Capítulo 3 - Contratiempos.

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Entré al lugar y de inmediato vi al padre de Vee que leía y rayaba unas hojas concentrado, me acerqué con cierto nerviosismo pero mantenía una sonrisa amplia en mis labios, tenía mucho que agradecerle por el grandioso regalo que me iba a dar.

-Buenas tardes, señor- Murmuré y él dejó los papeles a un lado para mirarme.

-¡____!, que gusto verte. Supongo que estás aquí por tu regalo- Sonrió, le dijo un par de cosas a la secretaria que logré entender muy bien tal vez por mi nerviosismo o por lo emocionada que estaba - Ella hará todos los tramites, primero te llevará a verlo, así puedes pensar bien si lo quieres - Rió con suavidad y me regaló una última sonrisa amplia para después marcharse a una habitación que decía su nombre en la puerta.

La secretaria se levantó con una carpeta azul en sus manos, el rostro de aquella mujer no se notaba agradable y bueno, eso era lo que menos me importaba, quería mi auto lo más pronto posible. Fuimos a verlo como había dicho el padre de Vee, Quería saltar como una niña pequeña pero la mujer me miraba sonriendo, ladee mi cabeza confundida, me di cuenta que no me miraba a mi sino que a alguien que estaba detrás mío.

-Buenas, necesito que alguien me atienda, no hay nadie en la oficina de la entrada principal, a lo mejor puedes llama a otro vendedor, en serio te lo agradecería- Dijo un chico con voz ronca, me giré y lo miré con atención, casi caí al suelo por lo guapo que era.

Era de tez morena, alto, demasiado alto porque con suerte le llagaba un poco más arriba del hombro, para que hablar de su físico, parecía modelo de ropa interior masculina, lo que más me llamo la atención y me agradó de él fueron sus ojos, a pesar de que eran oscuros te hacían sentir protegida, por unos segundos quise besar sus labios así que sacudí mi cabeza con disimulo intentando no pensar en sus fuertes brazos o en lo que podía ocupar sus manos tan grandes.

-Uhm, ¿podrías ayudarme?, tengo otras cosas que hacer- Habló encogiéndose de hombros y luego me miró así que bajé la mirada de inmediato.

-Si, si yo te ayudo en lo que necesites, no te preocupes- Dijo la chica y dejó los pales del auto arriba de éste.

Los dos comenzaron a caminar mientras veían los autos que estaban en exhibición, yo me quedé quieta con el ceño fruncido , no podía creer que la chica se había ido con ese chico y no continuó el trabajo que su jefe le había dicho, me pareció injusto, además ¡estaba primero que él!. Me acerqué a ellos y toqué el hombro de la chica, le sonreí falsamente y pero ella se giró de nuevo para seguir hablándole al hombre guapo.

-Si te molesto, jovencita, estabas atendiéndome a mi primero, me parece una falta de respeto que hagas eso conmigo, además tu jefe te lo asignó- Alcé una ceja y me crucé de brazos para que se girara pero no lo hizo, eso me molestó más, suspiré con pesadez, me coloqué en medio de los dos dándole la espalda al moreno -Me vas atender ahora o sino le avisaré a alguien para que tengas problemas, al igual que el chico de aquí, tengo muchas cosas que hacer, así que haz los papeles del maldito auto para irme de aquí- Me encogí de hombros y escuché como el chico se reía bajo, me giré para fijarme en él -Y tu no te rías- Alzó sus manos con una sonrisa-.

La chica se sonrojó, así que fue a terminar de hacer los papeles, era veloz haciendo su trabajo, me alegró que hiciera todo tan rápido, me fijé en que el moreno no estaba ya, tal vez otra chica lo había atendido, bueno, no debería importarme él, quería mi auto pronto. Cuando la chica había terminado todo me dio los papeles en la carpeta azul.

-Aquí tienes todo, espero que estés feliz con lo que hiciste, espantaste un chico muy guapo que casi lo tenía en la palma de mi mano, eres realmente una estúpida- Bufó con suavidad y comenzó a caminar a su lugar de trabajo pero se giró después -Pero te irán a dejar el auto a tu casa, debes decirme la dirección y ya está-.

Asentí con rapidez, le di mi dirección y salí de aquél lugar pero me fije que el chico que tanto le gustó a la secretaria estaba ahí, apoyado en una pared de brazos cruzados, me sonrojé un poco porque tenía que pasar por ahí, suspiré con pesadez y caminé sin prestarle atención aunque como la suerte no está de mi lado tropecé con una piedra que estaba en el suelo. El chico agarró mi brazo con delicadeza para que no me cayera al suelo, sólo pude sonreír débil y le susurré un "gracias". Quería que la tierra me tragara en es mismo instante pero sabía que no podía ser posible así que caminé de nuevo, pero él agarró mi brazo.

-¿Te gustaría salir conmigo?, digo, a dar un paseo- Se mantuvo serio y pasó su lengua por su labio inferior.

-Uhm, no, no creo que sea correcto, no te conozco. Lo siento- Quité su mano de mi brazo y caminé.

Una Pasión Prohibida. «Patch Cipriano»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora