Fe...

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Relajante atmósfera divina,olor a incienso enervante

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Relajante atmósfera divina,
olor a incienso enervante.
Paginas de Cristo agonizante,
gotas dispersas de resina,
agua cristiana exonerante.

Voces que chocan contra el techo,
hacen eco en pálidas figuras.
Antigüedad de mágicas pinturas,
en la esplendidez de sus bosquejos,
que muestran la paz de las alturas.

Luz que traspasas ventanales,
luces múltiples colores.
Cubren los nardos de las flores
y parecen ser los manantiales
de la exaltitud de los fervores.

Altares con ébano adornados,
oro que cubre los retablos.
Vitrinas que guardan a los santos,
recuerdos de años ya pasados,
con tapices, cantigas y mantos.

Órgano del que escapan melodías,
llaman a las puertas de ultratumba.
Entran en el alma más profunda
y estremecen con fría tiranía,
retumbando con fuerza en las columnas.

Bocas con tono suplicante,
alabando en el palco de los coros.
Entonando cantos tan sonoros,
que de la maldad parecen deslindarte;
y de bondad perciben ser piadosos.

Notas melancólicas y fúnebres
rondan en la noche ya marchita,
hacen que el eco las repita,
como una monótona costumbre,
habida en la profunda voz de la mezquita.

Este es el recinto de mi fe,
una fe divina que se exalta,
un corazón solo que se harta
de las cosas que en el templo mire,
y lo bello que ahí se canta.

Música, retablos y pinturas,
mujeres que alaban con sus voces.
La gracia y dicha de los goces
plasmada en el mármol de sus columnas,
y en el rígido frió de sus poses.

Roca que hace eco a lo que escuche,
y es la depositaria de mi fe.


Sobre el Amor y otras reflexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora