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Kim Hyeri.

Yo había empezado bien el año.

Siempre pensé que el 2016 iba a ser el mejor año de todos, si así lo deseaba. Lo recibí con mis mejores sonrisas y con muchas ganas, pero nunca esperé que fuera el año en el que sentiría más dolor. Ni tampoco en el que por primera vez, amaría de verdad.

Todo empezó con el comienzo de clases. Como nunca antes, me animé a abrirme a las demás personas y también fui más social de lo que acostumbro. Las cosas marchaba bien y la mayor parte de mis días me despertaba con buen humor. Aquel chico del que estaba enamorada ya no ocupaba el primer puesto en mi lista de prioridades, para variar esta vez, yo estaba primero. Yo y mi felicidad. Hasta que mi mundo se dio vuelta con una noticia que no esperaba, que me demostró que aun lo quería, y mucho más de lo que yo misma podía soportar.

-Hey, Hyeri. -Ya habían pasado los primeros dos meses de clases y yo me encontraba como de costumbre con mis amigas. -¿Te enteraste de la nueva noticia?

Reconocí sarcasmo en la voz de Haru así que traté no parecer confundida. -No, ¿Qué pasó?

-Parece que Jungkook y Ailee por fin lo hicieron oficial, ahora son novios.

En ese preciso instante, pude reaccionar como si no me importara. Asentí con indiferencia al tema, aunque Haru sabía perfectamente que una noticia así me afectaría bastante considerando que hacía ya tres años que yo estaba enamorada de Jungkook. Cuando estuve sola pensé mucho ¿Qué importaba? Sabía que algún día llegaría. A Ailee, él parecía caerle muy bien, era muy bonita y no me sorprendía que Jungkook no se haya negado a sus encantos. De alguna manera, yo me había preparado para esa noticia...

Aunque no lo suficiente.

Sin darme cuenta, mi cara por el resto del día mostraba una tristeza de la que no era consciente. Aun no terminaba mi turno de clases, y yo no quería admitir lo afectada que me tenía la idea de Jungkook y Ailee juntos. Pude evitarlo por completo durante todo el día y gracias a Dios no cruzamos miradas. Eso solo habría ayudado a detonar la bomba dentro de mí que tarde o temprano estallaría... tal y como lo hizo aquella tarde.

Cuando llegué a mi casa, me derrumbé sorprendentemente rápido. Esa bomba de dolor no tardó en demostrarme que sí, que lo quería, quizás lo amaba, tanto que me destrozaba la imposibilidad de tenerlo, pero aun peor, me destruía la idea de que él amara a otra chica.

Lloré durante mucho tiempo aquel día, el tiempo pasó demasiado rápido entre lágrima y lágrima. Cuando dejé de sollozar e intenté abrir los ojos estaban tan hinchados que prefería dejarlos cerrados. Aun así me tomé el tiempo para comprobar cómo la noche brillaba fuera de mi ventana. Había pasado el día y yo había llorado de corrido durante horas. Volví a la cama, el hambre no se hizo sentir, y solo pude dormir entre deprimentes pensamientos y pesadillas decepcionantes, acerca de él.

Sin duda los días siguientes no fueron mejores que aquel. Esa noche fue la primera de muchas en las que no pude dormir plácidamente, solo torturándome con pensamientos y recuerdos masoquistas. Al día siguiente todo el mundo notó mi nariz y ojos rojos. Obviamente no dejaron de hacérmelo saber. A diferencia del día anterior, no pude apartar la mirada de Jungkook y Ailee en todo el día, y no fue nada bueno para mí. Me convencí de que Jungkook había estado enamorado de ella desde ya hace mucho, se notaba que se querían, y que en estos años solo habían estado esperado el momento indicado para soltar el te amo.

El tiempo pasó rápido, de alguna manera beneficiosa para mí. Yo no podía esperar para llegar a mi casa y dar rienda suelta a mis lágrimas, las que había contenido durante todo el día. Llegó un momento en el que Jungkook y Ailee no tenían reparo en besarse en frente de todo el mundo, mucho menos en frente de mí. Ese día no pude contenerme y pedí permiso para retirarme, aunque creo que todo el mundo notó que solo fui a llorar. Nadie sabía el porqué y a la mayoría no le importó. Y si el rumor de que me sentía mal porque Jungkook tenía pareja alguna vez existió, se disipó rápidamente. Pronto los demás chicos comenzaban a sentir curiosidad por verme todos los días, sin falta, con los ojos hinchados. Me convertí en una chica demasiado frágil, y ya todos lo sabían. Con el tiempo, distancié notoriamente de mis amigas y de las redes sociales, lugres donde solo encontraría formas para lastimarme. Mis profesores se preocupaban cuando yo pedía ir al baño, más de una vez al día, solo para pasarme varios minutos de la clase llorando.

Mi preceptor llamó a mis padres un día. Fue cuando me di cuenta de que me había salido de control. Insistí en que eran problemas comunes en toda adolescente, más el estrés del estudio, remarcando que mis notas habían bajado por la poca atención que yo prestaba en clase, muy pendiente de lo que Jungkook hacía con Ailee. Obviamente esto último lo dije en mi mente. Al parecer, no me quedaba otra que fingir mi bienestar. Las cosas cambiaron, y si antes me contenía hasta llegar a casa, ahora no podía hacerlo. Por un par de días intenté no pensar en nada que me hiciera daño, me funcionó muy bien porque solo estuve triste durante aquel día, sin soltar ninguna lágrima, pero solo porque reprimía aquello que sentía. Hasta que llegó el día que rebozaba de dolor, y se me notaba a kilómetros. Aun quería fingir estar bien para mis padres, por lo que en el colegio yo era puro mocos y pañuelos y cuando llegaba a casa me hacía la fuerte. Quizás solo me notaban decaída, pero era suficiente para que no se preocuparan demasiado por mí.

Habían pasado dos meses, y yo me había convertido en una chica demasiado sensible. Sentía que por cualquier cosa podía decaer, era mucho más débil de lo que pensaba. Ahora medio colegio se había acostumbrado a mi constante melancolía. Agradecía que quisieran mantener las distancias conmigo, porque ni siquiera me quedaban fuerzas para encarar a cualquiera que me dirigiera la palabra.

cry ; jeongguk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora