Capítulo 2

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James en multimedia.

Miro a Diane mientras habla, como la propia cotorra, sentada en la mesa que compartimos James y yo.

— ¡Han pasado dos semanas, Thea! ¡Dos semanas! — La miro aún más, imaginándola como una política de esas que gritan y gritan; le vendría tan bien el papel —. ¿Me estás escuchando?

Sacudo la cabeza.

— Lo siento, ¿qué?

Diane me mira con enfado porque de nuevo no he prestado atención a sus palabras.

De repente, escucho una muy baja pero ronca risa. Es James, no tengo que mirarlo para saberlo. Él finge no escuchar nada, pero estoy segura de que sí lo hace. No sé qué me sorprende más, que él preste atención y se divierta de mis conversaciones, o que Diane ignore totalmente que el chico a mi lado está al día con todo lo que ella me dice.

— Thea, deja de ser tan distraída — Diane chasquea los dedos frente a mí para que me concentre en ella —. Te hablaba de la aparecida de Ariana y tu novio Mathew, ¿los recuerdas?

— De hecho, ya no estoy segura de recordar el sonido de la voz de Mathew — digo, sacando mi agenda con desgano —. Ya casi ni me habla porque se lo pasa con ella.

— ¡Por eso, Thea! ¡Debemos hacer algo que...!

Ahora la imagino como un entrenador de equipo de soccer, en este caso yo sería la única integrante. Miro sus labios moverse y todo lo que puedo imaginar que dice es: ¡Vamos, Thea! ¡Tú puedes! ¡El equipo unido jamás será venci...

— Auch — acaricio mi cabeza cuando ella me propina un golpe para que le preste atención.

Y de nuevo escucho la risita de James a mi lado.

No lo pienso ni por un segundo para mover mi pie y darle una dura pisada al suyo.

¡Santa acarena! ¡¿Qué he hecho?!

Espero totalmente asustada a que él me devuelva el golpe o me insulte enfrente de toda la clase. Preparo mi banderita blanca para pedirle disculpas o, en caso de que las cosas se salgan de control, preparo mis puños súper fuertes. Sin embargo, no llego a necesitar ni la bandera ni los puños porque él lo único que hace es volver a reírse.

Uh.

— Thea, debes hablar con Mathew — vuelvo a concentrarme en Diane cuando ella continúa hablando completamente ajena a las raras interacciones entre mi compañero de clase y yo —: Se está comportando como un completo imbécil por culpa de una recién llegada. ¡Incluso ella ya parece su novia y no tú! Te lo juro que he soñado tantas veces con tener sus extensiones en mis manos.

Me río suavemente al imaginar semejante cosa. Sería tan divertido ver eso. Las extensiones rubias de Ariana enredadas en los dedos de mi mejor amiga.

— Diane, cálmate — sacudo la cabeza para concentrarme de nuevo en el asunto —. Hoy hablaré con Mathew, lo prometo.

Si es que consigo encontrarlo a solas, me digo mentalmente, porque Ariana siempre se lo pasa junto a él.

Quisiera decir que todo esto no me duele, pero mentiría. Más que mi novio, Mathew ha sido mi mejor amigo. Ver la facilidad con la que él pone a una desconocida por encima de mí, sólo logró que me decepcionara de él.

Todo lo que me he cuestionado estas dos semanas es: ¿realmente vale la pena seguir con alguien así?

Si no he roto con él es por respeto a los años de amistad que tenemos, porque estoy esperando a que me dé una justificación con la cual yo lo pueda perdonar y al menos podamos seguir siendo amigos... pero nada ha llegado.

El chico rudo de mi clase |Disponible en fisico y en Epub|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora