Los arboles de abeto...

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Entrelazadas nuestras manos
allá en la calzada
de los amores otoñales,
se conserva la estampa
de nuestra conjunta figura.
El grato recuerdo
de haberte amado
antes que a nadie.
Cuando no estábamos cuerdos
e incitábamos a la locura.
¡Oh! Preciado destino
que en tu corazón
quiso mostrarme,
la verdadera belleza
que aun ahora me abruma.
Hoy, que camino
por este recordado paisaje,
visito el sagrado recuerdo
que grabamos a la luz de la luna...
¡Aun te amo! He de sincerarme,
pues eres la gentil promesa
que mis negros días alumbra.
Eres bondad que me complementa,
historia atrapada en otro tiempo,
en un signo quizás no eterno,
pero que durara mientras vivan...
los arboles de abeto.  

  

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Sobre el Amor y otras reflexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora