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Miro mi navaja, la que siempre llevo conmigo, la que me apoya cuando mas lo necesito, la que siempre esta a mi lado.

Pienso en cada uno de lo cortes y marcas que he hecho con ella, son imnumerables, igual que mis desgracias.

La acaricio con mis dedos, sintiendola y queriendo clavarmela en el pecho. Un mal movimiento de mis manos, mi dedo sangra.

Un hilo de sangre recorre por mi mano hasta llegar a mis muñecas, se siente caliente, se siente bien en mi muñeca, se ve bien en ella, ¿por que no hacer que sea propia de ella?

La Chica De la Esquina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora