A

21 3 2
                                    

Al abrir mis ojos, me encontré contigo. Estabas recostado en una cama, cubierto con una manta, rodeado de aparatos extraños que soltaban pitidos y vi cosas encajadas en tus brazos. No pude evitar acercarme e intentar sacarlos, pero justo antes de tocarte abriste los ojos. Café oscuro. Parecías asustado; me sentí asustada también.

—¿Quién eres? —me preguntaste en un susurro inaudible, luego de incorporarte y revisarme de pies a cabeza. Y me pregunté lo mismo: "¿Quién soy?". No recordaba nada del pasado, de mi vida antes de haber despertado ahí.

—No lo sé —te dije y reí. No sabías cómo reaccionar, pero después, como si fuera algo normal que un extraño apareciese en la misma habitación que tú sin explicación, me sonreíste. Pude experimentar una sensación cálida y gustosa.

—Bueno, como no recuerdas, te pondré un nombre —dijiste luego de un largo silencio.

Me aparté un poco para que me vieras mejor y me angustié al instante, pues caí en la cuenta de que tampoco recordaba mi físico.

—¿Cómo soy? —te pregunté. Se sentía raro no recordar mi propio cuerpo. Sólo podía ver que traía unos tenis color café con unas calcetas muy largas blancas y una falda verde.

—¿Cómo eres? —Volviste a sonreír—. Déjame ver... Tienes mejillas regordetas, pelo desordenado negro —Te acercaste a mi rostro poniéndote de rodillas en la cama—, pecas, al parecer; ojos cafés y eres pálida. Traes un vestido verde, calcetas largas y tenis.

Te volviste a acomodar en la cama y diste unas palmadas a la orilla de esta, invitándome a tomar asiento. Pude notar que tenías algo más que decir, pero decidiste disimularlo carraspeando tu garganta.

—¿Cómo me voy a llamar? —te pregunté curiosa.

—Hum... Me parece que tienes cara de... Jann —dijiste. Parecías orgulloso por el nombre que acababas de inventar. Porque, aunque no recordara mi nombre o mi físico, sabía que ese no era un nombre existente. Y que probablemente no parecía de mujer. Ni de hombre.

—Jann —dije, saboreando su sonido—. Suena bien.

—Y, ¿sabes cuántos años tienes? —Negué con la cabeza, y pude sentir un gran peso sobre ella. «Debería arreglar mi cabello» pensé— Hum... Pues aparentas mi edad, así que pongamos que tienes 15.

Sonreí. Me devolviste el gesto. Me pregunté si así sería siempre. Y supe que nunca me iba a separar de ti.

< >

PD: Esta es una historia en la que actualmente estoy trabajando (llevo unos 7 capítulos) y este sigue siendo un borrador. He decidido publicar este primer pequeño capítulo (y tal vez el segundo) para ver la respuesta del público a esta. Aunque la seguiré escribiendo a pesar de todo.

Por tanto, no vayan a estar esperando los próximos capítulos hasta dentro de un par de meses más.

Que tengan buen día <3

El BorrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora