A la mañana siguiente Lerna seguía riéndose cada vez que recordaba el incidente. Curiosamente, Hermes prefirió seguir durante la noche con forma de cabra, argumentando que si tenía que dormir sobre paja, mejor hacerlo con un cuerpo acostumbrado a ello.
Le parecía excesiva la preocupación; por mucho que él se quejara, los lechos eran bastante cómodos; la paja estaba limpia y las mantas que les habían dado eran tan suaves como las de su cargamento. Por tanto Lerna había dormido de un tirón. De hecho, durmió más de lo que había planeado, querría haber seguido hablando con Hermes de las normas a cumplir durante las siguientes semanas, pero al tocar la cama, el cansancio por las aventuras de todo el día cayeron sobre ella como una piedra.
Debido a las condiciones de penumbra de su mundo natal, en cuanto notaba que un rayo de luz invadía la estancia, solía levantarse. Por lo tanto cuando tenía que levantarse pronto, no necesitaba de aparatos adicionales, solía programar el encendido de las luces. Pero en esta ocasión, a pesar de que el sol ya debía haber salido hacía rato, no se despertó hasta que un Beelin excitado entró saltando y balando en su cuarto. Por muy cansada que estuviera, ninguna somnolencia era capaz de sobrevivir a ese ataque sónico.
Giró la cabeza hacia la cama de Hermes, pero vio que estaba vacía. Se desperezó con calma, y se dió cuenta que había muchos músculos nuevos quejándose del esfuerzo realizado el dia anterior en la pared del acantilado. Le picó un poco, ya que se consideraba en buena forma. Decidió que a la vuelta de la nave tenía que centrarse más en la fuerza de los brazos, tal vez se había centrado demasiado en los ejercicios cardiovasculares. Mientras intentaba recuperar la consciencia, Beelin no había dejado de hablar, pero Lerna no se veía capaz de recordar una sola palabra.
-Beelin, vas a tener que empezar de nuevo, no se qué me has estado diciendo.
Uuups, a lo mejor había sido demasiado honesta, Beelin le miró con cara dolida. Pero por suerte su ánimo rebotaba rápidamente, menos mal.
-Capitana, !ya han pasado dos horas desde la salida del sol! Y llevo levantado desde mucho antes, he estado protegiendo la nave junto con Hermes..
Obviamente, esto hizo que la capitana se levantase de un salto.
-¿Protegiéndola? ¿De qué? ¡¿Qué ha pasado y porqué no me ha llamado nadie si estamos bajo ataque?!
-N-no, no está bajo ataque, la estabamos protegiendo por si alguien quisiera atacarla, pero Hermes me ha estado enseñando técnicas para sorprender a los enémigos, y cómo analizar el terreno para usarlo con ventaja; me ha estado hablando de unas guerras púnicas, y de un tal Arquímedes, que usaba aparatos casi mágicos para derrotar a los atacantes, y..
Lerna respiró tranquila, y dejó que Beelin siguiera hablando, mientras se lavaba la cara. Podría haberse duchado, y por lo que veía le habían dejado una túnica limpia en un perchero, pero su nave tenía más comodidades y allí tenía más uniformes en buen estado. Así que bebió un vaso de leche, cogió una manzana y salió por la puerta, con el cabritillo pisándole los pies y llenándole las orejas de información de todo lo que había hecho por la mañana. A la velocidad que hablaba, cualquiera pensaría que ya hubiera podido contar dos semanas de aventuras, pero no daba la sensación que fuera a terminar pronto.
-Y Beelin, una pregunta, ¿no has notado algo curioso en Hermes esta mañana? -
-Mmm, no, ¿debería haber notado algo? Bueno, se ha cambiado de ropa, pero mi madre me dijo que eso es normal en los humanos, porque no tienen nuestro suave pelaje, y ..
Así que había vuelto a su forma de muchacho. Pensaba que tal vez Hermes había decidido mantener su forma de cabra, para integrarse mejor. Si ella tuviera esa habilidad, probablemente intentaría convertirse en todas las especies que pudiera. De hecho se dio cuenta que es algo que le hubiera venido muy bien de joven, para integrarse mejor en la sociedad de Hidronia. Pero bueno, no podía quejarse, gracias a la previsión de sus padres, había podido hacer lo que siempre había deseado, viajar entre planetas.
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Despertar - Hermes
FantasyEl destino no deja escaparse a nadie, ya se sea mortal o inmortal. Después de siglos de descanso, Hermes, (dios griego de los viajeros, los ladrones, mensajeros y muchas cosas más) vuelve a despertar al mundo de los humanos, con el objetivo glorioso...