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Capitulo I: Simona, un caos.

Ella no era rebelde, no, mucho menos inconsecuente, simplemente hacia cosas que según su pensar, no era ni buenas ni malas, solo neutras. Acciones que no se adecuaban al momento, lugar, contexto, hora, minuto y segundo.

Su madre ya lo había intentado todo, absolutamente todo y más; revistas de auto ayuda, libros de guía espiritual, psicólogos, consejos del señor "Ming" un asiático drogadicto que aseguraba poder comunicarse con los astros y así la lista corría, sin embargo, nada de eso bastó, Simona seguía metiéndose en líos, emborrachándose hasta la madrugada, escapándose de clases, sus calificaciones eran del asco, no era más que un caos un gran caos.

Pero ella no era un desastre por obra de la casualidad, para nada, el multiverso no lo había decidido así. Sucede que había experimentado el mayor dolor de su vida, al menos así lo creía ella, la muerte de su mejor amiga le había arrebatado mas que solo una parte de si misma, le había quitado algo de su existencia, le había quitado sonrisas y estabilidad. Su mejor amiga era el tipo de persona a la cual le podía confiar secretos, de esos que a nadie en la faz de la tierra le importan, tanto como esos profundos e interesantes, junto a ella podía reír un millón de veces o quizás dos millones, no estaba segura del número exacto, pero si de algo estaba segura es que nada de eso volveria a suceder, se sentía sola y aquello dolía y mucho, desde entonces su actitud había cambiado completamente.

Hoy comenzaría su ultimo año en el instituto, pero sus ánimos estaban muy lejos de ser los mejores, odiaba las miradas perturbadoras sobre ella, odiaba los almuerzos solitarios, odiaba que la pensaran como la chica mala, lo único que le agradaba del instituto eran las clases de arte, amaba poder expresarse con la simplicidad de rayas y colores, le parecía algo fenomenal, aun así sabia que este año seria muy distinto pues el viejo profesor Luke, el único profesor que de alguna forma u otra logró ganarse el cariño de Simona se había jubilado. Parecía que este año los planetas volverían a conspirar contra ella.

-Simona, vamos, ya es hora levantate o llegaras tarde.- soltó su madre desde el marco de la puerta y recostandose en este.

-Mmhh.. Ya..ya me levanto.- dijo Simona con voz ronca y evidentemente somnolienta, se removió entre las sabanas tratando de despertarse pero le era casi imposible.

-Te estaré esperando con el desayuno en la cocina.

Simona definitivamente amaba a su madre y se odiaba por ser tan mala hija, a veces pensaba que era muy tarde para arreglar las cosas.

Se quedo mirando el pequeño reloj encima de su mueble; siete en punto, leyó.
-Vaya mierda.

Luego de asearse y pasar un largo rato en la ducha dejando el agua simplemente caer sobre su cuerpo mientras filosofaba sobre las injusticias de la vida, se comenzó a vestir. Vaqueros negros, sus converses del mismo color infaltables aunque ya algo desgastadas por el tiempo, una camiseta que escribía "The rocky rock band" su banda favorita de rock local, para apaciguar el frío de la mañana escogió su casaca de jeans favorita. Una vez lista bajo a desayunar.

-Espero que este año sea mejor Simona, que mejoren tus calificaciones o que hagas nuevos amigos-dijo su madre mientras le servía una humeante taza de café.
Amaba el café con su vida.

-Esperas mucho, creo.-soltó Simona agarrando la taza meticulosamente tratando de no quemar sus manos y soplando para enfriar.

-Solo te estoy pidiendo un mínimos esfuerzo hija, no te pido que lances un cohete o que armes una bomba nuclear.

-Quizas eso sea mas fácil-dijo Simona mordiendo un trozo de las tostadas que su madre había preparado.

-Solo prometeme que al menos lo intentaras.

Simona la miro vacilante antes de asentir.-esta bien- dijo, sin embargo, era otra de las muchas promesas, lo intentaría, claro que si, pero lo mas probable es que todo fallase, o así lo sentía ella.
-Bueno, yo ya debo irme, creo que se me hace tarde.

-Que te vaya estupendo ¡Te quiero hija!- sintió como su madre gritaba desde la cocina.

-Yo igual-murmuro casi inaudiblemente, nunca entendía porque le era tan difícil expresar su cariño.
Agarro su mochila y la acomodo en su espalda, busco su personal y lo guardo en el bolsillo de su pantalón mientras ubicaba sus audífonos, la musica siempre le hacia sentir como en una película.

Camino un poco antes de llegar, afortunadamente el instituto quedaba cerca de su casa, era una mañana muy fría y así lo hacía sentir el humo de su respiración. Pudo divisar rápidamente cara nuevas y otras conocidas, se apresuro para entrar, aun no sabia con que clases comenzaría pero para su suerte la información de horarios siempre la apuntaban en un pequeño diario mural. "Literatura" pudo leer Simona.

Literatura era de esas clases que podía amar y odiar a la vez, no comprendía aquélla increíble dicotomía, pero el arte era así. Le sorprendía como lograba maravillarse con algunos escritos pero como otros le parecían un verdadero fiasco.

Prosiguió el camino al salón donde se impartirían las clases, al llegar notó que ya habían estudiantes dentro, y con!o era de esperar le lanzaron miradas perturbadoras, la observaban de arriba a abajo y viceversa. Hizo caso omiso y se acomodó al final, de las últimas, donde siempre. No pasó mucho tiempo cuando el profesor llego, realizando el aburrido protocolo de primer día de clases, estaba hablando cuando alguien llamo a la puerta, un chico se asomó disculpándose por el retraso, era nuevo sin duda lo era, tenía una cara temerosa. El profesor le indicó sentarse y Simona cayo en cuenta que su puesto era el único vacío-genial-pensó sin nada de ánimos.

El novato chico se acercó y tomo lugar, Simona sentía su mirada sobre ella, saco su libro regalón para parecer más casual y comenzó a leer.

La clase transcurrió lentamente pero para sus suerte llegó a su fin con un estruendoso campanazo de termino.

-Edgar Allan Poe, excelente elección-Soltó el chico repentinamente haciendo dudar a Simona si este se dirigía a ella.

-¿Qué?

-Que excelente elección, Poe es uno de mis escritores favoritos-dijo entusiasta y con una linda sonrisa.

-¿Me espiabas mientras leía?-espeto mirándolo con rareza y adelantándose para salir prontamente del lugar.
El chico apresuró el paso para alcanzar a Simona

-No, yo...yo solo lo reconocí por la portada

Simona lo miró sin expresión, se fijó en sus ojos, tenía una mirada apacible, de esas que te hacen sentir en paz. Su apariencia de nerd le entregaban una cierta ternura.

-Te felicito.

El solo río, Simona aceleró su andar para dirigirse a un lugar especial, el único lugar que valía la pena en el Instituto, la azotea, iba allí frecuentemente a fumarse un cigarrillo o simplemente a charlar con Raimundo, el era el conserje encargado de que chicos como Simona no subieran a la azotea, sin embargo, luego de unos cuantos retos había desarrollado una especie de amistad o algo por el estilo. Raimundo era gay y siempre tenía una historia que contar, era un tipo divertidisimo.

Estuvieron unos minutos hablando hasta que Simona vio en su pequeño reloj que ya faltaba poco para su próxima clase. Se despidió de Raimundo y continuó con su camino.

Caos Fantástico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora