¿Ema? *

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Leila

Estaba clara que no pasaría nada entre nosotros. Me volví a ver en el espejo para terminar de arreglar mi cabello, era castaño claro, que me llegaba un poco por debajo de la marca del brasier. Un suéter de rayas azules y un pantalón negro con zapatillas negras era lo que habia decidido llevar. El maquillaje súper escaso, sabía que lo más resaltante de mi era mi cara, la verdad es que era bastante recta sin curvas y tampoco es que era muy alta, media 1,67 que, para mi edad de 25 años, estaba perfecta. Sabía que no crecería más de allí. Todo lo bonito estaba en mi cara; facciones pequeñas y estilizadas. ojos claros como la miel, nariz perfilada y lo que más le gustaba mi boca, que parecía siempre estar rosada.

Acomode todo, limpie como loca después de llegar de trabajar. Nada estaba sucio en realidad solo lo hacía para calmar los nervios.

Busqué algunas películas de terror ya que no quería ver nada de romance, no creía que a Matt le gustara eso. <<Yo no sé nada de Matt>> me recordé, bueno si pensé se que trabaja en la florería donde lo conocí, ¿Tenía tanto tiempo trabajando allí y no lo había visto antes? Bueno quien sabe, el "destino no nos quería conectados" bromeé para mis adentros.

Puse tres opciones en la mesa y prendí la tv para esperarlo. El reloj decía que ya iban a dar las 8. No faltaba mucho para que llegase.

.....

Narra Matt:

Había ido a su departamento caminando, estábamos a solo 20 minutos de distancia. Toque el comunicador para llamar―

―Por favor con la señorita Leila.

Una voz de chica me respondió al otro lado, al parecer el edificio contaba con seguridad.―Umm, si, la señorita Leila espera una visita, nombre por favor.

―Matt.

La voz de la mujer cada vez se volvía más insoportable. – Disculpe, ¿Matt qué?

¡Qué fastidio! pensé para mis adentros. Ni siquiera Leila sabía mi apellido ¿Para que lo quería ella?

―Matt Brien― dije secamente. La puerta emitió un sonido y se abrió― Gracias.――por hacer perder mi tiempo, pensé.

―De nada, la señorita lo está esperando, piso 3A.

Me adentré en la caja metálica y marqué el piso. Las manos me sudaban como loco. Secandomelas en los pantalones respiré profundo. Lo último que quería era parecer un adolescente cachondo.

Al llegar a la puerta, arreglé un poco mi vestimenta. Solo era una camisa, algo pegada, blue jean y zapatos cómodos. Toqué el timbre y Leila me recibió con una hermosa sonrisa.

Leila:

―Si, sí. Dígale que pase, lo estoy esperando― le dije a la mujer de recepción entonces apagué la tele y fui a la puerta.

Me saqué el pelo fuera de la cara y me dije a mi misma ¡ya Leila no eres una adolescente compórtate!. Entonces tocaron la puerta dos veces, y yo sabía que era él.

Mis ojos se encontraron con los suyos y al instante sentí la misma punzada en el corazón, que si no fuera porque llevo ropa interior me hubiese hecho pis encima – Me sorprendía lo nerviosa que estaba.

― Hey – me saludó en forma relajada.

―Hola, Matt. Pasa por favor ― dije dándole paso. El aceptó adentrándose a mi apartamento.

― He traído palomitas de microondas con queso cheddar, no estaba muy seguro pero me arriesgue a que te gustaran― me tendió las palomitas y yo caminé hacia la cocina a ponerlas en el microondas, mientras caminaba le contesté.

Cuando Te Vi ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora