Capítulo 3. Heaven on Earth

319 33 1
                                    

POV. SUNGGYU

Era imposible no sentirme inquieto ante las palabras que constantemente me dirigía ese joven, por esas descripciones exageradamente gráficas de las cuales yo no veía necesidad alguna y que, sin embargo, me sentía incapaz de detener.

Una parte de mí pensó que con la primera vez él tendría suficiente, que no le vería más por la casa de dios, pero él siguió apareciendo, todos los días, incluso aquellos en los que parecía que no iba a hacerlo.

Con el paso de los días me había encontrado a mí mismo buscando disimuladamente con la mirada a lo largo de los distintos servicios del día si él estaba entre el público, algo que descartaba rápidamente, la mayor parte de los feligreses siendo gente mayor.

Lo suficientemente mayor como para competir con la edad de mis propios abuelos, sabiendo que la presencia de ese joven entre tanta gente mayor destacaría por sí sola aún si yo no me esforzaba en buscarle.

En realidad incluso entre gente más de su edad sabía que era del tipo que destacaba, me lo decía no solo su forma de vestir, sino también el aura que le rodeaba, su actitud.

Me costaba creer que pudiese sentirse culpable por algo, motivo por el cual sus confesiones me estremecían e inquietaban más con el paso de los días.

Porque sabía que él no lo sentía de verdad pero no llegaba a determinar cuál era el propósito de aparecer cada anochecer para hablar conmigo en el confesionario a solas cuando más bien lo que parecía necesitar era un amigo que escuchase esa cantidad de perversiones que oídos como los míos no deberían de escuchar.

Sin embargo, también estaba seguro de que no era que le faltasen precisamente amigos el motivo por el cual me hablaba a mí.

Era algo más, algo que realmente yo no quería llegar a terminar de perfilar en mi mente, diciéndome a mí mismo tras la primera semana que me lo estaba imaginando todo.

Que debería de dejar de intentar ver más allá de lo que intentaba aquel joven, puesto que no tenía por qué dirigirse a mí con mala intención después de todo.

¿Qué se suponía que iba a hacerme únicamente hablando conmigo? Nada.

O nada era precisamente lo que me gustaría contestar de verdad, siendo consciente de que una parte de mí en el fondo parecía esperar que él apareciese al anochecer para confesarse.

Tal vez por eso había convencido a Howon de que me permitiese cerrar todos los días la iglesia en lugar de alternarnos ese trabajo como siempre, a cambio dejándole hacer las mañanas, puesto que de todas formas él era de los que tenía más energía por la mañana que por la noche.

Yo iba un poco al revés así que utilicé esa excusa para proponerle el cambio aún si sabía que no era cierto.

Si lo hubiese sido no hubiese sentido era sensación de culpabilidad en lo más hondo de mi ser, motivo por el cual pedía perdón todas las noches, prometiéndome a mí mismo y al señor que no lo había hecho con mala fe.

Que solo quería ayudar a una pobre oveja descarriada y que si esta necesitaba confesarse al anochecer yo debía de estar dispuesto a escuchar, por mucho que no fuese del todo cierto.

No lo era, pero yo no podía admitir ante mí mismo que lo que sentía era cierta expectativa y curiosidad cuando el anochecer se acercaba, incluso esos en los cuales no le veía en la misa.

Porque no le veía pero sentía su presencia, era como si algo en el aire cambiase cuando él llegaba o tal vez simplemente sentía sus ojos fijos puestos en mí de forma estremecedora.

[WooGyu] Sweet Temptation(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora