Hermes analizóa las dos cabras encima suyo. Se encontraban en tensión, esperando alguna trampa. Eso no era bueno, las necesitaba relajadas. -Honorable Beel, honorable Peeil, como mi estimada compañera ha explicado, esta mañana hemos tenido que subir un acantilado, y luego venir andando hasta el poblado. Nuetro cansancio es extremo, ¿sería posible tener unos asientos y algún pequeño refrigerio?.
El jefe Beel asintió con la cabeza y señaló a una de las cabras que se encontraban en una de las esquinas. Rápidamente armaron una bandeja sobre ella, donde pusieron dos cuencos. Mientras tanto el cabritillo del camino salió corriendo hacia la otra esquina, cogió uno de los sofás blandos y se lo acercó a Lerna. Enseguida trajo otro para Hermes, y mientras la primera cabra ya les había repartido sendos cuencos de leche. Hermes fijó su atención en el cabritillo.
- Gracias pequeño, nos estás siendo hoy de gran utilidad, ¿cómo te llamas?
- Me llamo Beel como mi padre, y como su padre antes que el, y así hasta el infinito. Para no confundirnos hasta que yo sea jefe, me llaman Beelin.
- Bueno Beelin, parece que ya vas aprendiendo los requisitos necesarios para convertirte en un jefe memorable.
Aquí intervino el jefe, y en su tono se dejaba notar cierta suspicacia - ¿A qué te estás refiriendo?
- Un jefe verdadero sabe reconocer y priorizar los asuntos importantes y por otro lado se preocupa de las necesidades de su entorno. Tu hijo al vernos vió la necesidad de anunciar nuestra llegada, y ahora hemos podido ver todos lo rápido qu ha reaccionado para ayudarnos. Debéis estar muy orgulloso de él.
Lerna entornó los ojos, los halagos no funcionaban con Beel, los cortaba de raíz. Pero para su sorpresa Beel pareció inflarse, y miró con cariño a su hijo.
- Sí, su madre y yo estamos bastante orgullosos de él. Es muy apreciado en el pueblo.
- Puedo entenderlo, parece muy vivaz y desde luego tiene energía.
- ¡A quien se lo vas a decir! tuvimos que contratar a dos niñeras, ¡una sola no conseguía mantener su ritmo! -Se rió al recodarlo, y dos segundos después, el resto de la sala comenzó a reir también. Mientras tanto Beelin estaba encantado de ser el centro de atención, y sobre todo de su padre.
- Me lo puedo imaginar, me acuerdo de mi hijo Pan; también era muy travieso. Una vez metió un escarabajo en la cama de su tía Afrodita.
- Bueno, eso no me parece tan grave...
- Ya, pero al saltar hacia atrás asustada, se resbaló con el aceite que él había esparcido en el suelo. Intentó agarrarse a uno de los ropajes que colgaban del dosel de la cama, pero habían sido aflojados, y cayó encima de ella un cubo de agua. Con un pez en el fondo. Por lo cual acabó empapada, herida en su orgullo y con un pez en la cara. El castigo que le pusimos fue acorde a la ofensa, pero ese día en el Olimpo hubo muchas risas.
La gente estalló en carcajadas, y el ambiente se notaba distendido, a diferencia del principio. Beel y Peeil parecían estar totalmente relajados, ( o al menos todo lo relajados que él era capaz de juzgar a dos cabras). Le extrañaba que nadie hubiese comentado que con su aspecto no parecía ser posible que tuviese hijos, pero se imaginó que entre especies sería difícil juzgar las edades.
-Ah, pero al final los niños, niños son. Es su deber cometer travesuras, al igual que es el deber de los padres corregirlas. ¿No lo creeis así, jefe Beel?
- Supongo que sí. Como mejor se aprende, es cometiendo errores.
-¡Muy bien dicho! ¿sois vos acaso de la misma opinión, comerciante Peeil?
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Despertar - Hermes
FantasyEl destino no deja escaparse a nadie, ya se sea mortal o inmortal. Después de siglos de descanso, Hermes, (dios griego de los viajeros, los ladrones, mensajeros y muchas cosas más) vuelve a despertar al mundo de los humanos, con el objetivo glorioso...