Love

760 62 6
                                    

Academia Samezuka

Era sábado, todos los chicos de la academia se preparaban parada prueba de inglés que se realizaría el lunes. Rin, quien había vivido en Australia, estaba confiado de que su experiencia al haber vivido en este lugar le ganaría una nota sobresaliente. Por otro lado, Nitori, quien siempre había batallado con esta materia, tardaba de comprender lo que decía en el libro de texto en vano.

–Matsuoka senpai, ¡Sálveme! No entiendo nada y si repruebo este examen tendré que ir a extraordinarios, ayúdeme.– Nitori rogaba por la ayuda de su superior quien yacía casi dormido en la litera.

–Si que eres molesto. ¡Dame esa cosa! Mira, esto es un adverbio. Los adverbios son como adjetivos pero en vez de describir el sustantivo describen el verbo. ¿entiendes?– Rin explicó con molestia pues había explicado esa misma lección muchas veces.

–¡Oh, ya entiendo! Usted es increíble Matsuoka senpai!– Nitori alegaba sorprendido a su senpai pues había resumido toda la lección en pocas palabras, resolviendo así todas sus dudas.

–Sí sí, ahora cállate porque quiero dormir–

Los minutos pasaron, Rin se sumió en un profundo sueño tras admirar por bastante tiempo una foto que nadie sabía que tenía. Era una foto que secretamente le había tomado a Makoto mientras practicaba. Nadie sabía de esa foto, y menos que estaba puesta como fondo de pantalla. Momo le había contado a Rin que si mantenías la foto de la persona que te gustaba por treinta días sin que nadie se de cuenta su amor se haría realidad. Rin sabía que era estúpido pues no era nada supersticioso.

Poco después de que Rin cayó dormido, Nitori salió de la habitación para no despertar a su superior; sabía que este se enojará demasiado si hubiese llegado a hacerlo. Rin continuó dormido por varias horas, ya era tarde y Nitori no regresaba, todo estaba en completo silencio. De repente, se escuchó un estruendo en el pasillo. Fue algo suficientemente sonoro para que Rin se despertara de golpe y corriera a abrir la puerta y averiguar lo que sea que haya causado tal sonido.

Al abrir a puerta, Rin corrió preocupado hacia el chico que yacía tendido al pie de las escaleras. Estaba oscuro así que el pelirrojo no pudo distinguir quien era, hasta que estuvo a poco centímetros de él. Era Makoto, cuyo cabello estaba empapado, signo de que había corrido hasta la academia bajo la incesable lluvia.

Rin no sabía que hacer, Makoto no despertaba, pero no podía dejarlo ahí, si lo hacía probablemente pescaría un resfriado. Tras mucho esfuerzo, Rin logró arrastrar al chico hasta su habitación, lo cubrió con una toalla y esperó sentado a su lado a que despertara. Era obvio que venía a verlo a él puesto que no conocía a nadie más que viviera cerca de donde estaba.

No pasó mucho tiempo antes de que Makoto deportara de golpe conmocionado. Lo primero que hizo fue voltear a los lados confundido, para encontrarse con la esbelta cara de Rin quien lo observaba fijamente.

–¡Rin! ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?– Makoto hizo toda clase de preguntas exaltado.

–No sé, solo te encontré desmayado en el pasillo, al igual que tu quisiera saber como llegaste aquí.–

Makoto quedó en silencio tratando de recordar que hacía ahí. Cuando lo logró, volteó rápidamente su mirada a otro lado y así evitar hacer contacto visual con el otro chico.

–Y-yo... vine a hablar contigo. Solo quería decirte una cosa, pero si te lo digo me odiarás.– El peliverde hablaba con dificultad sin mirar a Rin a los ojos. Trataba de ocultar un evidente sonrojo que se había formado tras recordar su propósito.

–¿Por qué te odiaría? Hemos sido amigos desde niños, no podrías hacer algo tan terrible como para hacerme odiarte. ¿No mataste a mi hermana, verdad? Claro que no. Vamos, dime.– Rin hablaba con confianza fingida pues el tener a Makoto en frente lo ponía de nervios cuando horas atrás había admirado su fotografía por casi media hora.

–Yo...no puedo. En serio, prométeme que a pesar de lo que diga no dejaras de ser mi a-amigo.–

–Claro que no, puedes confiar en mi. Después de tantos años y tantas peleas, no dejaré de ser uno de tus mejores amigos.–

La palabra "amigos" resonó en la mente de Makoto. Eso eran, amigos, y probablemente nunca sería n más que eso. Si acaso llegara a confesarle la realidad sería mal visto por muchos y a pesar de las promesas de no odiarlo de Rin, sabía que la relación tan cercana que tenían se rompería.

–Rin... Olvídalo, yo me tengo que ir. Siento haber malgastado tu tiempo.– Makoto se disculpó y trató de huir, pero el agarre firme de Rin lo detuvo.

–Makoto, dime. No tienes nada de que preocuparte.–

La presión que sentía el peliverde en ese momento era grande. Quería decirlo, quería decirle a Rin lo mucho que le gustaba, todas las veces que había soñado con un futuro junto a él, todas las veces que ha llorado en la oscuridad de la noche al saber que había una alta posibilidad de que lo rechazara. Todo eso quería salir del interior del chico a pesar de todos los obstáculos que se interponían entre ellos.

–Tu, me gustas.– Makoto habló en un susurro casi inaudible. Tan bajo que fue imposible para Rin escucharlo.

–¿Qué? No te esuché, lo siento.–

–En serio no puedo.–

–¿No puedes qué?– Rin ahora estaba exaltado, siempre había sido desesperado y no se andaba con rodeos.

–¡Dejar de pensar en ti! Rin, desde que volviste de Australia no he parado de pensar en ti. Todas las veces que estaba contigo y no me veías, quedaba inmóvil al verte. Todo en ti es tan perfecto y hermoso que me he torturado pensando en que si te digo lo que siento me odiarás y alejarás de tu vida. No soporto la idea de estar lejos de ti. Rin, por el amor del cielo santo, no me odies. Me gustas maldita sea.– Makoto soltó todo lo que había guardado por tanto tiempo. Se descargó por completo quedando exhausto y sin aliento. Esperando la respuesta de Rin, al borde de las lágrimas pues este no respondía nada.

You are beautifulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora