La nieve lo cubre todo

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-no te acerques-dijo alzando el vuelo

-¿volar?, yo también puedo-de su espalda salieron una alas similares a las que anteriormente había aparecido de la espalda de Jun, pero más pequeñas.

-no tengo opción-dijo la chica mirando a Aiba el que aún se encontraba en Shock-lo siento-le miró con los ojos vidriosos

-lo siento, lo siento, lo siento; lo dices como si en verdad lo sintieras...no te molestó para nada engañarnos a todos-

-cállate- se acercó a él y le abrazó

-aw.. que tierna-sonrió irónico

-no es de ternura-sonrió antes de dar fuertes descargas al cuerpo de Sho

-maldita-susurró. Sus garras se enterraron en el estómago de la chica, haciendo que esta le soltase

-no saldrás de aquí con vida-sonrió aquel ser diciendo todo con una mezcla de voces espeluznante, la conciencia de Neko había desaparecido totalmente, ahora aquella criatura controlaba los movimientos de su cuerpo.

-eso es lo que tu crees-

-no es sólo lo que creo... así será-la concentración de energía que había en su palma se transformó en una lanza con la que se fue al encuentro de Sho, éste esquivaba todos sus ataques o los bloqueaba con su cuerpo, pero al hacer eso las descargas que emitía aquella arma le debilitaban

-esto termina aquí-dijo esquivando uno de los ataques ágilmente mientras que iba directo a su cuello, comenzando a triturarlo.

-sa-sakurai-kun-dijo la chica en un susurro con sus ojos llorosos

-¿qué rayos estoy haciendo?-dijo el chico rojo colocando las manos sobre su cara

-eres muy predecible-sonrió la chica transmutando la lanza a cuchilla y atravesando el pecho de Sho haciendo que éste callera al suelo

-lo tenemos Neko sempai-dijo Barbara colocándole el pie sobre el estómago con un arma de fuego en la mano apuntando a su pecho, esta tiritaba... su mente dudaba si matarle o no.

-hazte a un lado-dijo Neko moviendo una de sus alas y con la ventizca moviendo el cuerpo de Barbara para lanzarle una daga de energía directo al corazón-¿tanto le apreciabas?-dijo el ser que ahora controlaba a la chica al notar como las lágrimas brotaban desmesuradamente de sus ojos-a veces no los entiendo-la conciencia de Neko volvió, haciendo que ella callera al lado del cuerpo del chico rojo.

La joven lloraba amargamente en el césped de rodillas se tocaba el corazón y luego miraba al cielo, las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos como si nunca fueran a detenerse. Miró atentamente todos sus rasgos que habían cambiado con la transformación, sus alas la rodeaban tal y como lo hacían sus brazos, abrazándose a si misma temblando, convulsionando por los sollozos que intentaba contener.

-¡no tenías porque matarle!-gritó Aiba desde su lugar

-no tuve elección-gritó amargamente, temblando entre sus sollozos-les dije... les dije que no se interpusieran en mi camino-tomó su cabeza con ambas manos e hizo una especie de reverencia pegando su frente a su regaso

-hiciste que Sho-chan rompiera su promesa-dijo Aiba en tono grave

-¿eh?-dijo Barbara

-él dijo que seríamos amigos para siempre, le hiciste romper su promesa-gritó guturalmente-no... no te perdonaré eso-dijo en un susurro grave

El cuerpo de Aiba convulsionó y cambió hasta hacerse tan blanco como la cal, sus ojos eran de un color rojo tan brillante que deslumbraban, al igual que sus crecidos y filudos colmillos, los que sobresalían de sus labios. Los músculos de su cuerpo además de sus garras crecieron en gran medida, lo que le hacía ver bastante amenazador.

Johnnys la fábrica de vampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora