Supervivencia Extrema

3. La muerte de papá

Apenas vi caer a papá, busqué alguna señal de violencia en él, y encontré sangre... Volteé y vi a un hombre con el rostro pálido y un arma humeante en la mano. Me dirigí hacia él con cara de pocos amigos y pensando en asesinarlo.
Cuando estaba por golpearlo, se tiró de rodillas al suelo y dijo:

-¡Por favor, perdoname!, ¡Creí que tu compañero era uno de ellos e iba a matarte!

Asombrado, saqué mi pistola y cuando ya estaba a punto de dispararle se oyeron gruñidos de perros y zombies. Metí a mi papá adentro de la casa y luego entré rápidamente.

Mamá comenzó a gritarme diciendo que yo debía cuidar a mi padre, cuando por fin hizo silencio le expliqué lo que había sucedido y comenzó a llorar. Cegada por la furia, abrió la puerta para dirigirse hacia el hombre que había lastimado a Papá, pero al abrir la puerta fue atacada por un zombie. Tomé un arma y comencé a disparar, pero eran demasiados y mi hermana y yo tuvimos que dejar atrás a mamá.

Mientras nos encaminábamos hacia quien sabe donde, observábamos cómo esas cosas devoraban a la gente.
Pero en un repentino estruendo, caímos al suelo mientras veíamos a los zombies volar por los aires despedazados.
Huimos del lugar, sin saber que diablos era lo que estaba sucediendo abriéndonos paso entre zombies.
Llegamos a casa de un amigo que por suerte se encontraba allí, y pudimos refugiarnos bajo su techo.

-¡Gracias a Dios que están vivos!- dijo John.

-No fue fácil llegar hasta aquí, dije-.

John parecía algo raro. No lo sentía tan amigable como otras veces, pero, a fin de cuentas estábamos en medio de un apocalipsis zombie y me pareció lógico verlo preocupado.

Mi amigo nos ofreció dormir allí y nosotros aceptamos ya que no había otro lugar a donde ir.

Tuve una pesadilla en la que esas cosas tomaban a Julia por la espalda y devoraban su cuello.
Desperté asustado y fui a verla donde ella estaba durmiendo.
Luego me dirigí a la cocina a tomar un poco de agua, afuera se escuchaban gritos, sirenas, explosiones, muchas cosas horrendas que creo que si en ese momento las hubiese visto, me habría desmayado.

Al otro día, me levanté con un susto enorme. Por la noche tuve una segunda pesadilla que me hizo dudar sobre John.

Me levanté de un salto y fui a la cocina. John y Julia estaban despiertos charlando. Tomé a John de la camisa y lo lancé contra la pared. Con un grito, le dije:

-¿Dónde demonios está Alice?

-Yo... yo la maté...- Dijo John...