llego a mi sanctasanctórum (mi dormitorio), cierro la puerta con pestillo y me pongo cómoda. Una de las camisetas de mi hermano mayor, ya gastada, un pantaloncito corto, (ya que mi familia era una friolera y ponía el calefactor a tope), y mis zapatillas de conejos.

Agarro el portátil de encima del escritorio y abro Skype. A estas horas, estará estudiando o algo, aun estando de vacaciones.

-Hey!
+Hey Nadia!
-¿Como estás?
+Bien, estoy cenando.
-¿En el dormitorio?
+Si, un bocata.

Pongo los ojos en blanco pero sonrío.

-Voy a poner la cam.

La conecto, y la veo con el pelo hecho un moño medio deshecho, sus gafas y un suéter gris. Se me caía la baba. Tenía el bocadillo en la mano, como si fuese a morderlo y la hubiese pillado infraganti.

+Limpia el charco, anda. -Dice riendo- ¿Como has pasado el día?
-Aburrido, como siempre. Aún están planeando ir a casa de los abuelos, pero yo ya te digo que no voy.
+Estaría genial que pudiésemos vernos el sábado. Te voy a buscar, si quieres.
-¡Vale!
+Eso si, solo si me preparas un batido.
-Eso ni lo dudes. Fresas, plátano...
+¡Y un poco de helado de vainilla! -dice con ilusión-

No puedo evitar reírme, y después me quedo mirándola, medio embobada.

+¿En que piensas, Nadia?
-Bueno, pensaba en qué podríamos hacer el sábado. Si vamos a estar todo el fin de semana solas, podríamos preparar una fiesta de pijamas.
+Bueno, bueno... -se recoloca las gafas- ¿Me estás invitando a tu casa a una cita?
-Puede, quien sabe...

Se ríe y yo me río con ella.

+Pues entonces no me puedo negar. ¿Pedimos una pizza o preparamos algo?
-De eso me encargo yo. -Ya había dispuesto todo para el sábado. Había comprado atún y salmón, arroz especial, verdura, aguacates... Mi sushi era famoso en mi casa, y en más de una ocasión me habían felicitado.
+Mientras no sea algo de cuchara, me parece perfecto.
-Eso está hecho. Te va a encantar.
+Bueno, si lo haces tu, seguro que si.

Abro los ojos mucho, y cuando siento el calor en mis mejillas, ya es tarde. Una sonrisa se asoma de sus labios y le da un bocado a su bocata.

-¿De que es? -pregunto curiosa.
+Lomo y queso.
-Si voy corriendo a tu casa, ¿Me darías un muerdo?
+Se dice mordida, paleta. -y se ríe, la muy...-
-Si, si. -digo resquemada- Pues yo he cenado sopa de tomate.
-Buaj, que asco. ¿Tenía telilla?
-Si...
-Repito: que asco. En ese caso si te daría un "muerdo" para quitarte el sabor de la boca.
-Pues esperate que voy corriendo. -y cierro el ordenador. Lo que no se esperaba es que de verdad iba a ir a su casa.

Me había puesto un anorak, haciencome parecer una bola de color negro.

-¡Voy a salir! -digo gritando. La tele estaba muy alta, y mis padres estaban en el salón, viendo un partido. Pongo los ojos en blanco y salgo de casa.

En cosa de diez minutos estoy delante de su puerta, sin saber si llamarla o no. La luz de su cuarto estaba apagada, asi que puede que se haya dormido. Pero de repente se abre. La puerta, digo.

-¿Nadia? ¿Que haces aquí? -me dice Mia desde el descansillo.
-He venido a verte. Supongo que por que me aburría y quería estar contigo.

Se sienta a mi lado, y me apoyo en su hombro.

-Dos días.
-Si, dos días. En dos días será todo mejor.
-Me encanta cuando te pones dramática. -dice sonriendo.
-Sabes que soy así. ¿Que hay de ese muerdo?
-Llegaste tarde. Ya me he ocupado de ese bastardo.
-Ya te vale... -le doy un pequeño empujón amistoso- Y solo había venido a por eso.
-¿No venías a verme? -dice poniendo un puchero.

Sonrío suavemente y le coloco un mechón suelto detrás de la oreja, y le retiro las gafas.

-Venía a verte a ti. Y con el muerdo no me refería al bocata. -me acerco a ella y pego mi frente a la suya- Ahora cierra los ojos, y pon morritos...

Lo hace, y yo lentamente me separo, agarrando un poco de nieve y acercándola a sus labios.

-Seras zor... -dice riendo. Y en esas si que me acerco y beso sus labios, ahora helados.

Ella suelta un pequeño aspaviento por la sorpresa.

El beso solo dura unos segundos, pero es suficiente.

-Lo necesitaba. Gracias Nadia. -me dice susurrando.
-De nada, Mia. Y ahora.... -meto las manos en su suéter y empiezo a hacerle cosquillas.

BoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora