II

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Capitulo II: Eduardo.

Matemática, su siguiente clase era matemática, Simona realmente no estaba muy encariñada con los números tampoco comprendía cual era el afán de mezclarlos con las letras, odiaba que los seres humanos se complicaran la vida casi por una suerte de masoquismo, todo podía ser sí o no pero la esencia rebuscada del hombre obligaba a añadir los quizas, los tal vez, los peros. Luego de un momento pensando y analizando el panorama, entre escaparse e ir a clases, sin duda escaparse era la opción más tentadora pero le había prometido a su madre un mínimo esfuerzo. Caminaba por el pasillo lentamente casi arrastrando sus pies, escuchaba las voces de los pubertos, las chicas se escandalizaban por chismes y los chicos hablando de alguna que otra nueva conquista-nada interesante-pensó Simona

Llego al salón justo cuando la campana sonó, su suerte era increible. El profesor de matemática era un tipo demasiado conservador y testarudo,  de esos que llegaban a calificar por actitud mas que por logro, estuvo dos largas horas dando su cátedra de porque los números eran tan importante en la vida de las personas.
-Como si necesitase una ecuación para saber que tipo de toalla sanitaria es la adecuada-pensó Simona.

Cuando la clase finalizo, se apresuro en llegar a la cafetería del instituto para alcanzar una mesa vacía y poder merendar tranquila. Saco de su mochila un emparedado, una manzana y un jugo de arándano. Estaba decidida a comer cuando sintió que alguien se aproximaba hacia ella, alzo la mirada y allí estaba, el chico nuevo la observaba vacilante.

-¿Puedo sentarme aquí?-pregunto dudoso mientras sostenía una bandeja con comida
Simona no respondió, solo miro.
-La bandeja pesa
Simona solo se encogió de hombros
-Lo tomare como un sí-dijo el chico mientras se acomodaba en el pequeño mesón-me llamo Eduardo, por cierto.
No había razones para ser mal educada
-Me llamo Simona-respondió despacio
Eduardo sonrío-Es lindo- por alguna extraña razón Simona sintió sus mejillas arder, trato de mirar hacia otro lado para pasar desapercibida dejando sus cabellos caer descuidadamente sobre su rostro.

-Estas roja-soltó el chico riendo
No funciono.
-No lo estoy
-Que si
-Que no
-Combina con tus ojos
-¿Con mis ojos? ¿Es enserio? Si no sabes alagar mejor no lo hagas, ¿no crees?
-Lo siento, es lo único que se me ocurrió-sonrió Eduardo
Simona sonrió de vuelta

-¿Eres nueva?-dijo el chico mientras revolvía lentamente su plato de spaghettis

-No, he pasado mi vida en este infierno, pero al parecer tu si eres nuevo, nunca te había visto por aquí.
-Soy nuevo, con mi familia nos mudamos de ciudad así que decidí terminar mis estudios aquí
Simona lo miro fijamente
-¿Por que dices que esto es un infierno?-pregunto Eduardo
Simona iba a responder pero unas chicas decidieron interrumpir gritando groseramente
-Miren, la rarita tiene novio nuevo. Quienes lograron oír soltaron una carcajada
Eduardo pareció comprender a lo que se refería Simona con infierno

Ella estaba furiosa, odiaba que la juzgaran de esa forma, ella no era mala, ella no se consideraba así, tenia un buen corazón, solo no dejaba a muchos entrar en el.
Se iba a parar para a enfrentar a las chicas pero sintió una mano entrelazarse con la suya lo que la detuvo por completo

-Tienen algún problema con ello chicas, o acaso sienten una pizca de envidia-espeto Eduardo sonriendoles-no olviden que la envidia deja en descubierto la inferioridad de la persona
Las chicas lo miraron y rieron con ironía

-¿Por que hiciste eso? Ni si quiera nos conocemos-dijo Simona tratando de aguantar su risa
-Es una pequeña broma, ahora me debo ir. Ten un buen día-dijo Eduardo sonriendo
Simona sintió sus mejillas arder nuevamente.

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