Me bajo de la moto de James cuando la detiene frente a mi casa.
— ¿Nos vemos mañana en clases? — Le pregunto, mordisqueando mi labio como muestra de mis nervios. James no ha dicho una sola palabra desde que salimos de su casa, y eso tiene a mi cabeza dando vueltas por un montón de panoramas.
— Mañana — asiente, mirando sus manos sobre la moto.
También asiento sin saber qué más decir.
Me quedo frente a él, en silencio, esperando a que diga algo.
No dice nada.
Bien.
Un involuntario suspiro de tristeza sale de mis labios y giro mi cuerpo para entrar en casa, pero la mano de James me detiene.
— Espera... — no me giro, me quedo en la misma posición, mirando hacia la casa —. ¿Tu madre no va a sospechar que dormiste conmigo?
Sacudo la cabeza, desilusionada por sus palabras.
Pensé que me diría algo más.
— Le diré que fuiste a recogerme a casa de Diane — le digo sobre mi hombro para que pueda escucharme —. Estaré bien.
Intento soltarme, pero su mano hace más presión en la mía, impidiéndomelo.
— Thea, espera — me obliga a girarme, dejándome justo frente a su rostro —. Yo... no sé cómo decírtelo.
— ¿Qué? —Pregunto, pensando que va a terminar algo que no hemos comenzado.
— Lo que dijo Dereck ha estado carcomiendo mi cabeza y yo...
— ¿Tú?
Sus ojos verdes se cierran por un segundo y, cuando los abre, miedo brilla en ellos.
— ¿Quieres ser — traga saliva —... mi... mi... mi... novia? — La última palabra la dice en un susurro poco entendible, pero he logrado leer sus labios.
Fuegos artificiales como los que explotan en navidad, empiezan a explotar en mi vientre.
— ¿Qué? — Pregunto con una pequeña sonrisa.
— Yo... — cierra los ojos mientras dice —: Olvídalo, después te digo.
Oh, no puede ser más tonto. ¿Por qué le es tan difícil? No es como si yo me fuera a negar. Me encojo de hombros y decido seguirle el juego.
— Está bien — miro sobre mi hombro para ver la casa de la vecina que ahora tiene unos lindos gatitos recién nacidos —. Como quieras — susurro, pensando en si hay leche en el refrigerador para llevarle a las bolas de pelos recién nacidos.
— ¿Qué vas a hacer hoy? — Me dejo mover por él cuando me atrae a su cuerpo, sus brazos enrollándose en mi cintura y sus manos cayendo en mi trasero.
— No deberías hacer eso frente a mi casa — le digo, refiriéndome a sus manos inquietas sobre mí.
— Tu madre me ama — me recuerda con una sonrisa engreída en sus labios.
— No estaría tan segura de eso — dejo mis manos sobre sus duros antebrazos —. Si se entera de lo que hicimos anoche, tenlo por seguro que no te va a amar.
— ¿Y es que tú se lo piensas decir, Ratón? — Pregunta, alzando una ceja con evidente burla.
Niego de inmediato. Si mi madre se entera, se va a enojar muchísimo. Y si mi padre se entera, cosa que pasará si mi mamá lo sabe, él me mandará a un convento al otro lado del mundo para que no vuelva a ver a James.
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El chico rudo de mi clase |Disponible en fisico y en Epub|
Historia Corta"Un curioso ratón de laboratorio está en busca de problemas". .............. Prohibida la adaptación de esta historia. Todos los derechos reservados de autor.