SÓLO UN DÍA.

38 3 0
                                    

¡Lucia ha regresado a mi lado! Manejo su auto mientras ella va en el asiento del copiloto. Debo aprovechar al máximo este día, ¡un día!, ¡sólo un día! Veinticuatro horas; mil cuatrocientos cuarenta minutos; ochenta y seis mil cuatrocientos segundos... ¿Sólo eso? ¿Tan poquito?... quizás me queda menos de ese tiempo, no la tendré hasta el día de mañana a estas mismas horas.

El tiempo es corto y pasa tan rápido que sólo por esta vez ¡quisiera pedirle a Dios que esto no terminara nunca!, hacer un pacto con él, donde esto fuera lo único que le pediría en toda mi vida; pero claro, jamás he estado con él y dudo mucho que quisiera ayudarme en un capricho mío aunque gran parte de mi vida dependa de ello, mejor dicho, de ella.

Mis pensamientos me invaden, me agobian y no sé cómo afrontar que al caer la noche, Lucia ya no estará más conmigo.

Giro la cabeza a mi lado derecho, para poder apreciarla con mejor claridad. ¡Que hermosa es! Sigue siendo la niña que conocí a pesar de que ha cambiado física y psicológicamente. Lucía. ¡Mi Lucía vuelve a ser mía aunque sólo sea por unas cuantas horas!

Lucy se da cuenta que la miro con detenimiento y profundidad.

— ¿Qué pasa? ¿Tengo algo que no luce bien?— se rebusca en su ropa.

Rio.

—Te ves hermosa. Por eso es que te miro tanto.

—¡Menos mal! Creí que algo no andaba bien.

—¡Todo está bien ahora que estás aquí!

Lucy se queda en silencio. Su sonrisa se congela y convierte en una especie de mueca dolorosa.

—Disculpa, no quise hacerte sentir incomoda.

—No lo hiciste... es sólo que aún no creo que estemos aquí los dos de nuevo.

—Ni yo...— niego con la cabeza para mí mismo al recordar todo lo que pasé y sufrí durante estos tres años que no la tuve a mi lado—. Si yo te contara...

— ¿Qué me tienes que contar?

Y de pronto, me dan ganas de decirle toda la verdad, decirle que nunca la engañé, que no soy un completo idiota mujeriego y gañan que sólo se aprovechó de ella. Quiero decírselo, contárselo, hablarle de aquel inmencionable día que la vi por última vez tras aquel grande ventanal del aeropuerto. Lo que hice en estos tres años, contarle que siempre iba a ese primer lugar donde la besé...

Suspiro, trago saliva y cierro los ojos un segundo al tener que morderme la lengua por no arruinar este día que vuelve a ser mía. Estas explicaciones pueden esperar. Por ahora, lo único que tengo que hacer es reconquistarla, hacerle saber que mi vida siempre fue suya y mi corazón le pertenece, volver a hacer que confíe en mí y en lo que soy.

—Muchas cosas, pero ya encontraré el momento indicado— sonrío.

Nos miramos, nos extrañamos y quiero creer que en sus ojos hay un mensaje que me dice que sigue sintiendo algo por mí.

—Deberías mirar al frente— sugiere—. Podemos chocar y no quiero morir ahora.

Regreso la mirada al camino.

—Tú una vez, me dijiste que no te importaría en lo más mínimo morir porque ahí estaba yo y si llegaras a estar sin mí, te quedarías muerta en vida, que no tendría caso tu existencia. Y... que... si... murieras conmigo... serías eternamente feliz porque yo estaría contigo durante toda la eternidad...

Lucía se queda helada. Su rostro se pone de uno y mil colores para luego quedarse en un amarillo pálido, ante la realidad de las palabras que ella una vez me dijo.

¿TE AMO HASTA EL FINAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora