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Ya ha pasado una semana y Yoongi no aparece por casa aún.

Taehyung se nota triste, no hace más que recostarse y mirar el techo, mientras susurra cosas inaudibles a mis oídos. Me recuesto al lado de él, pero parece no verme ni sentirme; sigo intentando hablarle, pero de mi boca las palabras salen mudas, eso me irrita, quiero gritarle que me vea, que estoy allí, pero me es imposible.

Puedo escuchar el timbre y el castaño parece que igual lo hizo, se levanta rápidamente y baja las escaleras, para dirigirse a la entrada y encontrarse con el rubio en la puerta.

―Yoongi.

―Taehyung—. Repite el otro, unos segundos más bastan para que Taehyung se largara a sus brazos con diligencia, abrazándole fuertemente.

―Lo extraño, Yoongi, lo extraño, lo siento―. Repite entre murmullos y respiraciones entrecortadas, Yoongi lo toma de la cintura con suavidad y lo entra a la casa, cerrando la puerta tras sí y acorralándole en la pared. Taehyung deja escapar unas cuantas lágrimas que Yoongi limpia con sus manos.

―Sé lo que se siente, Taehyung, lo sé ¡y lo siento!― Exclama en voz alta, ¿con qué derecho le gritaba a mi novio? sus manos van hacia las mejillas del castaño, acariciando éstas y mirando al suelo, podía ver su semblante duro; me acerqué un poco más, y sin querer me choqué contra un mueble, dejando caer de allí un florero.

¿Por qué tal idiota, Jungkook?

Los dos chicos miraron en mi dirección, tragué en seco, me habían descubierto.

―L-lo siento―. Susurro, pero aquella disculpa no sale de mis labios, los chicos no se percatan de mi presencia y eso me asusta.

Sin dar demasiada importancia al florero caído, aquellos dos siguen voltean otra vez a mirarse, Taehyung es más alto que Yoongi, pero el rubio domina la situación con la mano en la cintura del otro.

―Sé que te duele, que lo extrañas, pero aún no entiendo por qué lo hiciste—. Le dice, mientras el castaño sólo mira al suelo con una mueca, mordiendo su labio inferior. Intento analizar de lo que hablan, ¿que hizo mi Taetae? ¿por qué de repente está tan cerca de Yoongi?

—Lo sé, soy un monstruo. Deberías irte, no estar cerca de mí, porque quizá enloquezca y tras esos párrafos lo haga contigo también.

Yoongi se aleja un poco, con los labios entre abiertos y la respiración pesada; la mirada de taehyung sigue en el piso, su labio comienza a sangrar de ser tan mordido, y parece que Yoongi quiere hablar pero no salen las palabras de su boca.

—Me gustas, ¿vale? me gustas. Y no me importa lo que hayas hecho o lo que irías a hacer conmigo, porque yo quiero hacerte feliz en adelante y tu pasado puedes dejarlo tras las putas puertas del sótano—. Exclama en voz alta, ¿le gustaba mi novio? ¿pero qué mierda? Taehyung le mira sorprendido una pequeña sonrisa se escapa de sus labios, seguramente él sentía lo mismo.

No me importaba, de todos modos, ya sabía que ya no me amaba.

De un momento a otro, Yoongi vuelve a acercarse a Taehyung, juntando demasiado sus caras, cada vez más, puedo sentir como sus respiraciones se mezclan, Taehyung lame sus labios, necesitando contacto con el rubio, éste entre abre los labios para atrapar con aquellos los del castaño.

Las manos del más bajo se dirigen hacia la cintura del castaño, y éste coloca sus brazos sobre los hombros de su contrario, siguiendo el beso con suavidad, disfrutándole.

En nuestra propia casa.

¿Qué hice para merecer esto, Taehyung?

Diría que sentía mi corazón romperse, pero ésta vez, no sentía nada; pero aquello me dolía, aquello me asustaba.

¿Qué pasa, Tae? Respira, todo está bien, está bien.

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