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Tristán's POV

Ya habían pasado algunos días desde que aquella chica, Kate, me había defendido de Susan. La pelirroja no me había vuelto a molestar, lo que consideraba un milagro. Para mi bendita suerte, ella apenas había aparecido. Yo sabía que estaba en el instituto, porque la veía en clase, pero ya no se hacía ver por los pasillos como si ella fuera una diosa griega. 

Era duro ser acosado por esa imbécil, pero era aún más duro enfrentarse a ella y ser castigado por ello. Era por eso por lo que la culpabilidad me carcomía cada vez que veía a Kate. A pesar de todo, ella no era muy habladora, al contrario de su hermano, Samuel. 

—Hey—me dijo en clase—, ¿te gustaría ir luego a los recreativos?

Yo dije que sí, evidentemente. Me encantaban los recreativos, y lo mejor de todo era que justamente los miércoles era gratuito. 

Después de clases, el rubio y yo nos dirigimos hacia el salón de juegos "Arcade's Tom". El chico era exactamente igual que su hermana. Los mismos dulces ojos azules y el mismo pelo claro. La misma curva del puente de la nariz, los mismos pómulos alzados, el mismo mentón redondeado. 

—¿Sueles ir a Arcade's Tom?—preguntó. 

—Cada miércoles. 

—¿Y cuál es tu juego favorito?

—El cásico, "Pacman". 

Él asintió en silencio. Casi como dando la aprobación. 

—¿Y qué es lo que te gusta a ti?—interrogué yo. 

—Pues me gusta el anime de acción. Y no me desagrada el incesto en el anime—confesó, quizás algo avergonzado quizás algo orgulloso, quizás ambas. 

Yo asentí en silencio. Honestamente, yo no era (ni soy) un gran fan del anime ni del manga, pero me parecía como mínimo interesante. Además, el chaval me caía muy bien. 

—Oye, creo que aún no he agradecido bastante a...

—Para ya, en serio, tío. Todo bien. Así es mi hermana. 

Seamos sinceros, el muchacho parecía un pelín molesto a la mención del tema. Creo que él entendió lo que parecía. 

—A ver, no estoy enfadado—aclaró.— Es sólo que no me gusta ver a mi hermana mal. Y la castigaron con esa bruja. Normal que me agobie un poco. 

—Sí, supongo...—admití.

Nos pasamos el resto de la tarde bromeando y jugando en el salón de juegos. Poco a poco fui descubriendo más facetas de Samuel. Como que le era demasiado sobreprotector, era bastante malo al PacMan y que su comida favorita eran las enchiladas. Yo, por mi parte, le dije que me encantaban los clásicos, desde las bandas como Queen hasta las películas como Stars War. 

Después de despedirnos, caminé tranquilamente hasta mi casa. Sin ninguna incidencia. Bueno, casi. 

A mitad de camino, choqué con alguien. Una mata de pelo rojo fuego y una mirada negra perdida en sus pensamientos. Susan no gritó, no me insultó, no me espetó nada. Ella solo se disculpó murmurando y se marchó. 

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