Pensé que era normal, que sería como cualquier persona en el mundo. Me graduaría, iría a la Universidad, conseguiría trabajo, conocería al chico de mis sueños y tendríamos una linda familia...
Lo sé, bastante cliché y aburrido si me lo preguntan aho...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Septiembre, 2016.
Lentamente abrí los ojos al sentir una superficie dura debajo de mí, al abrirlos me di cuenta que me hallaba en un bosque completamente sola.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? –pregunté.
No obtuve respuesta.
Me levanté lentamente del suelo, mientras lo hacía pude observar que traía un vestido largo de color blanco.
<Que extraño>pensé.
Giré rápidamente al sentir ruido detrás de mí, pero al observar detalladamente entre los arboles no vi ada.
<Mejor empiezo a caminar>decidí.
Empecé a caminar por el bosque, tratando de no tropezar con el vestido. La luz de la luna se filtraba entre las hojas de los arboles, dándole un aspecto más tenebroso al bosque.
No sé cuanto llevaba caminando. Tal vez segundos, minutos u horas. De repente oí una rama romperse detrás de mí. Volteé enseguida, pero seguí sin observar nada.
<Debe ser un animal> pensé. No del todo segura conmigo misma.
Camine más rápido por el denso bosque, al instante sentí pasos detrás de mí. Empecé a correr sin voltear a ver qué o quién era lo que me seguía. En mi prisa por establecer una distancia con aquello que me perseguía no vi una raíz que sobresalía de la tierra. Tropecé y caí al suelo, un estallido de dolor se originó en mi tobillo al caer en el frío suelo.
Sentí una mano posarse en mi hombro, giré lentamente para ver quién era el dueño de la mano...
Desperté sobresaltada y sudorosa, dándome cuenta que ya no me encontraba en el bosque, sino en mi habitación. Observé el reloj ubicado en la mesita de noche al lado de mi cama.
Mierda, apenas son las 5:00am.
Completamente despierta, decidí ir a buscar un vaso de leche a la cocina. Al bajar las escaleras observé que la luz de la cocina estaba encendida.
-¿Mamá? ¿Papá? –pregunté, sintiendo un gran miedo al recordar el sueño que tuve hace unos minutos.
Al no tener respuesta, pensé que lo mejor sería dar media vuelta y dirigirme hacia mi habitación.
Perfecto. Un estúpido sueño y ya estas paranoica Lucía.
Iba a dar media vuelta para dirigirme a mi cuarto cuando una voz desde la entrada de la cocina me sobresaltó
- Lucía, cariño –dijo Alice Miller, mi madre-. ¿Qué haces despierta a esta hora? –preguntó, mientras entraba en la cocina y se disponía a hacer el desayuno.
Suspiré aliviada al darme cuenta que era mi mamá y no un loco psicópata que venía a matarme
-Hola mamá –dije, mientras iba a la gaveta por un vaso-. No podía dormir, supongo que serán los nervios por el comienzo del nuevo año escolar –mentí, no muy segura de cómo se tomaría la noticia por mi pesadilla. Mamá es bastante supersticiosa.
