Wonderwall

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Caminaba por los pasillos de la escuela sumido en la música que salia de mis audífonos. Era el centro de atención, algunos me observaban, algunos le susurraban cosas de mí a sus amigos, otros me señalaban y otros simplemente fingían no verme.

Nadie sabía mi nombre, a nadie le interesaba, no obstante, todos me juzgaban.

Cada noche en mi habitación me preguntaba "¿qué se sentirá tener alguien en quien confiar, alguien con quien pasar tiempo, alguien que te quiera, alguien que daría la vida por ti?" y nunca obtenía una respuesta.

Mis padres casi nunca estaban en casa y cuando estaban sólo era para decirme cuanto odiaban que yo fuera su hijo y, si, siempre terminaba en mi habitación llorando lanzando maldiciones al día de mi nacimiento.

Me senté atrás donde nadie pudiera verme y reírse de mí.

Saqué una libreta y comencé a hacer trazos sin sentido, hasta que sentí la presencia de alguien a mi lado; Eras tú. Un poco temeroso de encontrarme con alguien que solo quisiera reírse de mí, me giré. Encontrándome con un chico pelirrojo mirando al frente, me sorprendí un poco; no lo había visto antes.

Sentiste mi mirada y giraste tu cabeza conectando tus ojos con los míos, eran tan hermosos; me sonreíste y te dispusiste a prestar atención a la clase que había comenzado.

El maestro tomo lista, dijo tu nombre, levantaste tu mano acompañado de un "presente". Me gustaba tu nombre, Michael.

Ese día en especial, las clases no se me hicieron tan largas y, cuando sonó la campana indicando el final del día escolar tomé mis cosas lo más rápido que pude y salí casi corriendo de allí. Llegué a mi casa y la rutina se repetía, estar encerrado en mi habitación escuchando música a todo volumen y, tal vez solo tal vez, escuchar los gritos de mi padre reprochando tener un marica como hijo y no un verdadero hombre. Siempre terminaba igual, mi padre golpeaba a mi madre, mi madre se iba a alguna cantina a embriagarse. Si los medios se enteraran de todo aquello, la fabulosa y exitosa carreras de ellos quedaría arruinada.

Al día siguiente te volví a ver, te volviste a sentar junto a mi, aunque no conociera nada más que tu nombre, me sentía bien contigo.

Ese segundo día te sentaste conmigo en la cafetería.

-—hola—me saludaste—. Mi nombre es Michael.

Fue gracioso yo ya sabía tu nombre y estoy casi seguro que tu lo sabías. Cuando te iba a responder, un chico del grupo de los "populares" (para mi, sólo eran tontos, que gustaban molestar de los demás por su apariencia y/o gustos) se nos acerco:

—Michael, ¿qué haces con este?—preguntó mirándote y después mirándome a mí con un poco de asco, mis ojos estaban comenzando a picar y las lágrimas amenazaban con salir. Era tan débil.

Me sorprendió la manera en la que actuaste, admito, jamás pensé que me defenderías. A decir verdad esperaba que dijeras que solo estabas actuando para después burlarte de mí como todos los demás.

—porqué no mejor te vas y dejas de meterte en los asuntos de los demás, deberías dejar de molestar a las personas que se encuentran a tu alrededor—Dijiste levantándote de la silla—. Dime ¿no tienes nada mejor que hacer que estar jodiendo la vida de los otros? ¿tu vida es así de aburrida? Eres tan estúpido, que es increíble que alguien sea tu amigo.

Me sentí el chico más feliz, nunca nadie me había defendido.

Después de aquel día nos hicimos un poco cercanos, siempre que estábamos en la escuela no te alejabas de mi lado. Eso me hacía sentir tan bien, tan vivo.

Wonderwall ♡ Muke osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora