El peor de los miedos

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Hola Dra, como usted sabe esta es mi última carta y he prometido contarle como he muerto la primera vez.
En mis anteriores ruegos le describí con detalles la vida feliz y llena de amor que junto a mi hijo Oscar y mi esposa Helena tuvimos en la casa de alto de la calle Guardia.

Fue usted quien, en sus propias palabras, se mostró conmovida por la dedicación y el esfuerzo que hemos puesto para la crianza de nuestro único hijo, pese a la débil salud de Helena y mi situación inicial precaria pudimos progresar y ser una familia de renombre tanto por nuestra actividad comercial como académica.

Fuimos felices, todos los días un poco y un poco más cada año, hasta esa noche, la previa al natalicio número 8 de nuestro Oscar.

Dra, le cuento esto a su pedido, como retribución, no es una historia feliz, espero esté preparada.

Teníamos los regalos, la torta, la comida, nuestro hijo dormía sin sospechar que Helena y yo decorábamos la casa de fiesta, recuerdo besarnos de amor y de orgullo por sabernos buenos padres, Oscar salió del cuarto hacia el baño, escuche el ruido y fuimos a interceptarlo para que no se acerque al comedor donde se gestaba la sorpresa.

Helena lo acompaño nuevamente a la habitación pero no pudo hacer que nuestro pequeño subiera las escaleras de la cama alta de tan dormido que estaba, me llamó y lo alcé hasta depositarlo en el colchón y arroparlo, me miró con sus ojos celestes y me dio un abrazo - ¿ya es mi cumpleaños, papi?, preguntó. -No, dormí chiquitín de papá, mañana ya serás un señor- contesté. Terminamos en el comedor unos últimos detalles y nos acostamos.

No puedo saber por qué, pienso que a lo mejor Oscar tuvo una pesadilla y habló o gritó, pero me desperté esa noche a las 3 y 30, exactamente dos segundos antes de escuchar el ruido, pienso que el terror real tiene sus bases en esto, saber que ese ruido viene del cuarto de tu hijo y verte obligado a correr para ver si está bien, pero ya lo sabes, algo te dice que se ha caído, y ese ruido era de huesos rotos.

A nada se le tiene más temor, consulte usted a todos los padres que quiera, investigue. Abrí la puerta, tuve que hacerlo y ahí estaba tirado, la sangre provenía de los oídos, pero el hundimiento en la frente era muy profundo.

Había caído contra el borde de una mesa de juegos, y el golpe fue tan justo y seco, que sólo pudo abrir los ojos y balbucear, "mamita" empezó a temblar lentamente y su respiración era tan ruidosa y grave que podía decirse que ya no era humana, lo intenté levantar pero algo salió de su frente y se desparramó por el piso, en ese momento entra Helena y cae de rodillas, se arrastra hasta el pequeño gritando "hijo, hij hij" se queda sin voz, lo abraza, lo besa, me ve y pide ayuda, sin decirlo, la conozco desde la primaria, me pidió con la mirada, con toda su alma y amor que todo eso termine.

Soy criado en escuela católica, sabía entonces exactamente lo que debía hacer, busqué en el ropero, detrás del estante de las bufandas y saqué el escapulario de la Virgen del Carmen, por si no lo sabe, si mueres con él la Virgen intercede para que no expíes tus culpas en el purgatorio.

Mi hijo era tan bueno e inocente que iría directo al cielo pensé, mi esposa lo aferraba con fuerza, intuí que estaba catatónica por el dolor, agarré la almohada y empecé a asfixiar a Oscar hasta que su respiración dejo de resonar, Helena sólo pudo mirar, su cara de desfiguraba, más y más, pero no podía mover un músculo mientras yo terminaba con el sufrir de nuestro chiquito.

En un segundo me puse de pie y volví con una cuchilla enorme, sabía que no podía condenar a mi esposa a una vida de sufrimiento, sólo cerró los ojos e inclinó la cabeza, como no tenía armas de fuego pensé que si se la clavaba con violencia en la sien la mataría de inmediato, lamento decir que no salió como planeaba, falle, o no fue tan fuerte o no fue tan profunda, pero se levantó y camino unos pasos agarrándose la cara, le había cortado media nariz también, tuve que atravesarle el corazón y sostenerla hasta que dejó de patear, ella que era la mujer más cariñosa del mundo, cayó al suelo y murió con la mano en la mejilla de su hijo.
Estarían juntos lejos de este mar de sangre y dolor, para mí, un asesino a sangre fría, el destino sería muy distinto, pero como le dije Dra, sabía qué hacer.

Me puse el escapulario, besé las manos de mis amores y salí de la casa a paso veloz, tenía 3 cuadras para arrepentirme de todo.
Cuando me arrodille en la ruta, a la salida de la curva, suspiré y en un segundo se vieron las primeras luces, el camión trató de frenar pero no llegó, me golpeó y arrastró con tanta violencia que sólo vi a mi hermosa esposa y a mi hijito acercarse a mí.

Todo volvió a ser como antes, Oscar estaba sano y feliz, quería abrir sus regalos, mi esposa se mostraba algo enojada por la violencia con la que la maté, pero no tenía una sola cicatriz, entramos a la casa la miré y le pedí perdón, sonrió y me regaló la felicidad eterna, me acerqué para besarla pero no pude, se alejó de mi en silencio.

Cuando me desperté la conocí a usted, el cartel de su ambo estaba manchado de sangre pero leí su nombre: Dra Mercedes Journet, empujaba mi pecho con ambas manos ¿Cómo pudo ser tan cruel y resucitarme en aquella ruta?

Luego de la amputación de mi brazo izquierdo, ingresé a la cárcel a espera del juicio, ahí decidí escribirle, una y otra vez, para que entienda quienes éramos, como nos amábamos, usted me sacó de la felicidad eterna para depositarme aquí ¿con qué derecho? ¿cuántas fueron 100 , 150 cartas?, hasta que la convencí de asumir sus responsabilidades, más que resucitarme usted me asesinó esa noche en la ruta, la vida estaba allá, esto es solo una mueca deforme.

Le envié esta última por un sacerdote que vino a verme al hospital, así que no la revisaron los carceleros, no se preocupe, su visita del sábado me hizo muy bien gracias por traerme el escapulario y por inyectarme ese veneno tan potente, ya escuché a los doctores decir que estoy muriendo por una especie de virus, usted tenía razón sobre el veneno, no pueden detectarlo.

Hagamos Una De TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora