Observó su copa vacía y pasó un dedo por el borde. Miró la pequeña mancha rojiza que tenía en él y lo llevó a sus labios. Los lamió. Suspiró y miró el cuerpo de la chica que seguía colgado.
-¡Que alguien la descuelgue de una vez! –ante la llamada, dos empleados descolgaron a la joven de pelo negro y corto que estaba esposada a uno de los hierros que estaban bien sujetos en su "Sala Especial". Al principio, cuando empezó con ese hobby un año atrás, observaba a los cadáveres cuando se los llevaban, pero últimamente prefería ignorarlos. Un muerto es un muerto por mucho que lo mires. Se puso de pie y se acercó a uno de los espejos que estaban en esa sala. Se lamió los labios y observó si tenía la ropa manchada. <<Argh, maldita sea, se movía tanto que me ha mojado>> pensó.
-¿Cómo ha estado? –le preguntó su mayordomo, la persona en la que más confiaba desde hacía años. Básicamente, ese hombre que rondaba los cincuenta lo había criado.
-Sabía mejor que la anterior. Más dulce, no estaba mal. Pero ¿sabes qué me molesta, Ji Kwan? Que no quisiera seguir acostándose conmigo. Ambos sabemos que si lo hubiera querido, esto no habría pasado. Bueno, sí, pero no tan pronto. Odio que los planes se anticipen –el chico se giró y miró al mayor-. De todas formas no me puedo quejar. Salgamos de aquí, no quiero ver cómo limpian esto –el hombre asintió y ambos se dirigieron a la puerta. Mientras caminaban hacia la habitación del muchacho, unos criados pasaron por su lado. Se dirigían a la sala, tenían que limpiarla a fondo.
-¿Entonces hoy saldrás, Yu Kwon? –el chico asintió.
-Aunque me he quedado conforme con ella, mi apetito sexual no se ha ido completamente. Y sabes que eso me molesta –al llegar a la puerta de la habitación de Yu Kwon, se despidieron con un simple movimiento de cabeza.
Yu Kwon cerró la puerta y se dirigió a su escritorio. Encendió su portátil, y mientras esperaba a que acabara de cargarse, cogió el móvil. Buscó en su agenda de contactos y bajó y subió varias veces. Sabía a quiénes tenía que llamar, pero no sabía si estarían de acuerdo con su plan. Apretó el nombre de uno de sus mejores amigos y no tardó en contestar.
-¡Yu Kwon, cabrón! –dijo su amigo soltando una carcajada.
-Ji Ho, ¿tienes planes para esta noche?
-Te iba a llamar precisamente por esto. He hablado con Kyung y me ha propuesto salir los tres. Me va a presentar algunas amigas suyas, y joder, lo necesito. ¿Sabes hace cuánto que no follo? –Yu Kwon suspiró.
-No me importa una puta mierda pero me lo vas a decir.
-¡Un mes! –Le contestó su amigo haciendo oídos sordos al comentario de Yu Kwon-. ¡Un maldito mes! ¿Cómo puede un hombre estar tanto sin mojar? –bufó-. Ojalá fuera como tú y pudiera llevármelas a la cama sin demasiado esfuerzo –Yu Kwon sonrió. Su amigo tenía razón. Además del dinero que tenía gracias a su familia, era bastante astuto con las mujeres. Por no hablar de su belleza. Sí, el chico había nacido con varias cualidades importantes que le ayudaban a, con poco más de una simple mirada, una sonrisa agradable y una conversación no demasiado extensa, abrir piernas. Y era la envidia de sus amigos.
-Escucha, no quiero ir a ningún lugar demasiado grande. Nada de discotecas o mierdas así, quiero un pub pequeño, tranquilo, o un bar.
-Bien, sé dónde te voy a llevar. Fuimos Kyung y yo hace unas semanas, hay buenas tías y de fondo ponen música rock de los sesenta. Dentro de lo que cabe, es bastante tranquilo. Y joder, las copas están de puta madre.
-Hablamos luego, que tengo cosas que hacer.
-¡Oh, qué extraño! El chico importante tiene cosas que hacer –ambos rieron-. Ah, espera, Kwon... -su amigo se quedó unos segundos en silencio-, ¿aviso también a Taeil? –Yu Kwon se lo pensó. Él y Taeil eran buenos amigos, pero por una discusión bastante infantil (cosa que ambos sabían), hacía unas semanas que no se hablaban. A ambos les podía el orgulloso de chico rico.
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Heaven Knows [One Shot]
TerrorLa chica lloraba mientras miraba desesperada a Yu Kwon. Él le sonrió y se acercó a ella, le desató el pañuelo manchado de sangre que tenía ella cubriéndole la boca, y miró feliz a la chica. -¡Por favor! -suplicaba la joven de pelo corto y negro mien...