"En la cima"

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Oscuros pasillos, un eco resonante a través de estos marcando de forma secuencial aquellos firmes pasos, aquellos que marcaban que se aproximaba tu fin si estabas lo suficientemente cerca para escucharlo y tus únicas opciones eran arrodillarte o morir por tu insolencia hacia él.

Tantas vidas tomadas por manos ajenas, encomendadas por esta persona hacia aquellos rebeldes que se atrevían a desobedecer ante su autoridad, merecían morir, no permitiría que alguien inferior se atreviera a decir o hacer lo contrario a lo que demandaba. Con sus propias manos forjo aquel reino bajo su poder, su voz dictaba que era lo que debía hacerse, él era la ley, en estos lugares, él era dios.


"Su voz es poder absoluto"


Guardias rodeando cada muro del gran castillo, asegurando su protección, ni una sola cerda tocada por alguien ajeno a la realeza, jardines con las más bellas rosas blancas adornando la vista interior del castillo, corredores amplios sin una señal de polvo, resguardado hasta sus aposentos en la cima de aquella torre, la más alta del castillo, así lo prefería, él quería estar ahí.

"Ustedes abajo y yo arriba"

Aquel reino era el más grande, teniendo una gran fama por sus fuerzas insuperables en la guerra que se cruzase por el camino, cualquiera que estorbara los ideales de aquel rey que se hizo fama en toda la nación, considerado "paraíso" aquel lugar. Ajeno a la fama que poseía aquel territorio, el pueblo viviendo en desgracia, altos impuestos a los plebeyos, mientras feudales y parte de la realeza se regocijaba, los días brillantes que presumían su reputación eran grises en aquel lugar, sin esperanza.

"¿Me estas mirando desde lo alto...?"


Era una gran población que logro obtener grandes bajas a los "rebeldes" que se atrevieron a alzarse, uno por uno, ejecutado ante los ojos de todos para así darles a conocer su lugar. A pesar de esas pérdidas, era una gran población, después de todo...para tener tantos lujos necesitaba tener una gran población a la cual robarle todo lo que poseían.

El castillo era la joya de la ciudad, un tamaño exagerado e impotente.

Ni siquiera la propia guardia real de tal lugar era salvada de aquellos tratos, se exigía demasiado para tan poca recompensa a sus esfuerzos, aunque era más que notorio la diferencia de clases entre caballeros y plebeyos, aunque vivieran en la miseria, era mejor que uno de los tantos pobres mendigando por las calles.


"El rico se burla de él humilde"

No quedaba duda en ningún habitante de aquel reino, que la impotencia, egoísmo, locura y megalomanía...todo ello y más era su rey que les gobernaba sin ellos poder objetar o alzar su vista hacia él sin permiso de este. Un hombre abyecto.


"¿Acaso siempre será así? ¿Moriremos? No,...ya estamos muertos"

Los pasos se detuvieron en los oscuros pasillos, llegando a la sala principal, la sala del trono, antes de llegar a esta, una enorme puerta bloqueaba el paso, aquella alta figura se mantuvo firma a unos metros de la puerta, frunciendo su ceño, miro a la puerta, indignado por tal falta de respeto.

Segundos después escucho como aquel sirviente corría desesperado hacia la puerta para ir a abrir. Demasiado tarde.

Tu...

¿S... Si majestad?

¿Cómo te atreves a hacerme esperar? -

Pero majestad yo...

Tal parece que no conoces tu posición...

Luego de decir aquello desvaino su espada y la coloco de forma firme y estática sobre el cuello de aquel sirviente, al sentir aquel filo rosar contra su garganta, trago pesado temiendo por su vida, a lo que poco a poco se arrodillo en el suelo con pavor bajando la cabeza sin rosar más el filo de aquella espada que ahora se situó encima de su nuca sin titubeo. Rogó por su vida derramando lágrimas que caían en aquella alfombra color carmesí, arrugando un poco está aferrándose a ella, implorando porque le perdonara dejándole vivir, pero era imposible.

¡¡Por favor majestad, tengo a mi esposa y a mi hija!!

Muy bien...

Guardo su espada de vuelta, manteniéndola en su cadera y se encamino un par de pasos a la puerta con el sirviente aun de rodillas mirando el suelo, incrédulo levanto la mirada, volteo atrás de él donde ahora se encontraba el rey arrastrando su capa rosando por la alfombra y parte de esta chocando con el regazo de aquel sirviente, una sonrisa de alivio cruzo por su rostro.

Entonces en lugar de ti que ambas sean ejecutadas....

En ese momento su sonrisa desapareció por completo e imagino a su esposa e hija siendo ejecutadas con crueldad frente a todos, como ellas perecían por su culpa al descuidarse solo un momento, comenzó a llorar y rogar implorando que ahora el fuera él que muriera. Él rey no hizo caso omiso a sus suplicas y solo vio como otros dos sirvientes sin titubear manteniendo la mirada baja, abrieron ambas puertas de par en par dándole por fin acceso a la sala del trono.

Antes de continuar su avance, sintió como aquel hombre desesperado comenzó a tomar su capa comenzando a tirar, volteo viéndolo por encima de su hombro.

Deberías estar feliz al ver que perdone tu miserable vida...pero veo que tu insolencia no tiene límite alguno. Como castigo tendrás el privilegio de ver la ejecución y consecuente a ello estarás en los calabozos mientras los cadáveres de tu esposa e hija sirvan de alimento a los perros.

No dijo nada más y no le permitió responder mientras dos guardias se lo llevaban a rastras, los gritos de dolor y suplicas perseverantes llenaron el corredor hasta que desaparecieron con aquel hombre.

"¿Que hicimos para merecer vivir en este infierno?"

Su semblante no cambió, continuó entrando a aquella gran sala y sentándose en su gran trono de brillante oro y pedrería incrustada, viendo a sus caballeros frente a él que aguardaban a su espera para darle a saber las noticias en el control de los rebeldes.

Se mantuvo meditando unos escasos segundos para luego abrir sus ojos revelando aquella mirada de sangre que delataba su alma con sus pecados previos cometidos a inocentes.

"...Haber nacido..."

-Tea Party- ∆ =Dreams World=

FALLEN  =Shadamy=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora