Capítulo 1. Devoted

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POV. SUNGGYU

Las melodías que tarareaba en latín sonaban bien incluso a mis propios oídos, sintiendo que era la mejor forma de relajarse, de centrarse en las tareas que uno tenía por delante en el día, como una especie de mantra que sirviese para que todo fuese mejor.

Eso era lo que siempre me habían dicho, desde que tenía uso de razón y había comenzado la escuela, siendo obligado a rezar a todas horas, por la mañana al mediodía y por la tarde, acostumbrándome a ello como si de un ritual se tratase.

Incluso lo hacía los fines de semana para no olvidarlo más tarde, convirtiéndolo en una práctica ritual que aún ahora mantenía, si bien por razones distintas.

Servir al señor se había convertido en mi vocación hacía tanto que lo había olvidado, sintiéndome más que conmovido por cómo se había desarrollado la vida de Jesús y sus seguidores.

En realidad la palabra correcta era fascinación, fascinación y respeto a decir verdad, si bien mi interés no tardó a cambiar hacia el creador, el padre de dicho mártir, representante en la tierra de la palabra de su progenitor.

Todos los niños tenían algo que les gustaba de pequeños, lo mío había sido la biblia, el perderme entre sus páginas aún si era consciente de que había incongruencias, pero no me importaba demasiado.

No era el hecho de que las historias en sí fuesen creíbles o no, que fuesen demostrables o completamente falseables, sino el hecho de creer que había algo más que ayudaba en los malos momentos, que estaría ahí cuando se necesitase.

El pensar que todo ocurría por algún motivo superior y que por eso mismo uno no debía de preocuparse por el porvenir realmente.

Continué tarareando el cántico mientras terminaba de limpiar la sacristía por mi cuenta, a pocas horas antes de que comenzase la primera misa del domingo, al menos la mía.

Solía alternar mi turno con el del otro padre que trabajaba allí conmigo, haciendo una cada uno de forma que podíamos repartirnos el resto del trabajo.

Nadie más estaba por allí habitualmente así que hacíamos la limpieza nosotros también, algo que no me molestaba particularmente al ser momentos en los que aprovechaba para vaciar mi mente.

Parecía mentira que hiciese ya más de un año desde que se me había ordenado oficialmente como sacerdote, mis padres inicialmente opuesto a semejante ofensa familiar.

No era que no fuesen religiosos, simplemente nunca habían comprendido que yo llevase ese asunto a un nivel tan serio como querer ordenarme sacerdote en lugar de conformarme con ir a la iglesia y rezar como ellos.

Yo quería algo más, quería dedicarme realmente a las enseñanzas del señor, en cuerpo y alma, aún si eso suponía rechazar la opción de un matrimonio y tener hijos.

No me importaba, en realidad aún si el señor consideraba que pecar dentro del matrimonio era excusable con el claro objetivo de procrear no era un aspecto que en algún momento hubiese llamado mi atención.

Más bien al contrario, me repelía, así que en lugar de optar por seguir con los mandatos de la creación de dios en ese aspecto había decidido que bien podía cumplir con mi deber ayudando a otros a acercarse a su palabra y enseñanzas.

Supuse que haber pasado toda la vida en colegios religiosos ayudaba a que esa parte fuese fácil puesto que mis contactos con el género femenino se veía reducido a los momentos en los que estaba en casa durante las vacaciones, volviendo del internado.

Tenía una hermana mayor, pero mi relación con ella era un tanto extraña al vernos tan poco y como norma general lo más cerca que había estado de una mujer era de ella y de sus amigas cuando estaban por allí.

[WooGyu] Sweet Temptation(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora